Novedad, creo que por primera vez, si la memoria no me engaña en la Suma Flamenca: Las muy festivas y alegres Biznagas de Málaga, con la Panda de Verdiales Santón Pilar y toda una troupe de artistas malagueños solistas, entre los que descuella mi querida Amparo Heredia la Repompilla, a quién vi recoger no hace tanto tiempo la prestigiosísima Lámpara Minera de los Cantes de las Minas de La Unión, después de varios intentos.
Pero si en estas gozosas Biznagas ha habido un artista sobresaliente, autor del guión, actor cómico, en ejercicio de varias master classes de la historia del flamenco, ese ha sido José Luis Ortiz Nuevo, de quién se dice que ha hecho de todo con y por el flamenco, menos cantar, tocar o bailar. Creía que conocía de largo a Don José Luis, pero no. Ayer sí que me llegó al sector alegría del alma, porque sí, porque el alma también tiene sus compartimentos.
Hubo de todo lo que se cuece por Málaga y alrededores, desde el Brindis inicial por José Luis con la compañía de la guitarra de David de Ana, seguido de un paseo triunfal por el Camino de Verdiales, que ayer desfiló por delante de la fila tres de la sala Verde de Teatros del Canal antes de irse para la escena, con toda su música alegre y típico vestuario.
Confieso a Antonio Benamargo, el director de la Suma, que está sentado delante de mí, con cierta vergüenza, que hasta hoy no había visto una panda de biznagas. Y él que es malagueño, me dice, «yo me he criado con ellas». Ahora sí, entiendo que las Biznagas, (ramilletes esféricos de jazmín, la flor de Málaga, colocadas sobre pinchos de cardo) estén por aquí, por supuesto de la mano de otro malagueño, José Luis Ortiz Nuevo, nada menos que de Archidona, el pueblo malagueño que alberga la Leyenda de los Enamorados, con la peña que lleva su nombre, desde la que se arrojaron, prefiriendo morir juntos a vivir separados por voluntades ajenas. Volvemos a la Sala Verde.
Cuando digo que de todo, no exagero. Después se fueron pá Cái y sonaron nada menos que los Rumores de la Caleta, de Isaac Albéniz, la Caleta, la playa del Barrio de la Viña de Cádiz, flamenco y carnavalero por antonomasia; y de la Peña de Juanito Villar a pie de playa. Con la guitarra de José Luis Lastre.
¡Ay Dios!, el cantaor Miguel Astorga y el cajonista Juan Manuel Lucas dicen adiós desde el Patio de la cárcel, pero es de nuevo el ahora narrador Ortiz Nuevo quién cuenta la historia tremenda de El Piyayo, Rafael Flores Nieto, cantaor gitano de Málaga, quien mató sin ser asesino y sin proponérselo, y cómo lo cuenta Don José Luis. Nos dejó sus famosos tangos por guajiras, recuerdo de su estancia en Cuba, ¡qué tiempos, qué personajes!
Entra en escena la bailaora y coreógrafa del evento Ana Pastrana, por malagueñas, conLa malagueña y el torero, con la música del violín de Salvador Molina y la guitarra de José Luis Lastre. Y enseguida, ¡ya, ya, ya! Amparo Heredia la Repompilla, menuda historia y trayectoria que tiene la cantaora, quien se hizo cantaora en Estados Unidos, allá por Miami y triunfó casi adolescente, ha cantado en los jardines de Versalles y para toda la plana mayor flamenca de España, hasta que por fin cayó la Lámpara Minera en 2021 y tres premios más. Se ve, se nota quién es esta gitana con musho arte. ¡Y cómo hizo la rondeña por Campos de Ronda la Vieja!
Pero más adelante, después de los Memoriales que Don José Luis nos recordó, qué conocimiento y erudición de flamencos malagueños sin fin, si hasta Chiquito de la Calzada, que se inventó un lenguaje, estuvo ahí; de nuevo la Panda de Verdiales Santón Pilar y la joven, rubia, bella, esbelta y elegante cantaora Chelo Soto, el cantaor Miguel Astorga, las guitarras de José Luis lastre y David de Ana, que nos contaron y cantaron que Nacieron para volar; anuncio de algo grande, muy grande, por nuestro maestro de ceremonias, nada más y nada menos que la más famosa de las rondeñas, la Rondeña de Don Ramón Montoya, aquel gitano guitarrista y compositor flamenco madrileño que inventó nada menos que la guitarra flamenca de concierto, con brillantísima carrera en España y sobre todo fuera de España, con anécdotas como la de la Sala Pleyel de París…
Ya van imaginando qué noche fue la de las Biznagas de Málaga en la Sala Verde del Canal. Pues todavía quedaban un par de master classes del inimitable Ortiz Nuevo y… y dos master clases de cante: La Malagueña del Canario por la cantaora Chelo Soto y los famosísimos Tangos de la Repompa, con los que hizo filigranas su sobrina, La Repompilla, uno de los hitos de la noche y de cualquier noche, en cualquier lugar. Con el baile de Ana Pastrana, y la percusión y guitarra ya susodichas.
Faltaba, ¡cómo iba a faltar! la Malagueña de Sarasate. En concierto Salvador Molina, violín protagonista y José Luis Lastre guitarra de acompañamiento.
¡Asomarse a los barcones! Cómo es posible que no haya dicho aquí, hasta ahora, que José Luis Ortiz Nuevo fue el fundador de la Bienal de Sevilla y su director durante catorce años. Lo dicho: Menos cantar, bailar y tocar, ha hecho todo en el flamenco. Fundador y director de leyenda. Entrañable.
Y ya, ¡ea! ¡acabamos, que nos vamos! Toda la compañía, cuerdas, voces, cuerpos y panderos. Despedida generosa, aplaudida como se merece, con la Sala Verde en pie, rompiéndose las palmas con aplausos, de nuevo desfile desde el escenario hasta por delante de la fila tres y vuelta al escenario y mutis por el foro con musho arte.