Carmen la Talegona estrena en Flamenco Madrid «Memoria: Capacidad de recordar»

Está de moda en los espectáculos de baile flamenco la introspección, la indagación en el propio ser o en la propia vida, o en la raíz y el devenir del flamenco o en el de la familia. No hay espectáculo de baile que no haya visto este año y parte del pasado, en que no se hable de este mirar hacia adentro. Se ve que tuvo éxito la trilogía de Ana Morales, pionera en indagaciones.

A veces la introspección se ve justificada en el espectáculo, otras no tanto. Pero en la capacidad de recordar de este estreno absoluto en el Festival Flamenco Madrid de La Talegona, la memoria está conseguida de pleno.

María del Carmen Rivas Aranda, bailaora gitana cordobesa, de nombre artístico Carmen La Talegona, porque procede del clan de artistas los Talegones, desde los once años cuando ingresó en el Conservatorio de Córdoba, para estudiar danza española y arte dramático, no ha parado hasta el día de hoy, que ya va acercándose al medio siglo. Compañía propia, solista en otras compañías de prestigio, giras internacionales, docente, premios, nada falta en la trayectoria de esta artista.

La capacidad de recordar está en todo lo que compone el espectáculo y me atrevería a decir que comienza en la dirección artística y coreográfica, diseño de iluminación y vestuario de Ángel Rojas, también director de Flamenco Madrid. Absolutamente magnífico, fundamental para el realismo y la comprensión de lo que va sucediendo en escena.

Está por supuesto plenamente conseguida en el baile de La Talegona, que conecta con sus emociones, con los recuerdos escondidos en algún lugar de la memoria, con cada gesto y cada mirada hacia adentro, con la sed de vida y el ansia de amar, con la esperanza de recordar cada paso, cada verso expresado por medio de su danza. Y finalmente, como ella dice, «recordar que recuerdo». Todo esto, está magistralmente expresado en las danzas de su memoria.

Bailes a los que ponen alma el cante profundo, hundido en mil raíces de Manuel Fernández y la guitarra virtuosa de Antonio González, las palmas cuando toca de El Truco, la música electrónica de Josswing. El invisible narrador Pablo Durán, tan visible en el hilo de los aconteceres de la memoria.

Cada parte del todo es tan fundamental que si una sola parte faltara no habría todo. No habría todo sin la maravilla de la iluminación, que a veces nos lleva casi al más allá, a un profundo espacio hecho realidad virtual, pero que no existe. Ahí se ve la calidad y complicidad de los artistas, unidos por la sabia batuta del director, en un guión cien por cien conectivo.

Recuerdos por soleá, por garrotín, por martinete en este caso con guitarra, por tientos tangos, por seguiriya, por bulerías, por toda la capacidad de recordar lo que recuerdan cantando, tocando, bailando y a compás.

Capacidad para recordar es un espectáculo tan de raíz como original, bien construido, exquisitamente dirigido, con las músicas justas, con las letras que emocionan, con el baile que nos lleva a través del tiempo, con los elementos justos para su existencia, donde la memoria siempre presente prevalece de principio a fin.

Un estreno absoluto que merece itinerar planetariamente.

Teresa Fernández Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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