La bailarina, coreógrafa y profesora de danza Natalia Fernandes ha ofrecido su creación Brasil no es alegre en la sala Cuarta pared. Un concierto sin instrumentos en el que la voz y el baile suenan juntos pero no revueltos. Un concierto que es un juego de contradicciones tanto como ella misma lo es.
Es decir, ella habla aunque no tiene voz, canta por el mismo motivo que habla y baila, y toda ella se justifica por las mismas contradicciones que justifican la existencia de su propio país: las voses y el baile.
Un país adonde no quiere volver porque sencillamente lo lleva dentro; y cuanto más se aleja, más dentro lo lleva: su música, sus voces, sobre todo sus voces, irrenunciables, pero también, cómo no, su danza.
¿Qué gana, pues, con alejarse de todo ello? Nada: llevarlo cada vez más adentro.
Ahora bien, en lo que a mí respecta, solo cuando vi moverse sus nalgas creí en ella, en que tuviera algo que ofrecer que no hubiera visto u oído antes. Allí sí que fue Troya con las nalgas en ristre.
Empezó flojita con un discurso «académico» en un español correcto sobre lo que iba a ser o no ser la función. Todos aguardábamos expectantes, sin butacas, los cuerpos a pie o por tierra. Nos habían prometido bailar.
Vino la danza al son de la canción de Gaetano Veloso, la luna andaba en la letra, escondida y asomada, que ella no canta, ni baila, aunque ya se fue lanzando, sus zapatones guerreros y sus ropas negras se retorcían al ritmo, tampoco me dijeron gran cosa. ¿Puede ser eso un baile? Puede. Luego se atrevió a cantar: sin voz, así cualquiera. Casi estuve a punto de imitarla.
Pero la sorpresa vino cuando, vuelta de cara a la pared, se tapó la cabeza subiéndose la camisa negra, se bajó los shorts hasta los tobillos y apareció por todo aderezo un tanga rojo entre la espalda y las piernas.
Ahí empezó el baile. Tanto, que logró sin pedirlo un silencio reverencial y en el mismo punto de la pared, siempre de espaldas, estuvo moviendo las nalgas de todas las maneras y a todas las velocidades hasta que, por efecto de la luz, se esfumó y nos mandó bailar. ¿Había música? No me acuerdo. Los saltos de las mujeres del público al ocupar la pista, fueron llamativos.
Apareció de nuevo ella y, vestida como al principio, se integró en el baile con pasos que vi flamencos, para dar paso a DJCigarra quien, en el extremo opuesto de la sala, aguardaba con su mesa de mezclas la orden de Fernandes.
Y así bailamos con su música mezclada de funk, la salsa, el twerking, ya todos, hombres y mujeres lanzados juntos a la pista, pero más ellas, dónde va a parar, hasta llegar al final de la función pidiendo otra, otra, en la sala invadida.
A mí me pareció que eso de «resignificar la idea de hogar» había valido mucho la pena.
- Título: El carnaval no es alegre
- Artista: Natalia Fernandes
- Fecha de le función comentada: 11 de enero de 2025, 20h30
- GÉNERO: Danza y sesión de DJ
- Duración: 70 minutos
- Sala Cuarta Pared (Ercilla, 17)