Mientras los madrileños visitan la exposición «Amazônia» en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, su principal artífice, Sebastiao Salgado, nos informa sobre su «filosofía de vida», que podríamos sintetizar así: la Amazonía es el paraíso en la tierra y de ella depende nuestro planeta.

Pero también ocurren otras cosas, por ejemplo, el presidente ecuatoriano Guillermo Lasso no respeta la voluntad popular para frenar la explotación petrolera de la reserva Yasuni; o se producen protestas indígenas en Nueva York, en el marco de la Organización de Naciones Unidas (ONU), contra la extracción de combustibles fósiles de la Amazonía; o el Tribunal Supremo de Brasil rechaza el intento del agronegocio y de los grupos políticos de la extrema derecha de impedir a los nativos reclamar las tierras de sus antepasados; o siguen siendo asesinados periodistas y defensores medioambientales…

Pero, en esta entrega queremos detenernos en un actor internacional, la UE, que ha protagonizado en los últimos meses algunos hechos relacionados con la Amazonía.

Durante el encuentro de los países de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), celebrada en la Universidad de Leticia (Colombia) el 8 de julio, con la asistencia de representantes de Bolivia, Brasil, Colombia, Surinam y Venezuela, en especial de los presidentes Lula y Petro, y también del comisario europeo del medio ambiente, Virginijus Sinkevicius, Gustavo Petro planteó el cambio de deuda externa por acción climática en la Amazonía, a lo que la UE no se opone, quedando a la espera de la propuesta.

Se trata de una nueva visión del desarrollo sostenible en la región, cuando el presidente Lula está exigiendo a los países ricos que cumplan los compromisos y paguen por la mayor emisión de gases de efecto invernadero.

Recordamos ahora también que los días 8 y 9 de agosto ha tenido lugar en la ciudad brasileña de Belém do Pará la Cumbre Amazónica de presidentes, en la que se vieron demandas y propuestas de la sociedad civil en favor y cuidado de la Amazonía. Y recordemos también que a finales de noviembre se celebrarán en Dubai las Conversaciones Globales sobre el Clima (COP28), y lo que es más importante, que la treinta reunión internacional sobre el clima (COP30) se celebrará en Belém do Pará en 2025.

En la Asamblea General de la ONU, en septiembre, el presidente Lula destacó la importancia de la selva amazónica y de trazar un plan conjunto con otros países con ideas de conservación similares a las que defiende Brasil.

En la Declaración de la Cumbre UE-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en Bruselas los días 17 y 18 de julio, los reunidos ratifican la Declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, son conscientes de que el planeta Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar, afirman que trabajarán para mejorar la cooperación en cuestiones de interés común como el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad y se comprometen a seguir de cerca la evolución de iniciativas como el Pacto de París por los Pueblos y por el Planeta.

En el artículo diecinueve, leemos: «Reafirmamos igualmente nuestro firme compromiso común, en pos del objetivo de la CMNUCC (Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático), de hacer frente al cambio climático con ambición reforzando la aplicación plena y efectiva del Acuerdo de París, así como nuestro compromiso con el Convenio sobre la Diversidad Biológica y el Marco Mundial para la Diversidad Biológica de Kunming-Montreal y la Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la desertificación (CLD), incluidas todas las disposiciones sobre los medios de aplicación y la rápida ratificación y aplicación del Tratado de Alta Mar para los Estados Partes».

Para tantas buenas intenciones, aparece en la Cumbre la agenda de inversiones Global Gateway UE-ALC para movilizar financiación pública y privada «a favor del desarrollo sostenible: transformación digital, educación, infraestructuras sanitarias, la producción de energía, las perspectivas medioambientales, las materias primas y las cadenas de valor locales».

Me referiré, por último, a la reunión de responsables de economía y finanzas UE-ALC, celebrada en Santiago de Compostela en septiembre, también en el marco de la Presidencia española del Consejo de Europa y coorganizada por el Gobierno español y la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, donde se ha hablado mucho de la Amazonía.

Al decir de la ministra española de Asuntos Económicos, Nadia Calviño: «Cuidar la Amazonía es una responsabilidad global por su impacto fundamental en la lucha contra el cambio climático, en la calidad del agua y del aire, y en la prosperidad de todo el planeta».

En Santiago de Compostela, se han concretado los proyectos acordados en la Cumbre UE-CELAC, en la Golden Gateway, con una inversión de 45.000 millones de euros para América Latina y el Caribe (ALC), muchos en torno a la agenda verde y que se ejecutarán de aquí hasta 2027. Al decir de Calviño: «Se trata de inversiones en infraestructuras verdes que son claves para impulsar el desarrollo sostenible en ALC».

Y aunque el acuerdo con MERCOSUR sigue sin firmarse a causa de un reglamento europeo para frenar la deforestación que ha sido criticado por varios países latinoamericanos, la reunión de Santiago ha servido también para conocer los proyectos para la Amazonía de los grandes bancos, por ejemplo: i) El Banco Mundial (BM) lidera el Programa Paisajes Sostenibles de la Amazonía (ASL); ii) Ilan Goldfajn, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), presentó el Programa Amazonía Siempre para mover financiación de cara a la COP30; algunos organismos ya han firmado, como la OTCA, la Red de Ciudades del BID o la Coalición Verde de bancos públicos de la región; y iii) La CAF ha firmado también proyectos propios para trabajar de forma integrada en biodiversidad, ecoturismo y desarrollo de la población autóctona, con proyectos de educación, salud o tenencia de la tierra.

En conclusión, todo parece indicar que la UE y los países latinoamericanos ponen el foco en la protección de la Amazonía y esperamos resultados de aquí a la COP30 en Belém do Pará de 2025.

Queridos lectores, no dejen de visitar la exposición «Amazônia».

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