A propósito de Ramón Tamames y su moción de censura

Un escribano en la Corte

Tamames concejal de Madrid © Conrad
Tamames concejal de Madrid © Conrad

Hay una vieja canción del cantautor Rubén Blades que dice, entre otras cosas: «La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida…». Y viendo la llamada de forma oficial moción de censura de la semana pasada, que otros tildarían de esperpento o vodevil, comprendí la razón que tenía el veterano compositor panameño en su aserto.

Porque lo acaecido en torno a la citada moción, presentada por el partido de ultra derecha Vox y llevada a cabo de hoz y coz por Ramón Tamames, es realmente una sorpresa que habrá movido a la hilaridad a algunos, mientras que otros nos inclinamos por sentir vergüenza ajena, al ver a un hombre que conocimos en otros tiempos con diferentes hechuras, si bien, todo hay que decirlo, lo de cambio de ideas, que otros llaman chaqueta, no le resultan ajenos al veterano y respetado economista, catedrático y varios etcéteras más que adornan el curriculum del susodicho.

Algunos conocimos allá por los años setenta al Tamames comunista puro, que en base a su ideario estaba dispuesto, hoz y martillo en ristre, a arreglar a este país nuestro o, al menos, a reconducirlo por el camino del proletariado. Pero hete aquí que desengañado tal vez, o cambiando de criterio –estaba y sigue estando en su perfecto derecho, que utiliza con holgura-, crea la llamada Federación Progresista, que integraría en Izquierda Unida, organización que era por entonces, en opinión del que suscribe, como el traje de los domingos, el de ir a misa del Partido Comunista, Por esos años sería también concejal del ayuntamiento de Madrid, en tiempos del inolvidable alcalde Enrique Tierno Galván.

Finalmente, dando un volantazo digno de rally ideológico, se integra en el llamado Centro Democrático y Social, partido del que fuera presidente del gobierno, Adolfo Suárez, que venía a ser, a fin de cuentas, los restos del naufragio político de la también extinta Unión de Centro Democrático, la UCD, partido que gobernaría en los primeros años de democracia.

Y a estas alturas de su trayectoria resulta que nos encontramos con que el ínclito catedrático, economista, y siempre respetado señor Tamames se presenta en la moción de censura propugnada por Vox para ser el próximo presidente del gobierno de España con el bagaje que le precede, y con lo que propone para este nuestro país, en base a los postulados políticos del partido que, le guste o no, es el que lo ha puesto ahí, pero teniendo en cuenta, eso sí, que él lo ha aceptado previamente, y así son las reglas del juego.

Después de horas y horas ante la televisión, viendo el desenlace habido, cada cual tendrá su respetable opinión con respecto a lo allí acaecido, pero lo cierto es que dicha moción de censura ha puesto de manifiesto varias cosas: la primera es que daba la sensación de que el candidato a presidente del gobierno imaginaba que a lo que iba era a dar una conferencia en una aula magna, por lo que no le gustaban las réplicas, ni que los demás políticos, en su perfecto derecho, opinasen sobre lo concerniente a la moción.

Empleando la mentira como argumento, algo siempre rechazable, y más en un profesor digno de tal nombre, intentó endilgarnos que la guerra civil española comenzó en el año 1934, cuando la verdad es que fue en 1936, por unos militares levantados en armas contra el gobierno legítimo de la República, al mando de los cuales estaba un tal Francisco Franco Bahamonde, que devino en dictador durante cuarenta años, aunque se hiciera llamar, con el beneplácito de la Iglesia Católica, «Caudillo de España por la gracia de Dios».

Mencionó también peyorativamente al que fuera presidente del Consejo de Ministros en la segunda República, Francisco Largo Caballero, olvidándose mencionar, por ejemplo, que fue el hombre que trajo a España las vacaciones remuneradas para todos los trabajadores del país. O que reconoció el derecho de huelga sin despidos para todos los trabajadores, algo hasta entonces inexistente.

Por eso cuando usted hablaba, señor Tamames, realmente se convertía en el micrófono abierto de Vox, era la voz de su amo, de un partido ultraconservador que miente en muchas ocasiones, y que para más inri reniega de cosas aprobadas y reconocidas en nuestra Constitución, como es la España de las autonomías.

Porque usted estuvo arropado en todo momento por la guardia pretoriana de Vox, que para eso estaba a su lado, prietas las filas. Partido que es, al fin y al cabo, el que ha orquestado la moción con fines perfectamente comprensibles desde el primer momento: desgastar lo más posible al gobierno, a veces con mentiras manifiestas, al tiempo que mirar por el espejo retrovisor a una derecha que va a ser –ya lo es- la competencia directa en breves fechas, un Partido Popular con su héroe ausente, señor Feijóo, embarcado en otros menesteres a los que acudir.

Con todo el respeto para el que fuera candidato a futuro presidente del gobierno, señor Tamames, con la moción de censura por él defendida y presentada por el partido que le arropa, Vox, que se ha movido entre bambalinas en pos de sus intereses, ha convertido usted por un par de días al Congreso de los Diputados en un lugar poco edificante de cara al presente y futuro de este país.

Porque la España de charanga y pandereta que diría Antonio Machado tomó cuerpo en el hemiciclo durante su moción de censura, siendo usted, con todos los respetos, un alumno aventajado del partido que le protege y agasaja. Más que alumno, un actor aventajado abriendo cartel.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha siete libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», «Memoria Histórica. Para que no se olvide» y «Una Transición de risa». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

1 COMENTARIO

  1. Todos queremos ser protagonistas pero solo unos pocos pueden serlo. Al profesor Tamames cuya Estructura Económica sigue siendo un must en las facultades de Económicas, es decir, es de los pocos que quedan que no ha tenido la política como profesión, le encanta desde siempre el protagonismo y a sus casi noventa años, con una mente lúcida como muchos parlamentarios actuales desearían tener, quería volver a tener un buen chute de protagonismo. Vox le tiene sin cuidado, y lo demostró, pero era el único que podía darle cancha y de paso no mojar a ninguno de los suyos.
    Así que don Ramón tuvo lo que quería, protagonismo, y de paso dio una lección de saber estar parlamentario a la tropa de gritones que creyendo usarle consiguieron lo contrario.

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