De cómo canta Arcángel, nada que añadir, lo he dicho muchas veces en las numerosas ocasiones que le he reseñado. En este concierto del sábado 21 de septiembre en el Teatro de la Maestranza, «Un mar de cantes», sí hay mucho que decir.

Arcángel además de cantaor de todos los matices, -desde la raíz primera hasta la de hoy, -sí, sí, hay tantas raíces como cambios sociales- es un excelente comunicador, maestro en composición escénica, excelente coordinador de movimientos en escena, director de todos los tinglados. En síntesis, tiene tablas para conseguir cualquier resultado.

En Un mar de cantes, la puesta en escena fue sencillamente espectacular. Parecían una orquesta.

Ahí estaban cuatro guitarristas, dos veteranos, dos jóvenes. Miguel Ángel Cortés, Salvador Gutiérrez, Francis Gómez y Benito Bernal; los coros y palmas de los dos onubenses, fijos siempre en los conciertos del maestro, Los Mellis; más coros y palmas de dos grandes artistas y hermanas, Olivia y Carmen Molina. Más palmas de más hermanos, Álvaro y Fernando Gamero. Vamos, de premio a la agrupación familiar. El gran Lito a la percusión.

Como él mismo dice, un recorrido por la tradición, con mirada hacia atrás, hacia los maestros que fueron del cante, entender la idiosincrasia de los momentos que los produjeron. Y desde ahí tomar impulso y volar en busca de nuevos caminos. Caminos ya con futuro cierto, al encuentro de cualquier mundo sonoro, siempre en libertad.

Un mar de cantes es un homenaje a la historia del flamenco a través del repertorio clásico, con instrumentación y voces desde la primera raíz hasta la modernidad.

El concierto

Un despliegue de guitarras en concierto para un comienzo por bulerías, que con Arcángel es habitual empezar por bulerías y terminar por fandangos de su tierra.

Bulerías de la fuente herida. Con todo el elenco, por lo más grande.

Con el último acorde por bulerías se fueron para el Mirador de San Nicolás, el más famoso en lo alto del Albaicín, y enfrente la vista más mágica de la Alhambra, sobre todo de noche. Una dedicatoria por tangos de Granada a Enrique Morente con las cuerdas privilegiadas de Arcángel y de Miguel Ángel Cortés.

Del agua turbia y mestiza, de la guajira de ida y vuelta a Triana, que viven para recordar siempre el amor o el desamor de una mujer y vuelta a navegar hacia occidente para acabar con la grandiosa rumba que nos dejó Pepe el de la Matrona.

Nunca, por lo que yo he escuchado, falta en un concierto de Arcángel la poesía lorquiana, siempre en el recuerdo de la Baladilla de los tres ríos, los dos de Granada y el grande de Sevilla. La guitarra de Salvador Gutiérrez tan bellamente descriptiva que hasta se escucharon los rumores del agua. Olivia y Carmen Molina, solemnes en los coros, dulces en las palmas y al fondo la voz de Arcángel. La baladilla es para emocionar o para crear ambiente de emociones; aquí en el concierto para abrir paso a la soleá que terminó derivando en cantes trianeros.

Creo que sí, se puede morir de emoción

Y para no morir se fueron con la música a otra parte, hacia tierras de Levante. Tarantas, mineras, tarantos y la cartagenera de aquel inolvidable Rojo el Alpargatero. Con la guitarra de Francis Gómez añadiendo protagonismo al protagonismo coral.

El momento cumbre por seguiriyas de sueños de cobre, recordando el estilo de otro maestro del cante, Manuel Vallejo. Al toque Benito Bernal. Una seguiriya que andando el tiempo hizo suya Enrique Morente, a su estilo, y que también pasó por esta noche del Maestranza. Arcángel, ni hace falta decirlo, se vació con el cante por seguiriyas.

Los fandangos fueron precedidos por un momento de cantiñas, porque había que pasar por Cádiz y los puertos antes de irse para Huelva y El Alosno. Los fandangos son como la seña de identidad de Arcángel, son el eterno homenaje a la tierra. Una tierra que ha dado tanto en el cante tiene que recibir lo dado hasta el infinito, que para eso está ahí Arcángel.

Ahí estuvo el elenco al completo, haciendo fácil para el público lo que es muy difícil para los artistas. Ahí se lució Salvador Gutiérrez con ese toque tan personal, que lo identifica. Todos estuvieron ahí aportando alegría, fraseando con la naturalidad que da el saber. Estuvieron lo clásico, lo de antes y lo de ahora mismo.

Arcángel y su gente siempre haciendo historia.

Teresa Fernández Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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