La periodista y escritora Silvia Intxaurrondo presentó su primera novela, Solas en el silencio, en un acto celebrado junto al mar este 5 de julio de 2025, en la localidad gallega de Bueu, dentro de un programa cultural impulsado por la Librería Miranda.
La cita, emotiva y cálida, reunió a decenas de personas y fue conducida por nuestro colega Paco Pastoriza, quien subrayó la potencia literaria y la dimensión de denuncia social de la obra.
«Esta novela está bien escrita, cuenta una historia fascinante y tiene unos personajes muy interesantes», destacó Pastoriza, quien no dudó en comparar el impacto de la lectura de Solas en el silencio con la que sintió años atrás al descubrir La tabla de Flandes, la primera novela de Arturo Pérez-Reverte: «Tuve la misma sensación: esto es algo más que la primera novela de un periodista; aquí hay una escritora que va a dar mucho que hablar», afirmó.
Intxaurrondo, visiblemente emocionada por la acogida del público y por la belleza de las Rías Baixas –«es la primera presentación a la que vengo en barco, y no la voy a olvidar nunca», dijo–, explicó que el impulso de escribir esta historia nació de una espina clavada durante años: la forma en que los medios de comunicación, incluso los más comprometidos, narran los casos de violencia machista: «Siempre sentí que no los humanizábamos lo suficiente. Que no contábamos la historia como la víctima querría que se contase».
Una novela coral escrita desde el silencio
Solas en el silencio es una novela ambientada en el País Vasco rural de los años setenta, en el municipio de Sopuerta de comarca de Las Encartaciones (Bizkaia), donde creció la familia paterna de la autora.
Es un texto que combina la denuncia con la ternura, el amor con la tragedia, y que retrata con crudeza el peso del entorno social y familiar en la perpetuación de las violencias. La historia parte de un feminicidio, pero su fuerza no reside únicamente en la violencia explícita, sino en el retrato del silencio cómplice que lo envuelve.
Intxaurrondo subrayó que el verdadero drama que narra la novela no es tanto el golpe que recibe la víctima, sino «la soledad y el silencio de su entorno». En ese silencio, dijo, se esconde la impunidad, la culpa que se vuelve contra la mujer y la imposibilidad de denunciar cuando nadie escucha o acompaña. «Por eso decidí titularla Solas en el silencio. Es una novela escrita desde la perspectiva de la víctima, no desde la del periodista o el narrador omnisciente. Y creo que eso se nota».
La autora explicó que todos los escenarios de la novela existen: «si caminarais por esa localidad con el libro, encontraríais los mismos lugares». Pero la historia es inventada, y los personajes, aunque verosímiles, son ficticios. La técnica narrativa elegida es el flashback, lo que permite al lector entender por qué cada personaje actúa como actúa, escarbando en su pasado sin justificarlo, especialmente en el caso de los victimarios.
Mujeres, duelo y esperanza
Uno de los episodios más conmovedores de la novela, relatado durante la presentación, gira en torno a un traje de novia usado para amortajar a una mujer fallecida. A partir de este detalle, Intxaurrondo explicó cómo las mujeres del lugar preparaban su «ropa de viaje», es decir, el atuendo con el que deseaban ser enterradas. Algunas elegían trajes cálidos, más grandes, pensando en los embarazos; otras, el vestido del día más feliz de su vida: su boda.
Ese detalle simbólico, que podría parecer menor, encierra la resignación, los sueños y la proyección vital de las mujeres que vivían bajo estructuras sociales opresoras: «Cuando una mujer no dejaba dispuesta su ropa de viaje, el entorno decidía por ella. Y eso me parecía muy revelador. Ese gesto lo convertí en uno de los momentos más bellos de la novela», confesó.
Pese a la dureza de los temas tratados –feminicidio, violencia sexual, silencio social, discapacidad, abusos de poder–, la autora defendió el carácter esperanzador del libro: «Trabajé mucho en el final porque quería que la novela diese esperanza. Si no, no habría merecido la pena escribirla. Las mujeres protagonistas dan un paso importante que cambia las cosas. Cuando una rompe el silencio, nace la sororidad, y todo cambia».
Periodismo y literatura: dos caminos que se cruzan
Paco Pastoriza reconoció públicamente su admiración por la trayectoria de Intxaurrondo, a quien calificó como «una de las periodistas más serias, rigurosas y valientes de España». Mostró, no sin ironía, su temor a que el éxito literario la aleje del periodismo: «Con cinco ediciones, ya puedes decir que esto es un bestseller. ¿Has pensado en dejar el periodismo?».
La autora fue tajante: «No podría dejar de hacer periodismo. Yo quise escribir desde siempre, mi vocación inicial era ser escritora, pero me atrapó la radio, luego la televisión, y sigo enamorada del periodismo. No puedo renunciar a él».
Y contó cómo su primera experiencia profesional fue en Cadena SER, en el turno de noche, y cómo el recibimiento de Iñaki Gabilondo la marcó para siempre: «Ahí quedé enganchada a la radio».
Intxaurrondo explicó que su paso por los medios ha reforzado su vocación de contar historias, aunque ahora desde otros formatos: «En el periodismo, por la premura de la actualidad, muchas veces no podemos contar las historias como merecen ser contadas. Esta novela me ha permitido hacerlo»
Una historia que se reconoce como propia
Uno de los aciertos narrativos de Solas en el silencio es que sus personajes están muy poco definidos físicamente, lo que permite que cada lector proyecte sus propios referentes: «¿Para qué iba a definir con detalle a una víctima de violencia machista, si todos conocemos a una? Cada lector tiene su Basilia, su Loli, su Mirelle. Están en nuestra cabeza, solo había que activarlas con referentes narrativos».
Ese enfoque emocional y universal está generando respuestas muy personales por parte del público. Intxaurrondo compartió anécdotas de lectoras que, tras conocerla en ferias del libro o presentaciones, le confesaban sentirse reflejadas en los personajes o incluso llamarse igual que ellos. «Ayer en Pontevedra vino una mujer que se llamaba Loli, como uno de los personajes más dulces de la novela. Me pareció mágico encontrarme con mis propios personajes».
Literatura y conciencia social
Pastoriza definió la novela como una obra de denuncia, algo que la autora no solo no eludió, sino que reivindicó: «Me sorprende que siendo la violencia machista uno de los problemas más graves de nuestra sociedad, tan pocos escritores lo hayan abordado desde la ficción. Solas en el silencio quiere contribuir a esa toma de conciencia».
Ambos periodistas coincidieron en que la literatura tiene un poder transformador: «Una historia puede cambiar la mente de la gente y hacer que la sociedad avance», dijo Intxaurrondo.
Pastoriza citó a Joseph Brodsky: la literatura sirve para que alguien que haya leído a Dickens sea incapaz de disparar contra otra persona.
En definitiva, Solas en el silencio se presenta como una novela necesaria, que ahonda en las grietas de una sociedad que aún silencia a las mujeres y que encuentra en la literatura una forma de denuncia, de memoria y también de reparación.