En un gesto histórico hacia el fin de la pena capital a nivel federal en los Estados Unidos, el presidente Joe Biden ha anunciado la conmutación de las penas de muerte de 37 personas, actualmente en el corredor de la muerte, garantizando así la remoción permanente de la amenaza de ejecución en sus respectivos casos, informa Amnistía Internacional, que lo califica de «un paso significativo hacia la abolición de la pena de muerte».
La decisión de Biden no solo reafirma su compromiso con los derechos humanos, sino que también cumple una de sus promesas de campaña del año 2020: acabar con la pena de muerte a nivel federal y motivar a los estados a adoptar medidas similares. Durante su mandato, no se han llevado a cabo ejecuciones federales, marcando un claro contraste con la administración anterior.
Contexto de las ejecuciones federales
Bajo la administración de Donald Trump, los Estados Unidos experimentaron un regreso a las ejecuciones federales, algo que no ocurría desde hacía diecisiete años. Trump supervisó trece ejecuciones en tan solo los últimos seis meses de su presidencia. La posible vuelta de Trump al poder en futuras elecciones genera preocupaciones acerca de la reactivación de esta «máquina de matar federal».
La acción de Biden ha sido ampliamente celebrada por organizaciones de derechos humanos, incluyendo Amnistía Internacional, cuyo director ejecutivo en Estados Unidos, Paul O’Brien, le expresó su reconocimiento por escuchar las demandas de abolición de la pena de muerte.
Amnistía Internacional había destacado especialmente el caso de Billie Allen, quien ahora está entre los beneficiados por esta conmutación. Aproximadamente cien mil personas firmaron peticiones solicitando la conmutación de las penas, en un esfuerzo conjunto de legisladores y activistas.
Sin embargo, en veintisiete estados de los EEUU la pena de muerte sigue siendo legal, y algunos de ellos continúan ejecutando a personas cada año, situando a los EEUU entre los principales países que aún la aplican.
A pesar de la medida tomada, Amnistía Internacional ha expresado su decepción porque Biden no conmutó todas las sentencias de quienes aún están en el corredor de la muerte federal y militar, instando al presidente a ir más allá y abolir completamente la pena de muerte en el país.
Amnistía concluye que la decisión de Biden de conmutar las penas de muerte de 37 hombres es un avance significativo en la lucha contra la pena capital en los Estados Unidos, que podría servir como un catalizador para que otros estados norteamericanos reconsideren su postura sobre la pena de muerte.
Amnistía sostiene que la presión y el activismo de los derechos humanos continúan jugando un papel crucial en la política pública, demostrando que la perseverancia en la defensa de los derechos humanos puede llevar a cambios significativos, y considera esencial continuar abogando por la abolición total de la pena de muerte tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo.
Y concluye que este hito de Joe Biden representa un claro ejemplo de cómo las decisiones en las altas esferas del poder pueden reflejar y fomentar un cambio más amplio en la sociedad, acercándonos a un sistema de justicia más humano y justo para todos.