Berta Brusilovsky se adentra en la arquitectura del pensamiento; un paso más que da la oportunidad a los lectores de conocer las necesidades reales de las personas mayores; la accesibilidad y lo que resulta invisible a todos los efectos en los edificios, esos que no son vivenciales ni terapéuticos.
Para ella, la arquitectura es una práctica social y cultural que debe responder con amplios criterios funcionales y estéticos, aquellos que se adapten mejor a los procesos neurológicos comportamentales y físicos de todas las personas. «No debería ser una escultura para admirar desde afuera y vivir con dificultades desde adentro», añade.
En esta línea de pensamiento y acción se reúnen el envejecimiento como funcionamiento humano y la arquitectura con una propuesta para el desarrollo de recomendaciones técnicas, funcionales y estéticas para diseñar entornos y edificios vivenciales y terapéuticos: que se convertirían en un conjunto de valores que culminarían en la justicia.
Esta publicación (investigación teórica y aplicada) se basa en los estudios y procedimientos que se han llevado a cabo en proyectos de accesibilidad para la diversidad de modos cognitivos de las personas en general, y el análisis en particular de la espacialidad de centros de día, residencias para adultos-mayores y proyectos llevados a cabo sobre la base del modelo para diseñar espacios comprensibles.
Su intención es que pueda servir de base para el desarrollo de directrices técnicas actualmente escasas y dispersas, relacionadas con la atención, protección y mejora de la calidad de vida de las personas, en especial en zonas urbanas, que no facilitan un desenvolvimiento adaptado a las características de salud, físicas y psicológicas tan diversas de la población mayor.
A su juicio, es necesario que todos los profesionales, incluidos los del diseño y la construcción, piensen en la importancia de dedicar un tiempo a compartir experiencias en materia de espacios idóneos para la vejez.
Desde los equipamientos que se diseñan; que son muchas veces entendidos como lugares hospitalarios y asistenciales, (no para la recreación y la activación neurológica); o como conjuntos hoteleros donde prevalece el concepto estético de sus fachadas y sus materiales, (en lugar de buscar una ética del diseño), que favorezca a las personas en su funcionamiento integral.
En ese sentido, se limitan experiencias vitales, vivenciales, que resultan imprescindibles tanto en la infancia, como en la madurez, pero que, en la vejez, si no hubiera este tipo de aportes, la vida se reduciría esperando que, de la mano, se dirijan sus días y sus noches hasta que, injustamente, terminen muriendo de soledad o de pena.
El libro sin duda es un gran reto que se asume con un enfoque integral y, sobre todo, profundo, porque mira hacia el interior de las funciones neurológicas y hacia el exterior de la conducta; esto es: las complejas relaciones del sistema nervioso humano (SNH) en su experiencia espacial.
Berta Brusilovsky Filer es arquitecta y urbanista. Presidenta de la asociación para la comprensión fácil de entornos y edificios (ACFEE), entidad que tiene como objetivo promover la accesibilidad universal en especial en el espectro cognitivo por su ausencia en la normativa y en la práctica de la anterior.