Según un informe reciente de Derechos Humanos de Naciones Unidas, hay más migrantes que pierden la vida en su travesía por el desierto del Sáhara que en los intentos de cruzar el Mediterráneo.
Esta alarmante tendencia refleja los peligros mortales a los que se enfrentan aquellos que buscan llegar a Europa a través de rutas terrestres cada vez más peligrosas y menos vigiladas.
El informe destaca que, mientras las tragedias en el Mediterráneo suelen captar la atención mediática, la realidad del desierto del Sáhara es igual de devastadora, pero con mucha menos visibilidad.
La experta en migración Celia Regnault señala que «el Sáhara se ha convertido en una trampa mortal para miles de migrantes que buscan una vida mejor lejos de sus países de origen. Las condiciones extremas del desierto, combinadas con la falta de apoyo humanitario y la presencia de traficantes de personas, aumentan exponencialmente el riesgo de muerte».
Además, el informe resalta que las cifras exactas de fallecidos en el Sáhara son difíciles de determinar debido a la vastedad del desierto y la falta de registros oficiales. Sin embargo, se estima que los números podrían superar con creces los de aquellos que perecen en el mar.
El investigador Abdel Karim, especializado en rutas migratorias africanas, indica que «la mortalidad en el desierto es extremadamente alta. Muchos mueren de sed, agotamiento o en manos de bandas criminales. Estos migrantes a menudo viajan sin suficiente agua ni comida, y son abandonados por los traficantes en medio de la nada».
Sarah Olivetti, directora de una ONG que opera en el norte de África, subraya la necesidad de una mayor intervención internacional para abordar esta crisis humanitaria oculta: «El mundo necesita prestar atención a lo que está sucediendo en el Sáhara. Las políticas migratorias restrictivas han empujado a los migrantes hacia rutas cada vez más peligrosas. Es esencial que los gobiernos y las organizaciones internacionales implementen medidas de protección y asistencia humanitaria en estas áreas».
El drama de los migrantes en el Sáhara también pone de relieve los fallos en los sistemas de apoyo a migrantes y refugiados a lo largo de sus rutas.
Los expertos citados coinciden en que es crucial abordar las causas subyacentes de la migración forzada, tales como los conflictos, la pobreza y la falta de oportunidades en los países de origen, para reducir el flujo de personas que se ven obligadas a emprender estos peligrosos viajes.
Para más detalles sobre este informe se puede consultar el artículo completo publicado por la IPS.