Los talibanes que gobiernan en Afganistán han cancelado la autorización para que las niñas mayores de doce años puedan ir a la escuela, y autoridades de las Naciones Unidas demandan a las autoridades de facto en Kabul revertir esa medida porque viola los compromisos adquiridos con la comunidad internacional, informa IPS desde Ginebra.
«Denegar la educación viola los derechos humanos de las mujeres y las niñas: va más allá de su derecho a la educación, las deja más expuestas a la violencia, la pobreza y la explotación», declaró en esta ciudad suiza la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
El 23 de marzo, horas después de la reapertura del año escolar y con miles de adolescentes en las aulas, el Departamento de Educación afgano ordenó el cierre de las escuelas para niñas «hasta que se elabore un plan de acuerdo con la ley islámica y la cultura afgana», según la agencia noticiosa gubernamental Bakhtar News.
«Millones de alumnas de enseñanza secundaria de todo Afganistán se despertaron con la ilusión de poder regresar a la escuela y reanudar su educación. Sin embargo, sus esperanzas no han tardado en verse truncadas», lamentó Catherine Russell, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La decisión de los talibanes «anula el derecho de toda una generación de niñas adolescentes a una educación, y les arrebata la oportunidad de adquirir las competencias necesarias para labrarse un futuro», añadió Russell.
En septiembre de 2021, poco después de que la milicia islámica talibán se hiciese con el poder –y abandonasen el país las fuerzas de Estados Unidos y sus aliados- los niños y niñas menores de doce años iniciaron su curso escolar con relativa normalidad.
Mientras los varones de más edad siguen estudiando, las niñas y adolescentes del sexto curso en adelante no podían hacerlo, y tras sucesivos requerimientos de responsables de la ONU los talibanes habían accedido a reabrir esas aulas, pero han dado un brusco giro.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que «la medida de no reabrir las aulas, a pesar de sus reiterados compromisos, supone una profunda decepción y daña profundamente a Afganistán».
«Denegar la educación no solo viola la igualdad de derechos de las mujeres y las niñas a la educación, sino que también pone en peligro el futuro del país debido a la enorme contribución de las mujeres y las niñas afganas», observó Guterres.
Bachelet subrayó que «el incumplimiento por parte de las autoridades de facto de los compromisos de reabrir las escuelas para niñas a partir del sexto grado –a pesar de los reiterados compromisos, incluso durante mi visita a Kabul hace dos semanas- es profundamente perjudicial para Afganistán».
«Las mujeres que conocí durante mi visita a Kabul enfatizaron que necesitaban hablar con los talibanes, que tienen información, soluciones y la capacidad para ayudar a trazar una salida a esta crisis económica, humanitaria y de derechos humanos en Afganistán», expuso Bachelet.
Afganistán atraviesa una profunda crisis como consecuencia de décadas de conflicto armado que dejaron centenares de miles de muertos y heridos, millones de desplazados y refugiados en países vecinos, una economía en ruinas y necesidad de asistencia humanitaria para más de la mitad de sus 38 millones de habitantes.
Las mujeres que contactó Bachelet «insistieron en el derecho igualitario a una educación de calidad en los niveles primario, secundario y terciario, y esperaban con esperanza la reapertura de las escuelas».
Guterres resumió la posición de la ONU: «insto a las autoridades de facto talibanes a que reabran las escuelas para todos los estudiantes sin más demora».