El próximo 26 de septiembre (2021) asistiremos a la retirada de la canciller alemana Angela Merkel, sin duda una de las políticas más influyentes de la Unión Europea.
Ha gobernado durante dieciséis años un país como la República Federal Alemana, motor de dicha UE, dando una lección de saber estar, gobernar, y al mismo tiempo de ser humilde, llegado el caso, al ser capaz de pedir perdón por un error cometido, una muestra de honestidad política. Sucedió el pasado 24 de marzo, cuando en el Bundestag o Parlamento alemán pronunció la frase «Entschuldigung» («Perdón») por una medida errónea tomada por ella respecto a la COVID-19.
Resulta difícil describir a una mujer que tanto ha dado que hablar durante todo este tiempo por lo que ha significado para una Unión Europea en la que el liderazgo es algo muy importante.
Hija de un pastor protestante y de una profesora de inglés y latín, Angela Merkel, quien había nacido en Hamburgo, se educó en la llamada Alemania del Este, la comunista, un país que ya no existe tras la caída del muro de Berlín y la reunificación de Alemania.
Científica, doctora en física cuántica, tiene amplios conocimientos en diferentes campos, siendo capaz de aguantar en las reuniones hasta el último minuto, cerca de la extenuación de los demás, consciente de que en esos momentos se pueden conseguir cosas importantes.
Su austeridad, su forma de ser le han granjeado en ocasiones opiniones nada favorecedoras, sobre todo en ciertos ámbitos donde las apariencias externas cuentan tanto. Cuando en una ocasión se le preguntó que por qué vestía de una forma tan sencilla, siendo la canciller, es decir, la máxima autoridad de uno de los países más ricos del mundo, contestó: «Soy empleada pública, no modelo».
Ha estado durante dieciséis años dirigiendo un país que ha tenido altibajos, como el resto de socios de la Unión Europea, en cuyo devenir intervienen tantos factores.
Pero en lo que ella denomina su oficio como política tiene las cosas muy claras, si nos atenemos a sus palabras: «Los presidentes no heredan problemas. Se supone que los conocen de antemano. Por eso se hacen elegir para gobernar con el propósito de corregir esos problemas. Culpar a los predecesores es una salida fácil y mediocre».
Desgraciadamente ese método suele ser el intento de salida para algunos políticos por estos pagos, incapaces de afrontar su incapacidad, que acaban pagando el resto de los ciudadanos.
Algunos denominan el llamado Método Merkel como la clave de su éxito, que viene a ser una especie de combinación entre una determinación muy fuerte, un pragmatismo claro y disponer de capacidad analítica para afrontar cualquier tema, algo que probablemente provenga de su formación como científica.
A ello se une otra de sus máximas, que dejó claras en el año 2005 en la celebración del sesenta aniversario de su partido, la CDU, cuando dijo: «Mi lema es: si no trabajas duro te vuelves estúpido».
La canciller en retirada ha gozado de un gran prestigio en su país, según las encuestas. Ha gobernado a la cabeza de una coalición formada por la Unión Demócrata Cristiana, partido conservador, y el Partido Socialdemócrata, situado a la izquierda del espectro político.
Esto es algo que resulta muy difícil entender en España por razones que serían dignas de analizar, pero que a los alemanes, dados al pragmatismo, les resulta práctico para que su país funcione, ya que allí los partidos no son concebidos como enemigos, sino como contrincantes con los que se puede llegar a acuerdos, como en este caso, en aras del bien común.
Dentro de esta semblanza a vuelapluma en el adiós de la canciller, hay otra frase suya que deberían tener en cuenta algunos políticos, puesto que como socios comunitarios es bueno que todos cooperemos en el fortalecimiento de una Unión Europea formada por 446 millones de personas que en su conjunto nos jugamos tanto, máxime en el campo del desarrollo económico.
Cuando le preguntaron por qué Alemania invertía tanto dinero en educación, la canciller contestó: «Porque los ignorantes nos cuestan mucho dinero». Algo que no solamente sucede en Alemania, pero que allí tienen la valentía de reconocer…
Con Ángela Merkel comprobamos, una vez más, la actual prevalencia de los líderes sobre sus partidos. Los pactos entre CDU y SPD han beneficiado a todo el país, lo que me produce una sana envidia, o no tan sana.
Buena semblanza Conrado, Felicitaciones. Saludos.