Podemos: entre «asaltar los cielos» y votar en el Parlamento

Un escribano en la Corte

Dicen que la política es el arte de lo posible, y con solo echar una hojeada al diario acontecer de este gremio que se dedica a gobernarnos se comprueba perfectamente la aseveración del hecho. Porque lo que hemos visto y vivido los ciudadanos en los últimos días en el Parlamento, con una jornada de doce horas, está entre el drama y el vodevil, con algunos entremeses de propina.

A nadie le habrá cogido de sorpresa que la derecha y la extrema derecha hayan votado al unísono, prietas las filas, en contra de todo lo que proponga el gobierno, porque lo que ya considero como el «efecto Ayuso», es decir, votar siempre y por principio que NO a todo lo que provenga del gobierno del pérfido y traidor Pedro Sánchez es el nuevo santo y seña de las derechas de este país, llámense clásica o extrema, subiendo el diapasón día tras día.

Pero lo que a algunos nos ha sorprendido, porque no lo esperábamos, es que un partido que se proclama de izquierda, como es Podemos, haya votado también en contra de una propuesta del gobierno de coalición formado por el PSOE y Sumar, que también son de izquierda, y por lo tanto les une o debería unir la ideología, más allá de los intereses particulares de algunos de sus miembros, que haberlos haylos. Y las «albaceteñas» políticas, ese acero fino que tan bien corta, metafóricamente hablando, han salido a relucir en esta ocasión en un a modo de ajuste de cuentas…

Acerca de este partido y su venida al mundo dice el señor Google, siempre dispuesto a ayudar a propios y extraños: «Fundación. El movimiento Podemos se presentó oficialmente el 17 de enero de 2014 en el Teatro del Barrio, en el barrio de Lavapiés, de Madrid». Y muchos periodistas acudieron a su alumbramiento, unos porque al parecer les gustaba la criatura, y otros porque había que dar fe del natalicio en su labor de informar del diario acontecer.

La Puerta del Sol de Madrid, cuna, mecedora, colchón y cama de Podemos, era una fiesta durante un tiempo. Allí comían, dormían, bebían, y nos informaban a propios y extraños tanto de la buena nueva, como de la suerte que tenían los ciudadanos de izquierdas de este país, sector progresista venido arriba, de poder asistir a semejante natalicio.

Observé con atención y aún conservo muchas de aquellas fotos de una Puerta del Sol convertida en una especie de «casa cuna» del recién nacido partido, recordando algunos de sus mensajes: Entre otras cosas, Podemos venían a acabar, al parecer, con «los restos del Régimen del 78», una fecha que por cierto millones de españoles refrendamos votando mayoritariamente una Constitución que ha dado el mayor período de estabilidad a este país.

Pero algo que me llamó particularmente la atención, acerca de este partido fue aquella frase que se hizo famosa, «El cielo no se toma por consenso, sino por asalto», que pronunciaría el hacedor principal de la formación, Pablo Iglesias, en el congreso de Podemos, si bien el concepto de «asaltar los cielos» ya venía de Karl Marx, describiendo las aspiraciones de la Comuna.

Andando el tiempo y pasando los años, dicho partido se presentó a las diferentes elecciones, ganó en pueblos, consiguió cientos de miles de votos y bastantes diputados, al tiempo que ha formado parte de un gobierno de coalición entre Podemos y el PSOE, del que han formado parte ministros, y ministras de dicho partido.

Pero como ocurre en toda organización política, esta formación ha tenido sus altos y bajos en el devenir, que la han llevado hasta el momento presente. Junto a esto, a su izquierda ha nacido una nueva formación política, el Movimiento Sumar, fundada por la abogada laboralista Yolanda Díaz que, quiérase o no, es competencia ideológica en el lado de la izquierda a la izquierda del PSOE.

A Sumar se fueron incorporando poco a poco diversas formaciones de izquierda de cara a las última elecciones, y un mes antes de esa fecha fue la propia formación Podemos la que acabó integrándose, si bien con identidad propia.

Pero como en política el movimiento es continuo, pues al fin y al cabo las formaciones políticas son máquinas ideológicas puestas en marcha, esa misma formación, Podemos, hace apenas un mes se separó, desgajó voluntariamente de Sumar, pasando a formar parte del Grupo Mixto, buscando mayor predicamento en el Parlamento; es decir, tener tiempo propio para parlar, que es de lo que se trata.

Y de qué manera «parló» Podemos el pasado 10 de enero, fecha en la que el Gobierno de coalición de PSOE y Sumar presentaron una serie de decretos de cara al presente y futuro de este país. Sabido es que existe desde hace tiempo una guerra subterránea entre Sumar y Podemos, que no perdona a Yolanda Díaz lo que, en opinión de los morados, es un aislamiento.

Los votos negativos de la derecha y la extrema derecha estaban cantados desde el primer día ya que, fieles, como digo, al «efecto Ayuso» del NO a todo, que los acerca cada día más, los periodistas teníamos apuntado el dato. Pero lo que saltó a los cuatro vientos fue el voto en contra de Podemos, tumbando un decreto impulsado por el Ministerio de Trabajo de la vicepresidenta del gobierno, Yolanda Díaz, y sufriendo por tanto ésta la primera derrota en su nueva etapa política.

No es de extrañar, ante semejante sinsentido, que fuera la propia Díaz la que se pronunciara al respecto con estas palabras: «Así no se puede gobernar. Están en contra de los parados, votan con la extrema derecha».

Porque, en resumidas cuentas, y mal que quieran o no admitirlo, Podemos votó en este punto junto al Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo y también junto a la ultraderecha de Santiago Abascal, convirtiéndose, en esta ocasión, en «compañeros de viaje» a la hora de contar los votos. Ojalá no se repita, pero son habas contadas.

Como patriarca máximo de Podemos, Pablo Iglesias debería saber que eso de «Conquistar los cielos» puede quedar muy bien de cara a una parroquia enfervorizada y entregada, pero que gobernar en la pecadora tierra es otra cosa, y que las metas se consiguen votando a favor de lo que cada cual cree que es lo más adecuado. Y en una organización de izquierdas, como dicen ser, las cosas deberían estar claras.

Dejen el de Galapagar y sus correligionarios el cielo para la iglesia y para Marx, y dedíquense trabajar por conseguir unas mejoras que a buen seguro favorecerán a las clases más necesitadas.

Seguro que el cielo puede esperar para ser conquistado, y Marx, con todos los respetos, escribió «El Capital» en 1867.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha siete libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», «Memoria Histórica. Para que no se olvide» y «Una Transición de risa». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

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