El inicio del curso 2025-26 en la Comunidad de Madrid ha venido acompañado de una cifra preocupante: más de 11.000 niños y niñas han perdido la beca de comedor escolar respecto al curso anterior.
Según datos oficiales, solo un 12,4 por ciento del alumnado accede este año a esta ayuda, lo que deja fuera a la mayoría de menores en situación de pobreza o riesgo de exclusión social.
De acuerdo con la intervención del consejero de Educación, Emilio Viciana, en mayo de 2025 había más de 130.000 escolares beneficiarios de la beca comedor. Sin embargo, el curso arranca con 119.000, un 8,4 por ciento menos que el año pasado.
Lo paradójico es que, pese a ampliarse el colectivo de potenciales beneficiarios —como las familias numerosas con rentas inferiores a 10.000 euros per cápita y los hijos de militares— el número de ayudas ha disminuido. Esta reducción supone que al menos seis de cada diez menores en situación de pobreza empiezan el curso sin beca.
Familias monomarentales y adolescentes: los grandes olvidados
La convocatoria de becas vuelve a dejar fuera a las familias monomarentales, a pesar de las reiteradas peticiones de equipararlas a las familias numerosas. «Debemos tener un trato justo, ya que en muchos casos sostenemos el hogar con un único sueldo precario», señala Ana Pérez, portavoz de una asociación de familias monomarentales.
A ello se suma la exclusión de los adolescentes escolarizados en institutos públicos: solo dieciocho de los 308 IES disponen de comedor. En cambio, en la red concertada 388 de 400 centros ofrecen este servicio.
La resolución publicada el 4 de septiembre 2025 asegura que «las becas benefician a más de 119.000 niños», pero omite que se han rechazado miles de solicitudes. Según denuncian colectivos sociales, muchas familias migrantes han quedado fuera porque no pueden acreditar ingresos del año anterior al no disponer de permiso de trabajo. La Comunidad no admite la declaración de «ingresos cero», lo que perpetúa la exclusión.
Además, el procedimiento resulta complejo y poco accesible: se convoca en julio, obliga a trámites telemáticos y utiliza códigos poco comprensibles para notificar incidencias. «Nos obligan a recorrer un laberinto burocrático que no todas las familias pueden afrontar», critica Roberto Borda, autor de una nota que denuncia la situación.
La demanda de un comedor universal
Diversas organizaciones, entre ellas sindicatos como CCOO y UGT, reclaman desde hace años la implantación del comedor universal. «La alimentación en la infancia no puede depender de un sorteo administrativo ni de criterios restrictivos», afirma la secretaria de Enseñanza de CCOO Madrid.
La oenegé Educo ha calculado que un sistema universal costaría 966,76 euros anuales por alumno, lo que en Madrid supondría 926 millones de euros, apenas un 3,23 por ciento del presupuesto autonómico.
El comedor escolar como herramienta contra la desigualdad
Según la Dirección de Servicios a la Ciudadanía y a la Adolescencia (DSCA), el comedor escolar es un instrumento esencial no solo para garantizar la nutrición, sino también para promover la igualdad de oportunidades y el éxito educativo. «Un niño que llega a clase sin haber comido adecuadamente está en clara desventaja», recuerdan desde el organismo.
UGT Madrid también ha advertido de que la exclusión de miles de menores contradice los objetivos europeos de reducir la pobreza infantil y la desigualdad. «El Gobierno regional debería garantizar que ningún niño quede fuera de la beca por motivos burocráticos o presupuestarios», subraya su portavoz.
Un problema con rostro humano
Historias como la de Elena, madre soltera en Vallecas, ilustran la gravedad de la situación: «Trabajo a media jornada y no me conceden la beca. No sé cómo voy a poder pagar el comedor de mis dos hijos». Casos similares se repiten en barrios de la periferia, donde el comedor escolar es, en muchos casos, la única comida completa del día.
La falta de un sistema de becas suficiente y equitativo en Madrid deja en evidencia una realidad incómoda: miles de menores en riesgo de pobreza no tienen garantizado el derecho a una alimentación digna en la escuela.
La propuesta del comedor universal aparece como una solución viable, respaldada por ONG, sindicatos y colectivos sociales, que supondría un esfuerzo asumible para la región más rica de España.