
«Bonhoeffer, el espía» («Bonhoeffer»), la película escrita y dirigida por el estadounidense Todd Komarnicki (guionista de títulos como «Sully» de Clint Eastwood), trata sobre la figura de Dietrich Bonhoeffer, protestante y teólogo luterano que participó en el movimiento de resistencia al nazismo y en una conspiración para derrocar a Hitler.
«Bonhoeffer», biopic de una influyente figura cristiana del siglo veinte, está protagonizada por Jonas Dassler («La revolución silenciosa«) en el papel de Dietrich Bonhoeffer, junto a Moritz Bleibtreu («El experimento»), August Diehl («Malditos bastardos«), David Jonsson («Alien: Romulus«) y Nadine Heidenreich, entre otros.
En tiempos de Hitler, la cruz gamada llegó a ocupar el lugar del crucifijo en algunas iglesias alemanas. Basada en hechos reales, esta película narra la historia de Dietrich Bonhoeffer, un pastor luterano y teólogo pacifista (aspecto este que no se trata en la película) cuya fe y principios le llevaron a convertirse en espía, proteger a judíos y participar en un complot para asesinar a Hitler.
Infiltrado en el servicio de inteligencia militar alemana (Abwehr), Bonhoeffer aprovechó un encargo de propaganda para trasladar a Suiza a siete judíos perseguidos; una misión que fue posible gracias al dinero de simpatizantes extranjeros con el que compró la complicidad de la policía de fronteras.
Comprometido con la resistencia y en contra de su propio pueblo, dejó un legado de dureza tenaz contra los nazis que finalmente le hicieron pagar con su vida la oposición al régimen, ahorcándole a los 39 años, en abril de 1945, en un campo de concentración, pocas semanas antes del suicidio de Hitler, acusándole de promover un nacionalismo cristiano.
Dejó 34 obras escritas aunque la película las ignora, centrándose en sus actividades clandestinas: «El hombre de fé se convirtió en un hombre de acción, rebelde ante la nazificación de la iglesia protestante alemana y el antisemitismo del Reich» (The Times of Israel).
Hojeando algunas publicaciones para ver el tratamiento que «Bonhoeffer. El espía[1]» –película que denuncia abiertamente la connivencia de la iglesia protestante alemana con el nazismo- recibió cuando el pasado mes de enero se estrenó en varios países europeos, me sorprendió la controversia que había generado, así como el hecho de que en publicaciones declaradamente cristianas (protestantes, evangélicas, luteranas…son muchos los apellidos posibles) la crítica fue casi unánime en la elección de adjetivos: provocadora, anacrónica, peligrosa, llena de errores históricos, que incita a la violencia, y que en varias se menciona «que está gustando a los trumpistas».
«¿Qué hacen unos célebres actores alemanes (…) en el reparto de una película que en Estados Unidos están utilizando con fines propagandísticos los cristianos conservadores y los seguidores de Trump?». La pregunta, recogida en la prestigiosa publicación Courrier International, la ha publicado el diario muniqués Süddeutsche Zeitung.
En lo que parece un pulso entre distintas corrientes cristianas (no católicas), nueve miembros del casting de la película, entre ellos Jonas Dassler y August Diehl, publicaron otra declaración en el diario israelí Times of Israel. Amparándose en «los principios del Sermón de la Montaña», afirman su apoyo a la película y denuncian los intentos de expropiación intentados por movimientos de extrema derecha: «Para nosotros, la historia de Dietrich Bonhoeffer ilustra la necesidad de alzarse contra los regímenes totalitarios y de actuar frente a los sistemas de mentiras, sectarismo, nacionalismo, racismo, antisemitismo, homofobia, transfobia y xenofobia. Se trata de defender nuestra historia y nuestra cultura contra la apropiación y el revisionismo histórico (…) La herencia de Bonhoeffer nos enseña a preocuparnos siempre por las personas marginales de nuestra sociedad, y a no juzgar a la gente en función de su raza, sexo, sexualidad o clase social».
Otros críticos no han llegado tan lejos, aunque más de uno acusa a los autores del film de «permitirse libertades con la verdad». Paradójicamente, y según algunas de esas publicaciones, sus seguidores actuales se sitúan en la extrema derecha, «lo que preocupa a los familiares (de Bonhoeffer) y a algunos profesores universitarios que denuncian la apropiación de su herencia por el escritor ultra Eric Metaxas –«personaje emblemático de lo que el diario The New York Times llama «la fusión del cristianismo evangélico blanco y el extremismo trumpista»- autor en 2011 del libro «Bonhoeffer: Pastor, Mártir, Profeta, Espía», que le utiliza «para oponerse a la política ‘woke’ de los demócratas» y que ha comparado la administración Biden con la Alemania hitleriana de 1933-34».
El pasado 18 de octubre se publicó en la prensa alemana una carta abierta firmada por 86 descendientes adultos de la familia Bonhoeffer, que denuncia como «un biopic que deforma la historia», transformando a su protagonista en un ‘santo evangélico’, y califica a la productora –Angel Studios- de «productora evangélica de derechas».
Los descendientes de Bonhoeffer denuncian también otros intentos de recuperar la herencia del pastor por parte de la extrema derecha. Uno de ellos es el Projet 2025, un programa político elaborado por The Heritage Foundation, un influyente think-tank de Washington, que en el prólogo cita a Bonhoeffer y su concepto de la «gracia barata» –denuncia de una fe sin compromiso real- para criticar a algunas corrientes progresistas, asociando la idea al «activismo de fronteras abiertas» y a «la historia de amor de la izquierda con el extremismo medioambiental», lo que «se aleja completamente del pensamiento del teólogo alemán».
Para el realizador Komarnicki, quien describe a Bonhoefer como un hombre de fé y de amor, «no podría estar más alejado de un nacionalismo cristiano (…) El hecho es que no pertenece a ningún grupo. Es una voz singular de amor, de gracia, de justicia y de valor, y su mensaje es hoy tan límpido como lo era durante la Segunda Guerra mundial».
- «Bonhoeffer. El espía» se estrena en la cartelera madrileña el viernes 16 de mayo de 2025