La enseñanza de las matemáticas no solo implica cálculos y problemas, sino también emociones. La última reforma educativa ha introducido el sentido socioafectivo como parte clave del aprendizaje matemático.

Aunque esta decisión ha sido debatida, resulta innegable que la ansiedad, las creencias limitantes y los estereotipos de género afectan el rendimiento del alumnado. 

El papel clave del profesorado. 

Las matemáticas arrastran una mala reputación y el miedo al error, el anumerismo y la falta de confianza, generan frustración. Muchas experiencias negativas condicionan la percepción de la materia, por lo que identificar estos problemas es crucial para revertirlos y transformar el aula en un espacio de aprendizaje positivo. 

Sin duda alguna, los profesores y profesoras, el pilar fundamental del sistema educativo, necesitan conocer las dificultades más comunes en el aprendizaje de la disciplina y establecer un plan de intervención. 

La comunicación asertiva y la atención a las emociones del alumnado resultan herramientas indispensables para fomentar un ambiente seguro y motivador. Para superar la ansiedad y las creencias limitantes, es clave implementar, por ejemplo:

  • Meditaciones guiadas, ayudan a relajar al alumnado antes de las clases
  • Asambleas previas, permiten compartir emociones y normalizar errores. 
  • Contenidos adecuados, acordes al nivel del grupo. 
  • Material manipulativo, fomenta la comprensión de conceptos abstractos. 
  • Evaluación diversa, evita que los exámenes sean el único criterio de calificación. 

Evaluar de forma continua y con refuerzo positivo permite identificar progresos sin generar presión. El diseño de sesiones interactivas, alejadas de la repetición mecánica y del discurso verbal unidireccional, motiva a los estudiantes a implicarse y disfrutar del aprendizaje. 

Atención a la diversidad de género

Los estereotipos de género limitan el acceso  de las niñas al aprendizaje matemático. La asignatura y su profesión siempre ha llevado un componente cultural que puede desmotivar a los infantes. Organizar charlas sobre figuras femeninas como Hipatía de Alejandría o Grace Murray Gooper, contribuye a romper estas barreras y refuerza la confianza de las estudiantes. 

Todas estas herramientas pueden disminuir el temor por enfrentarse a la materia, mejorando habilidades matemáticas básicas o ese anumerismo que obstaculiza la adquisición de conceptos más avanzados. Merece la pena detenerse y formar una base sólida que permita seguir construyendo conocimiento sobre ella. 

Las ideas negativas acaban limitando el esfuerzo y la perseverancia. Son creencias erróneas como «no soy bueno en matemáticas» o «son difíciles y aburridas» que pueden equilibrarse con la escritura de «cosas nuevas que aprendí hoy». De esta forma la clase no percibirá negativamente la sesión, sino que se quedará con la parte positiva de haber aprendido algo nuevo. 

Atender las emociones y los factores socioafectivos es fundamental para mejorar el aprendizaje matemático. Con estrategias adecuadas y un profesorado preparado, es posible transformar la percepción de las matemáticas y fomentar  así el éxito académico.

DEJA UNA RESPUESTA

Escribe un comentario
Escribe aquí tu nombre