Tras la orden militar israelí de evacuar la Ciudad de Gaza, Médicos Sin Fronteras (MSF) documenta un aumento del miedo e incertidumbre entre mujeres embarazadas, cuya vulnerabilidad se ve agravada por el colapso sanitario, la destrucción de infraestructura y la inseguridad constante.

Muchas mujeres dudan si podrán llegar al hospital, si tendrán atención prenatal o anestesia en caso de cesárea, y algunas padecen consecuencias graves como partos prematuros, abortos espontáneos o complicaciones que ponen en riesgo vidas.

MSF: miedo, huida y urgencia

MSF relata que trabajadores atrapados en diferentes zonas han escuchado a embarazadas afirmar que «no sabían adónde ir» cuando llegó la orden de evacuación, pues «todos los lugares son inseguros».

MSF describe cómo en barrios bombardeados el sonido de las explosiones y megáfonos ordenando desplazamientos se superponen. Una trabajadora que huyó de Yabalia a la Ciudad de Gaza cuenta: «el objetivo era: ¿cómo huyo? Nunca he visto nada igual en mi vida».

Estas evocaciones no son aisladas: mujeres embarazadas informan de que las revisiones médicas han quedado suspendidas, que no hay transporte seguro para acudir a los centros de salud, y que la ansiedad y el estrés, combinados con la falta de alimento, agua y medicamentos, agravan su estado físico y psicológico.

Deterioro de la salud materna

  • MSF estima que en la Franja de Gaza hay unas 50.000 mujeres embarazadas en condiciones extremas, muchas desplazadas varias veces y sin atención prenatal regular.
  • En Rafah, el hospital materno Emiratí, uno de los pocos aún operativos para embarazadas desplazadas, atiende ahora tres veces más partos urgentes que antes del inicio de los bombardeos.
  • Se han multiplicado los partos prematuros, los abortos espontáneos, las complicaciones relacionadas con hipertensión, desnutrición, infecciones urinarias o sepsis cuando no se trata a tiempo.
  • Las evacuaciones forzadas y las órdenes de desplazamiento, que incluyen hospitales que deben trasladarse o cerrar, intensifican la crisis sanitaria en el norte de Gaza.

Evacuación de Gaza y mujeres embarazadas

La reciente orden de evacuación de la Ciudad de Gaza ha generado una ola de inseguridad adicional. Según MSF y otras agencias de la ONU, muchas mujeres embarazadas desconfían de los lugares a los que se les pide trasladarse porque:

  • No hay garantías de que los hospitales del sur tienen capacidad para atender embarazos complicados.
  • El desplazamiento mismo es peligroso: bombardeos, carreteras cortadas, falta de transporte, inseguridad para quienes viajan con niños o familiares enfermos.
  • Viviendas destruidas o barrios enteros devastados obligan a vivir en refugios improvisados, en escuelas, hospitales o tiendas de campaña, lo que agrava riesgos para salud, higiene y nutrición.

Una declaración de UN Women recoge que hay testimonios de mujeres que rechazan acatar órdenes de evacuación precisamente «porque no hay lugar seguro»— como se cita: «no hay lugar seguro. Hay personas que fueron desplazadas, pero fueron bombardeadas en el camino y murieron».

Reacción internacional y llamadas urgentes

  • UNFPA señala que las órdenes de evacuación masiva están afectando seriamente a mujeres embarazadas y lactantes, que pierden acceso a servicios esenciales de salud materna y ginecológica.
  • OCHA documenta que muchas mujeres de seis meses de embarazo pesan menos de 40 kg, un índice de desnutrición alarmante.
  • MSF exige que se detengan los desplazamientos forzados, que se protejan los hospitales y que se permita el ingreso sin trabas de ayuda humanitaria.
    Instituciones como la OMS o UNICEF también advierten que la situación podría derivar en un desastre humanitario irreversible si no se actúa con urgencia.

Las órdenes de evacuación han añadido una capa más de sufrimiento en Gaza para quienes ya vivían al límite. Para las mujeres embarazadas, el riesgo es doble: la amenaza directa de la violencia (bombardeos, desplazamientos) y la amenaza indirecta (colapso sanitario, falta de nutrición y agua, ausencia de atención prenatal)

La incertidumbre sobre dónde dar a luz, sin saber si habrá anestesia, personal sanitario o mismo acceso a un hospital, está minando lo poco que quedaba de lo posible para una gestación segura.

Para evitar una tragedia mayor, organismos de derechos humanos, gobiernos y entidades internacionales deben:

  1. Garantizar corredores humanitarios seguros y constantes.
  2. Proteger y reabrir los servicios médicos esenciales, especialmente maternidades.
  3. Asegurar el suministro de medicamentos, alimentos, agua potable y energía.
  4. Demandar el respeto del derecho internacional humanitario: protección de civiles, de hospitales, del personal de salud.

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