Los colectivos y asociaciones de personas con discapacidad tienen una doble discriminación en tiempos de pandemia.
A la aceptada forma de vida por haber nacido con una discapacidad o bien por tenerla sobrevenida, se suman los problemas derivados del confinamiento y la falta de accesibilidad de productos, servicios, trabajo, etc.
Las personas con discapacidad se están viendo según Naciones Unidas, desproporcionadamente afectadas por las medidas impuestas por el coronavirus. Personas que ya asumen la discriminación como forma de vida y su lucha, siempre exige recordar sus derechos humanos a la sociedad que las maltrata.
No solo están siendo discriminadas en los sistemas sanitarios de todo el mundo, sino que algunas de ellas, pueden vivir quince o veinte años menos que el resto de los ciudadanos, no por cuestiones relacionadas con su discapacidad sino debido a la falta de una atención sanitaria adecuada.
¿Qué opina Naciones Unidas?
“Las personas con discapacidad no solo enfrentan mayores riesgos por el COVID-19, sino que también se ven desproporcionadamente afectadas por las medidas de respuesta, incluidos los confinamientos. Para abordar este doble riesgo, debemos involucrar a las personas con discapacidad en la respuesta al COVID-19 y adaptar los planes para abordar sus necesidades”, añade Michelle Bachelet.
Actualmente las personas con discapacidad ya se ven en peligro en sus propios hogares porque muchos, o la mayoría, no están adaptados y sufren las consecuencias de un confinamiento sine die. La limitación de su movilidad sumado al aislamiento social al que se ven abocados, hace que sea un colectivo ya vulnerable por su discapacidad y en estos casos excepcionales, totalmente olvidado por la sociedad.
A esto se suma que en muchos casos, las personas con discapacidad están excluidas de los servicios sanitarios porque literalmente no pueden acceder a los centros e instalaciones que proveen esos servicios o porque (dentro de ellos) no hay medios para comunicar con las personas con discapacidad. Por ejemplo, las personas en sillas de ruedas no pueden acceder a los centros de salud, o no hay intérpretes del lenguaje de signos para las personas sordas o no disponen de sistemas audio para las personas con discapacidad visual grave o ciegas, situaciones que violan sistemáticamente sus derechos.
Estos problemas que tienen solución, exigen pasos específicos que se deben tomar para evitar daños mayores ya que se enfrentan amenazas aún mayores en las instituciones. Como hemos podido comprobar, tanto las personas con discapacidad como las personas dependientes por edad o enfermedad, han sido víctimas de la gestión incorrecta y sobre todo, del abandono institucional.
Las personas con discapacidad deben de tener una accesibilidad real que se adapte a su discapacidad concreta y de igual forma, que se garanticen todos los aspectos relativos a la vida cotidiana, como es el acceso a la educación en línea adaptada; al trabajo; a los servicios; etc. Ofrecer por tanto, información acerca de la COVID-19 en formatos accesibles garantizará, no solo conservar los derechos humanos y que sean iguales a los demás, sino evitarán la discriminación y el estigma que se arrastran (y se visibilizan más), en tiempos extraordinarios como es esta pandemia.
Por otro lado, la alta comisionada ha comentado su inquietud a la hora del abordaje de la enfermedad en el caso de tener una discapacidad o dependencia. Es importante, señala, que sean tratados de forma individual de acuerdo a sus necesidades médicas y no a la edad o a las características de su discapacidad.
¿Qué muestra la guía?
Michelle Bachelet, alta comisionada de Naciones Unidas, ha rogado que se les tenga en cuenta a la hora de adaptar los planes de confinamiento y desescalada y que estos, respondan a las necesidades reales que tienen. Estas medidas específicas para abordar la situación derivada de la pandemia, merece la puesta en marcha de una guía de orientación que han ofrecido a los países que sean adaptadas.
Esta guía, publicada por la Oficina de la Alta Comisionada identifica las principales preocupaciones y establece acciones clave en el contexto de la pandemia. La orientación tiene como objetivos:
- Concienciar sobre el impacto de la pandemia en las personas con discapacidad y sus derechos
- Llamar la atención sobre algunas prácticas prometedoras que ya se están llevando a cabo en todo el mundo
- Identificar acciones clave para los Estados y otras partes interesadas
- Proporcionar recursos para seguir aprendiendo sobre cómo garantizar respuestas COVID-19 basadas en los derechos, incluidas las personas con discapacidad
El cambio fundamental pasaría por considerar que las personas con discapacidad no están enfermas. No son pacientes. Esto parece fácil de decir, pero creo que, en la mente de los legisladores e, incluso, de la población, existe la idea de que hay algo que está mal con las personas con discapacidad; por ejemplo, la idea de que tienen peor salud o que están enfermos todavía prevalece, lo que no es verdad, asegura la directivo.
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