Los años del paso de los siglos diecinueve al veinte fueron de una importancia trascendental en la evolución de las sociedades europeas y de sus manifestaciones artísticas.
También de la española, como se refleja de una manera espléndida en una muestra en el Museo del Prado que ocupa todas las salas de las exposiciones temporales y recoge las interpretaciones de los artistas de la época sobre esta transformación, centradas predominantemente en temáticas de contenido social.
Son casi trescientas obras que abarcan los temas hacia los que los artistas dirigieron sus miradas, como el trabajo industrial, la educación, la medicina, los accidentes laborales, la emigración o las reivindicaciones obreras, aspectos de la vida contemporánea que estaban ausentes de las miradas de los artistas.
Otros ya tratados como la religión y la muerte o el trabajo en el mar y en el campo, son ahora vistos desde nuevas perspectivas.
La exposición recoge también una amplia muestra de fotografías, como testimonio de un arte que comenzaba a mostrar sus logros estéticos y sociales y aportaba una visión objetiva y realista de aquella sociedad.
Destacan una veintena de cuadros de grandes dimensiones junto a algunas esculturas y obras de arte gráfico y a colecciones de fotografías para las que se han habilitado gabinetes especiales.
En el recorrido se alternan los nombres más destacados de la época: Darío de Regoyos, Ricardo Baroja, Hermen Anglada-Camarasa, Isidre Nonel, Ignacio Zuloaga, Julio Romero de Torres o Gutiérrez Solana.
La exposición se articula en secciones que albergan los distintos temas.
En la dedicada al trabajo en el campo los artistas buscaron una veracidad que a veces estaba en el lado más sombrío de la realidad, dando una visión crítica a través de la aspereza del paisaje y el sufrimiento de los animales.
En el trabajo en el mar presentan los peligros propios de la pesca y la navegación, accidentes y naufragios o fijan la atención, como Mateo Inurria, en los tipos y los paisajes: escenas de puertos, barcas amarradas o saliendo a faenar, que también interesaron a fotógrafos como Josep Esquirol.
La industrialización fue uno de los temas destacados de estos años y los artistas, a través de sus obras, denunciaban el trabajo infantil (Santiago Rusiñol) o mostraban en toda su crudeza los esfuerzos de los trabajadores (Darío de Regoyos o Ricardo Baroja). Hay también muestras de la publicidad surgida de la necesidad de propagar los productos industriales a través de las artes gráficas de carteles y litografías.
Uno de los apartados más interesantes recoge el trabajo de la mujer tras su incorporación al mundo laboral. Ya participaban en labores del campo y de la pesca, pero en esos años su presencia se hizo cada vez mayor en la artesanía y la industria. El arte recogió esta actividad en litografías, aguafuertes y óleos de Tomás Campuzano y Darío de Regoyos y en las fotografías de Julio Peinado y Hernández Rubio.
La religión ya había sido un tema presente en la pintura anterior a estos años y ahora va a ser una de las referencias para artistas y fotógrafos, tras establecer la Constitución de 1876 la religión católica como la oficial del Estado a pesar del desarrollo de un pensamiento laico regeneracionista.
Esta doble mirada se expresa a través de pintores de diferente signo. Los sacramentos (Ramón Casas), las obras de misericordia (Luis Menéndez Pidal), las procesiones (Regoyos, Ortiz Echagüe y Gutiérrez Solana), los exvotos (Ventura Álvarez).
Los avances de la ciencia y de la medicina también interesaron a los artistas, que trasladaron a sus cuadros escenas de médicos y de personas enfermas, de sanatorios, morgues, vacunaciones, intervenciones quirúrgicas, enfermedades mentales…con obras de Santiago Rusiñol, Vicente Borrás, Luis Jiménez Aranda, Enrique Paternina, Sorolla o Pablo Picasso.
En el apartado de los accidentes laborales los artistas denuncian en sus obras la desprotección en las faenas del mar («Y aún dicen que el pescado es caro». Sorolla), la construcción («Una desgracia». José Jiménez Aranda) y en fotografías que recogían catástrofes, descarrilamientos, incendios o hundimientos de edificios.
La prostitución fue otro de los temas que atrajo a muchos pintores, casi siempre desde el punto de vista de la denuncia y de los abusos, asociado a la injusticia social y la explotación. Sorolla, Antonio Fillol, Gonzalo Bilbao, Ignacio Zuloaga, Julio Romero de Torres, Anglada Camarasa y Picasso trataron el tema desde una visión urbana de cafés, cabarets y espectáculos y también con escenas sórdidas de mujeres en calles y burdeles.
La emigración a América Latina fue constante durante todos estos años y los artistas no perdieron de vista este acontecimiento en cuadros con figuras de emigrantes en cuyos rostros se refleja la tristeza de la partida y la incertidumbre del futuro.
A causa de la emigración interior del campo a la ciudad, en las grandes urbes comenzaron a crecer los suburbios donde se hacinaban miles de personas afectadas por la miseria y las enfermedades.
Sorolla, Gutiérrez Solana, Isidre Nonell, Ricardo Baroja llevaron a sus cuadros la precariedad de estos nuevos escenarios, con los asilos y las colas del hambre.
La nueva sociedad industrial trajo consigo las movilizaciones obreras a través de huelgas y manifestaciones reprimidas con frecuencia con violencia y muerte. Vicente Cutanda, Rusiñol, José Uría, Antonio Fillol, incluso Sorolla recogieron en algunos de sus cuadros estos enfrentamientos.
También está aquí el tema de la educación, en una sociedad en la que más del setenta por ciento era analfabeta. Además del Estado, la Iglesia estaba muy presente en el sistema educativo, aunque la Institución Libre de Enseñanza promovía una educación laica. Julio Romero de Torres, Ricardo Baroja y Domingo Muñoz llevaron a sus cuadros estos diferentes aspectos.
El tema de la muerte, presente en etapas anteriores, cobró una importancia decisiva en el arte de estos años. La muerte violenta, las ejecuciones por garrote vil (de las que hay fotografías, al tratarse de acontecimientos públicos), los suicidios, los velatorios, los entierros o la gran mortalidad infantil están en muchos cuadros de esta muestra.
- TÍTULO. Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)
- LUGAR. Museo del Prado. Madrid
- FECHAS. Hasta el 22 de septiembre