Los editorialistas y hacedores de opinión en la prensa dominante se han apresurado en afirmar con alivio que el país no estaba hoy paralizado, una evidencia o verdad de Perogrullo, mientras no haya una huelga general en los sectores económicos claves.
Sin embargo, la movilización de 250.OOO personas en las principales ciudades de Francia, cerca de treinta mil en París, marcan este 10 de septiembre 2025 una victoria por el momento simbólico de esa protesta ciudadana que ha tenido lugar fuera del esquema tradicional de partidos y sindicatos, y con fuerte presencia de la juventud. De relieve por su amplitud la movilización en ciudades como Clermont Ferrand, Rennes, Toulouse, Marsella, Lyon, Montpellier o Estrasburgo, entre otras.
Las amenazas del dimisionario derechista ministro del interior Bruno Retailleau, avaladas por Emmanuel Macron, movilizando ochenta mil policías armados como robocops contra la protesta popular, no han intimidado a la juventud en este país, que se ha movilizado con mayor intensidad que en otras ocasiones.
Las manifestaciones en el mismo momento en que el nuevo primer ministro tomaba posesión de su cargo, estaban centradas no en esa insignificante noticia, sino en la demanda de dimisión de Macron y en el rechazo de su injusta política económica y social.
Esta jornada se ha caracterizado por múltiples iniciativas locales de bloqueo, piquetes de huelga en el metro, estaciones de tren, bulevar periférico, colegios, universidades, hospitales, barrios, manifestaciones espontáneas que escapan al masivo despliegue policial, acciones variopintas rápidamente reprimidas con violencia por los antidisturbios, que como en los casos del movimiento «nuit debut» (en 2016) o de los «chalecos amarillos» (2018) han tenido lugar fuera del control sindical o político.
Sin ceder a las provocaciones, en París más de diez mil personas acabaron la jornada de este miércoles en la Place de Fetes, con una concentración festiva, no anunciada previamente y que la policía no pudo impedir. Mientras tanto, la concentración en la Plaza de la República seguía su curso cercada por los antidisturbios en todos sus accesos, para intimidar e impedir la libre circulación de los manifestantes.
La ceguera y la sordera de Macron que ningunea la movilización popular y reitera su intención de permanecer en el poder sea como sea, es reconocida hoy por la mayoría de los franceses, pero la ira y el hartazgo de la población (‘ras le bol’ dicen en Francia) tendrá que encontrar el camino de una alternativa a esta deriva autoritaria de la Quinta República, en donde una sola persona (el presidente monarca) decide de todo ignorando la representación parlamentaria.
Como estaba anunciado, tras la caída de Bayrou, el jefe del Estado se ha apresurado en nombrar un nuevo y minoritario primer ministro: Sebastien Lecornu (ex ministro de defensa) tan minoritario y macronista como el anterior, pero con un pedigrí aún más derechista, lo que suena a verdadera provocación, o ánimo de satisfacer a la ultraderecha de Marine Le Pen.
La izquierda parlamentaria ha anunciado ya su decisión de reclamar la dimisión de Lecornu, así como la del jefe del Estado obstinado y aislado en su torre de marfil. Las organizaciones sindicales y los partidos de izquierdas han saludado hoy el éxito de esta jornada en la que no participaban directamente y consideran que es un buen punto de partida para la organización de la anunciada huelga general del próximo 18 de septiembre.