Madrid es una ciudad de contrastes donde la historia y la modernidad conviven a diario. Su nombre, de origen árabe «Mayrit», significa ciudad rica en agua y, aunque queda poco de aquel Madrid antiguo, sus calles siguen resonando con la memoria de otras épocas.
Desde sus inicios como fortaleza musulmana hasta convertirse en la capital de España en 1561, Madrid ha evolucionado manteniendo vivo su legado patrimonial y artístico. Hoy en día, Madrid forma parte de las ciudades más importantes de Patrimonio Mundial de la Unesco, reflejando su relevancia cultural y arquitectónica.
Este artículo invita a los lectores a redescubrir la ciudad a través de un itinerario educativo diseñado para niños y niñas, pero con un valor que trasciende generaciones.
El proyecto se apoya en la siguiente videocarta, elaborada junto a mis compañeras, Raquel Gómez y Érika Saiz, cuando cursábamos tercero de Educación Infantil. En ella se fusiona música, patrimonio y educación para ofrecer una experiencia inmersiva y emocional.
Madrid, un aula al aire libre
El itinerario está pensado para el alumnado de Educación Infantil aunque todas las personas interesadas en la ciudad de Madrid pueden hacer uso de él.
Destacando tres puntos claves de la ciudad: la Plaza del Rey, el antiguo Teatro Apolo y la estatua del Maestro Alonso, se proponen algunas actividades sobre estos espacios con historias ricas en anécdotas y cultura, ofreciendo un viaje en el tiempo que conecta con la esencia de Madrid.
La Plaza del Rey
El recorrido se inicia en la Plaza del Rey, situada en el barrio de Chueca. Aquí, se invita al grupo escolar a meditar sobre la noche, las luces y las sombras.
Bocccherini y su «Música nocturna de las calles de Madrid», acompañan este momento, convirtiendo el miedo en fortaleza a través del arte y la música.
El Teatro Apolo: escenario de la memoria
La siguiente parada lleva al grupo al antiguo Teatro Apolo, en la calle Alcalá, 45. Aunque el teatro ya no existe, su legado y sus zarzuelas persisten en la memoria colectiva y en las piezas musicales que lo hicieron famoso.
Los niños y niñas participan en un juego de mímica, reflexionando sobre los roles de género mientras suenan las «Coplas de Don Hilarión», de Tomás Bretón, autor de «La Verbena de la Paloma», quien dedicó su obra a la vida cotidiana madrileña utilizando la música como vehículo de identidad cultural.
Estatua del Maestro Alonso
El recorrido concluye en la estatua de Franciso Alonso, autor de «Los Nardos», quien a pesar de ser granadino triunfó en la ciudad de Madrid.
La canción narra la vida madrileña con frescura y alegría, pero se adapta la letra a un cuento infantil, permitiendo que los niños y niñas comprendan su significado y participen activamente.
La educación patrimonial como herramienta
El itinerario de actividades no sólo es una forma de conocer Madrid, sino también de fomentar la curiosidad y el sentido crítico en los más pequeños.
Al conectar con el patrimonio de su ciudad, los grupos aprenden a valorar su historia y a entender que cada rincón guarda un relato por descubrir.
Los objetivos principales eran ampliar la mirada de la ciudad de Madrid desde un enfoque lúdico y educativo, ofrecer material didáctico para profesionales de la educación y promover una ciudadanía activa y curiosa por conocer lugares de su ciudad, yendo más allá de las zonas más turísticas.
La iniciativa surge junto a mi gran amiga y compañera, Raquel Gómez Álvarez, con quien comparto una visión educativa renovada sobre la forma de enseñar más allá de las directrices actuales.
Con intención de involucrar a la comunidad educativa y a las familias, así como a los lectores que pueden compartir sus experiencias a través del hashtag #aquésuenamadrid, se contribuye a construir una memoria colectiva que une el pasado con el presente.
Madrid, con su riqueza cultural, se convierte así en un aula abierta donde la educación va más allá de las paredes del colegio, brindando la oportunidad de aprender en y de su propia ciudad.