La figura de la enfermera escolar se perfila en 2025 como un elemento clave para fortalecer la salud en los centros educativos, pero su implantación en España continúa siendo desigual.
Desde que en febrero de 2020 se publicó en Aquí Madrid la campaña para implantar la enfermería escolar en los centros educativos[1], han surgido avances —como un aumento del treinta por ciento en el número de profesionales y la creación del Observatorio Nacional de Enfermería Escolar—, aunque la ausencia de una regulación estatal y la variabilidad autonómica siguen obstaculizando una cobertura homogénea.
El panorama nacional: cifras y tendencias
En los últimos años, los informes del Consejo General de Enfermería (CGE) y diversas revisiones científicas coinciden en que la presencia de enfermería escolar en España ha mejorado, pero persiste como insuficiente.
Según la Asociación Madrileña de Enfermería en Centros Educativos (AMECE), España contaba en 2024 con unas 2929 enfermeras escolares, lo que representa un incremento de aproximadamente un treinta por ciento respecto a 2020.
Sin embargo, la ratio promedio es de una profesional por cada 6300 alumnos, muy lejos de la media europea de una por cada 750 escolares, según datos de Redacción Médica.
Este crecimiento pone en valor el carácter estratégico de la enfermería escolar, ya no solo para atenciones puntuales de salud, sino para promover hábitos saludables, apoyar en enfermedades crónicas y aliviar la carga docente.
No obstante, persisten graves brechas territoriales: algunas comunidades autónomas apenas cuentan con unos pocos profesionales para miles de alumnos, según ConSalud.
El reto regulatorio
Uno de los principales escollos señalados es la ausencia de un marco legal estatal que obligue la presencia de enfermeras escolares en todos los centros educativos.
Las entidades profesionales como los colegios oficiales de enfermería insisten en la necesidad de una ley nacional que establezca competencias, ratios, jornada y financiación.
Áreas de avance
- Reconocimiento institucional: La creación del Observatorio Nacional de Enfermería Escolar en 2020 permite recabar datos y visibilizar la figura.
- Mayor sensibilización: Tanto en el ámbito educativo como sanitario se reconoce con más claridad que la enfermería escolar puede contribuir al bienestar estudiantil y a la mejora del rendimiento académico.
- Proyectos autonómicos piloto: Algunas comunidades han iniciado programas con enfermeras escolares, especialmente para alumnos con necesidades de salud especiales.
Lo que aún queda por hacer
- Lograr una ratio cercana a la de los países de referencia europeos.
- Normalizar la figura para todos los centros educativos, no solo los que atienden enfermedades crónicas o altas necesidades.
- Garantizar una jornada completa de la profesional en el centro, no sólo visitas puntuales o compartidas.
- Definir claramente las funciones, inclusión en los equipos de los centros y financiación estable en cada región.
Situación en la Comunidad de Madrid
En la Comunidad de Madrid los datos muestran una realidad mixta.
A pesar de ser la región que presenta cifras relativamente mejores, el grado de cobertura sigue lejos de la ideal.
Según el Colegio Oficial de Enfermería de Madrid (CODEM), para el curso 2025/2026 sólo el 22 por ciento de los centros públicos y concertados contaban con enfermera escolar a 31 de enero de 2025.
Por otro lado, informes anteriores indicaban que en Madrid había alrededor de 1000 enfermeras escolares, frente a 650 en Cataluña y 437 en la Comunidad Valenciana.
Factores específicos en Madrid
- La implantación suele centrarse en centros con alta matrícula de alumnos con necesidades educativas especiales (ACNEE), lo que limitaba la cobertura a otros centros.
- La administración regional ha vinculado la asignación de enfermeras escolares al número de alumnos con necesidades específicas, lo que deja fuera muchos centros, según datos de la propia Comunidad de Madrid
- Las organizaciones profesionales critican que la falta de normativa común en todas las comunidades genera una cobertura «en mosaico» y desigual.
Qué hace falta en Madrid
- Extender la presencia de enfermería escolar a aquellos centros sin profesionales, no solo a los que ya tienen alta demanda.
- Establecer un modelo que contemple jornada completa, integración en el equipo educativo y enlace sistemático con el servicio de Atención Primaria.
- Garantizar recursos humanos y financieros de forma estable, más allá de programas puntuales o temporales.
Impacto y oportunidades en el ámbito educativo y sanitario
La figura de la enfermera escolar aporta múltiples beneficios: atención más rápida de emergencias en el entorno educativo, mejor gestión de enfermedades crónicas (asma, diabetes, alergias), reducción del absentismo, y refuerzo de la educación en salud.
Asimismo, la colaboración entre la enfermera, el profesorado y las familias permite un enfoque más integral de la salud de los alumnos, favoreciendo su bienestar y su capacidad de aprendizaje indica la RSI
Para las organizaciones de padres, sindicatos y centros escolares representa una mejora en la calidad del servicio educativo y sanitario, y para los responsables de salud pública supone una oportunidad de intervención temprana y promoción de hábitos saludables desde edades tempranas.
Retos de futuro y recomendaciones para avanzar
- Normativa estatal: Impulsar una ley que establezca la obligatoriedad de la enfermera escolar, defina su jornada, competencias y financiación.
- Cobertura universal: Avanzar hacia la presencia en todos los centros educativos, tanto públicos como concertados, sin depender únicamente de indicadores de vulnerabilidad.
- Ratios optimizadas: Aumentar el número de profesionales para acercarse a la media europea (~1 por cada 750 alumnos).
- Formación y especialización: Crear itinerarios formativos que reconozcan la enfermería escolar como especialidad o área específica.
- Integración y coordinación: Asegurar la vinculación entre la enfermera escolar, el profesorado, el equipo de orientación, las familias y los servicios de salud.
- Transparencia y evaluación: Aprovechar los datos del Observatorio Nacional para monitorizar avances, desigualdades autonómicas y buenas prácticas replicables.
Faltan recursos
Se puede concluir que, aunque se han producido avances en la implantación de la enfermería escolar en España desde la campaña de 2020, la cobertura sigue siendo parcial y muy desigual entre comunidades.
La Comunidad de Madrid, a pesar de liderar algunos indicadores, aún sólo alcanza aproximadamente el 22 por ciento de los centros.
Para convertir esta figura en un pilar del sistema educativo y sanitario es imprescindible un marco regulatorio estatal, una inversión sostenida y un compromiso real con la equidad territorial.
En definitiva, se trata de garantizar que cada centro, cada niño y cada niña, puedan beneficiarse de la atención, prevención y promoción de salud que merece.




