Hay un refrán que dice: «de poeta y de loco, todos tenemos un poco». Podríamos decir: «de romántico y de loco todos tenemos un poco». Pero… ¿Usted se considera romántico?

En general, los españoles parece que no se consideran románticos, más bien resaltan su lado realista de: «al pan, pan y al vino, vino». Y se sonríen ante la mención de «romántico». Es verdad que el Romanticismo como gran movimiento literario y cultural llego tardíamente a España, cuando ya hacía tiempo que se había apoderado de Europa.

El Romanticismo nació en Alemania con Goethe, Novalis, Hölderlin, Heine, Schiller, se expandió por Inglaterra con las grandes voces de los poetas «Lakistas», se engrandeció en Francia con autores como Lamartine, Víctor Hugo, Alfred Musset, Stendhal, Chateaubriand, Alejandro Dumas y se expandió por Latinoamérica con Esteban Echeverria, José Mármol, Jorge Isaac y otros. Abarcó finales del siglo dieciocho y parte del siglo diecinueve.

El Romanticismo fue una profunda renovación estética, con raíces filosóficas, que reaccionó al racionalismo clasicista y a las normas académicas, liberando nuestro inconsciente, lo irracional y oculto, lo fantástico y mágico, además de cuestionarse los autoritarismos con un espíritu libertario y audaz.

Es un movimiento donde el sentimiento prima sobre la razón y los ideales sobre le pragmatismo. Sin duda, hay un aspecto filosófico que lo conecta con la esencia del hombre, su ideario, sus ansias de libertad y su profundo sentimiento amoroso.

Descubrí, mirando la gran cantidad de museos que ofrece Madrid, un museo dedicado al Romanticismo en España, una manera de reafirmar que España es Europa y que el Romanticismo tuvo características especiales y voces diversas españolas. Por eso quisimos visitarlo, se encuentra en la calle San Mateo,13., en el centro histórico. Es un antiguo palacio del siglo dieciocho, de estilo neoclásico.

Me reciben en la entrada dos jóvenes guías: Elena Escudero e Irene Sánchez, quienes conocen todos los detalles del palacio, de los objetos que lo pueblan y de los duendes que lo habitan, nos reímos y me explican:

«Este museo surge de la necesidad de ubicar el romanticismo español en su contexto histórico, abarcando los periodos de la Guerra de la Independencia (1808) y la de África (1860) y el reinado de Isabel II, mostrando la época, el mobiliario, la tradición, los escritores y artistas más representativos. Deseamos que, al ingresar en la casa, vivas la experiencia de estar en aquella época, sintiendo el ambiente romántico en el que vivían las familias burguesas y aristocráticas, además de presentar los temas de la época relacionados con el arte, la política y las costumbres a través de las piezas expuestas».

Al subir las escaleras de la mansión, me aclaran que es un Museo Nacional que depende del Ministerio de Cultura y que hasta el 1 de junio se estaban celebrando los cien años de su presencia, ya que se inauguró el primero de junio de 1924.

La mansión tiene a su vez su historia, está ligada a la figura al marques de Vega-Inclán y a su mecenazgo, porque él impulsó la formación del museo. Tres años más tarde. el edificio es adquirido por el Estado Español y al morir el marques, su colección es donada al Estado, configurándose la museografía y el concepto de casa-museo. La colección y el edificio son, hoy, monumento histórico.

Al entrar al salón de visitas ya sentimos el ambiente decimonónico. Los muebles, los cuadros, las arañas de los techos, la pintura y tapizados nos transportan a otra época. En estos salones de bella decoración se recibía a amigos y notables, se organizaban veladas y tertulias, recepciones de autoridades y bailes, guardando otros cuartos para la vida privada.

Colecciónes como mini museos

Las colecciones que alberga son heterogéneas, y provienen de donaciones. Se integraron en un principio por pinturas y esculturas, entre estas obras de arte se encuentra un Goya: el cuadro San Gregorio el Magno. Hay además cuadros de paisajes, siendo la naturaleza tema importante en el Romanticismo. No faltan los pintores orientalistas: Carlos de Haes, Jenaro Pérez Villamil, Luis Rigalt y José Elbo. No olvidemos que España era considerada por Europa como un país exótico, cercano a África.

La pintura histórica y los retratos tiene sitio preferencial, Federico de Madrazo con el retrato de Isabel II, la pintura critica se presenta con Leonardo Alenza y su obra ´Sátira del suicidio romántico». Hay una sala dedicada a los asuntos políticos militares y otra a las escenas costumbristas. Se expone, del hermano de Bécquer, Valeriano, quien era pintor, el famoso cuadro La nodriza con traje de pasiega.

El mobiliario es autentico y lo configuran setecientas piezas desde la época de Fernando VII hasta Isabel II donde predomina la comodidad y la riqueza de telas.

Me atraen las porcelanas y cerámicas.

«Son porcelanas y cerámicas de origen español que proceden de La Cartuja, de Sargadelos, pero también hay de Sevres o Meissen», me comenta Elena, mientras que Irene refuerza la importancia de la colección de Estampas, con casi tres mil piezas, especialmente litografías. Además, resalta la colección de numismática.

De igual importancia es la colección de fotografías, que incluye alrededor de cuatro mil imágenes y que abarca daguerrotipos, fotografías estereoscópicas, coloreadas y otras técnicas.

Sorprende la colección de abanicos y peinetas, pero nada compite con la colección de miniaturas compuesta por más de seiscientas piezas, la colección de relojes (que funcionan), y armas, que es igualmente interesante. No olvidemos que en aquella época todavía existían los duelos por honor.

Es sorpresiva la mirada hacia el niño que tiene el Romanticismo, una mirada que no lo considera un preadulto, sino «un niño», de ahí la colección de juguetes, juegos y objetos para los menores, que se encuentran en este museo.

Actividades y exposiciones

El salón de baile acapara la atención, lujosamente decorado, era el centro de la vida social de la época y actualmente celebra varias actividades. El museo está preparando una gran exposición temática sobre la moda y el vestuario del siglo veinte inspirada en el Romanticismo.

El 30 de mayo (2025) se ha inaugurado la exposición «Las hijas de Felipe II. Cosas tenidas por pequeñeces», donde se ponen en relieve las labores femeninas, en su mayoría textiles. Estará abierta hasta el 21 de septiembre.

El Museo, también invita a conciertos de música de la época romántica, en varias ocasiones en colaboración con el Teatro Real de Madrid.

En el marco de estos salones, rodeada de esta decoración y mobiliario, los eventos cobran un especial encanto, es vivir un viaje al pasado, que los españoles románticos o no románticos, pueden gozar acercándose al museo.

Hay un gran potencial en el Club de lectura, me comentan las guías, ya que se hacen lecturas de los autores románticos: el duque de Rivas, creador del drama romántico Don Álvaro o la fuerza del sino; José de Espronceda, que nos habla de la libertad y de los piratas del Caribe; Mariano José de Larra y su periodismo provocador; y la poesía de Rosalía de Castro y de Adolfo Bécquer.

Me despido y agradezco a mis ilustradas guías su gentileza. Al irme, una joven pareja se me acerca sonriente y me dice:

«Te escuchamos en tu reportaje. Mira, a nosotros nos gusta mucho este museo y nos gusta mucho el Romanticismo. Vale. Hasta nos creemos que el Romanticismo es una manera de vivir la vida».

¿Qué les parece?

¡El Romanticismo es una manera de vivir la vida!

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