Lo último en materia de represión en el gobierno de los talibanes es considerar que la voz de las mujeres es awra, es decir que, lo mismo que la totalidad de su cuerpo hay que «taparla», según la información aparecida en los diarios británicos The Independent y The Telegraph.
Si en el pasado mes de agosto de 2024 los talibanes prohibieron entre otras cosas que las mujeres puedan «expresarse en público», un nuevo decreto que lleva fecha del pasado 28 de octubre añade que, en adelante, las mujeres «deben abstenerse de hablar en voz alta o cantar» en la calle, de manera que ninguna pueda escuchar la voz de otras mujeres.
Según Amu TV, un canal de televisión independiente domiciliado en Virginia, Estados Unidos, Muhammad Khalid Hanafi, ministro talibán de la Promoción de la virtud y represión del vicio, anunció la medida diciendo que si las mujeres no están autorizadas para recitar la takbir y la athan (dos oraciones islámicas), aún menos pueden cantar o hacer música.
Las palabras exactas del ministro, reproducidas en The Telegraph fueron: «Cuando una mujer reza y otra pasa cerca de ella, no debe rezar en voz alta de manera que le pueda escuchar (…) ¿Cómo podrían cantar si no tienen derecho a escuchar la voz de otras mujeres durante el rezo?»
Según Amu TV, una comadrona de Herat, un pueblo del oeste afgano, ha declarado que los talibanes han prohibido hablar, especialmente con hombres, a las mujeres que trabajan en el campo de la sanidad, y que hasta ahora eran las últimas habitantes del país autorizadas a ejercer una actividad profesional fuera de su domicilio:: «Ni siquiera –ha declarado- estamos autorizadas a hablar en los puestos de control cuando acudimos a trabajar. En las clínicas, tenemos prohibido tratar cualquier cuestión médica con los hombres».
A pesar de que las declaraciones del ministro son un tanto vagas y podrían prestarse a diferentes interpretaciones, para las internautas afganas, como la periodista Lina Rozbih, están muy claras: Tras prohibir a las mujeres hablar en público, el ministro para la promoción de la virtud y la represión del vicio ahora quiere probar que hablen entre ellas. Me faltan palabras para manifestar la rabia y el asco que siento ante los malos tratos de loa talibanes con las mujeres».
Zubaida Akbar, militante afgana de los derechos humanos, va más lejos y en su cuenta de X pide que se castigue a los dirigentes: «Cada una de las prohibiciones impuestas a las mujeres emana de un hombre y considero que todos ellos son responsables del apartheid en materia de sexo que actualmente existe en Afganistán».
El ex diplomático afgano Nazifa Haqpal, ha declarado en la revista digital Slate que esto «supera la misoginia y pone de manifiesto el nivel extremo de control y lo absurdo de los talibanes».