En los últimos días se han estado difundiendo varias informaciones en torno a algunos medicamentos para curar la COVID-19. No existe en la actualidad ninguno efectivo, solo conservador, y estos pueden aumentar el riesgo de muerte en pacientes con coronavirus. Esto se ha deducido gracias a un trabajo reciente de varios investigadores internacionales.

El estudio, publicado en la revista The Lancet, ha revelado que, tanto la cloroquina como la hidroxicloroquina, no solo no curan al paciente, sino que aumentan de forma importante el riesgo de muerte, dado que no mejoran la condiciones de los enfermos, sino que causan problemas cardiovasculares añadidos.

Los pacientes que ingieren estos medicamentos (que anteriormente se utilizaron para la malaria), tuvieron un riesgo alto de muerte en comparación con los que no los habían tomado nunca. Durante la pandemia por coronavirus se ha estado pautando a los pacientes tanto antibióticos azitromicina como claritromicina, junto con los anteriores y, en ningún caso, tuvieron más beneficio.

Este estudio, que es el primero que se realiza a gran escala, observa que en los quince mil pacientes analizados con cualquiera de las dos combinaciones de los fármacos citados, no obtuvieron mejoría frente a los ochenta mil que no los tomaron. De los pacientes tratados con cloroquina o hidroxicloroquina sola, alrededor de uno de cada seis pacientes había muerto; cuando los medicamentos se utilizaban en combinación con un antibiótico macrólido, la tasa de mortalidad aumentaba a más de uno de cada cinco en el caso de la cloroquina, y casi uno de cada cuatro en el de la hidroxicloroquina.

La cloroquina y la hidroxicloroquina se utilizan para tratar las enfermedades autoinmunes tales como el lupus o la artritis y, en este caso, se ha probado con estos medicamentos para abordar la pandemia. En el citado análisis se observó que los pacientes tratados habían muerto en el hospital y, algunos, tuvieron riesgo alto de muerte, frente a los que nunca tomaron los mismos.  

Asimismo, se ha observado una alteración del ritmo cardíaco y, por tanto, de varias patologías relacionadas con el ritmo cardíaco, como son las arritmias. En el estudio también se apunta que no se deben de utilizar en los ensayos clínicos en marcha.

Ana De Luis Otero
Periodista. Doctora en Ciencias de la Información. PhD. Máster en Dirección Comercial y Marketing. Fotógrafo. Consultora de Comunicación Socia directora LOQUETUNOVES.COM; Presidenta de D.O.C.E.( Discapacitados Otros Ciegos de España); Secretaria General del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD); Miembro del CEDDD autonómico de la Comunidad de Madrid; Miembro del Consejo Asesor de la Fundación López-Ibor; Miembro del Comité de Ética de Eulen Sociosanitarios; Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland); exdirectora del diario Qué Dicen. Divulgadora científica, comprometida con la discapacidad y la accesibilidad universal. Embajadora de honor "Ñ". Representante en EASPD Europe del CEDDD Inclusive Life

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