«ANSELM», magnífico documental de Wim Wenders sobre el artista alemán Anselm Kiefer

«Cuando el caos se encierra dentro de un rectángulo se convierte en un cuadro» (Anselm Kiefer)

Cuando nos adentramos en ochenta hectáreas de cuadro como los talleres-paisajes de Anselm Kiefer en Barjac y en Croissy, nos situamos frente a una obra inclasificable que reúne pintura, escultura, árboles, follaje y un paseo interminable salpicado por etéreos maniquíes, puede que vistiendo galas nupciales y exhibiendo bolas del mundo, rascacielos, escudos y flechas a modo de cabezas, o grandes lienzos que él mismo se encarga de chamuscar con un lanzallamas.

«Anselm» («Das Rauschen Der Zeit», «El sonido del tiempo»), foisonnant et passionnant película documental dirigida por Wim Wenders («Paris, Texas», «El cielo sobre Berlín», «Lisboa», «Perfect Days», Premio a la Mejor Interpretación masculina y Premio Ecuménico del Jurado en el Festival de Cannes 2023), sobre el célebre pintor y escultor alemán Anselm Kiefer, quien vive y trabaja en Francia desde hace varias décadas, es una reflexión sobre el tiempo, el pasado y los recuerdos. Un espejo en el que pueden descubrirse hoy todos los alemanes (aunque es dudoso que todos se atrevan a verse reflejados en materiales tan variados como el plomo, el cemento, el vidrio, piezas de tela, raíces de árboles o libros quemados).

«Ayudado por un excepcional 3D, el espectador descubre una obra en la que los calificativos que se acumulan –monumental, fascinante, majestuosa, perturbadora e incluso molesta- no traducen suficientemente las sensaciones que produce» (Culturopoing.com).

Nacidos en 1945 con pocos meses de diferencia, el cineasta Wim Wenders y el artista Anselm Kiefer se reconocen en las preguntas, en las dudas y en la insatisfacción de ver a su país intentando reconstruirse escondiendo bajo la alfombra lo que molesta. «Más que ignorar ese pasado y esos símbolos debemos convocarlos, devolverles su sentido, justamente para que no caigan en el olvido, o peor, renazcan» (ecranlarge.com).

Tras las galardonadas «Buena Vista Social Club», «Pina» y «La sal de la tierra», el reconocido realizador Wim Wenders continúa su regreso al documental con el nuevo trabajo sobre el pintor y escultor Anselm Kiefer (79 años), uno de los grandes artistas alemanes del último siglo.

Una experiencia cinematográfica única que se sumerge en la icónica obra del artista revelando su trayectoria vital, su inspiración y su proceso creativo, y explora su fascinación por el mito y la historia que le han llevado a la conclusión de que «la infancia es un espacio vacío como el comienzo del mundo», cuando todos creíamos que la infancia es la patria y, por tanto, el conjunto de todas las cosas materiales e inmateriales que figuran en los atlas y en las bibliotecas.

El pasado y el presente se entrelazan en el documental de Wenders, como en la vida de Kiefer, para desdibujar los límites entre el cine y la pintura, permitiendo al público sumergirse por completo en el extraordinario mundo de uno de los más grandes artistas contemporáneos.

El documental, dedicado al poeta y escritor Paul Celan -1920-1970, de nacionalidad rumana, lengua alemana y naturalizado francés en 1955, su alias de escritor es la metástasis de su patronímico rumano- y al filósofo alemán Martin Heidegger -1889-1976, neokantiano primero, fenomenológico después: «La existencia es un hacerse continuo desde el presente hacia el futuro que, a su vez, se va haciendo pasado entre dos nadas» (Ignacio A. Nieto, Nueva Tribuna, 2023)-, lo mismo que el artista, fusiona arte y literatura, pintura y escultura, para abordar «los complejos eventos de la historia y las epopeyas ancestrales de la vida, la muerte y el cosmos.» (CAHH, Centro de Arte Hortensia Herrero, Valencia).

«Yo pienso en imágenes –reconoce Kiefer- Los poemas me ayudan. Son como boyas en el mar. Nado hacia ellas, de una a otra, entre ellas; sin ellas me perdería1». Sus palabras pueden ayudarnos a entender una obra compuesta de poesía y mitología, con todas las alusiones culturales, literarias y filosóficas imaginables, «que van desde el Antiguo y Nuevo Testamento hasta la cábala, la mitología nórdica o la poesía de autores como Baudelaire, Jean Genet o Paul Celan».

Impactante, tanto por la belleza de las obras filmadas en los talleres como por la manera elegida por Wenders para llevarnos al encuentro con un arte tan complejo: «Nos deslizamos entre las paredes, rozamos el suelo, observamos estas torres que salpican el paisaje de Barjac (en Gard, donde se encuentra la Fundación Kiefer), nos sumergimos en el suelo, reconectamos con los inicios del artista (interpretado por su propio hijo), olemos los vapores de plomo fundido de estos extraños libros gigantes de metal, es hipnótico. Se reinventa el género mismo del documental, es una obra maestra». (L’Obs)

La prensa ha dicho muchas, innumerables cosas sobre el documental y el personaje que es Anselm» Kiefer–fascinante, asombroso, excepcional, único, emocionante, notable, obra maestra- pero lo realmente importante es lo que dice el artista ahora que ya ha cumplido 79 años: Tanto si le explican como vanguardista como si le gritan neonazi, «yo me quedo callado. No sé lo que habría sido, no puedo ni imaginar donde habría estado de haber vivido aquellos años».

  1. «Anselm» se estrena en las pantallas madrileñas el viernes 13 de septiembre de 2024
Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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