New York City Ballet, se presentará el 23 y 26 de marzo en el Teatro Real de Madrid, en cinco funciones especiales, que mostraran por primera vez en la capital de España, la presentación de esta prestigiosa compañía norteamericana.
Se han seleccionada para esta ocasión, tres coreografías llenas de simbolismo. Dos son obras de George Balanchine cofundador de la compañía: Serenade, el primer ballet creado por el coreógrafo, Square Dance donde intensifica la unión entre danza clásica y folclórica promovida por el coreografo; y The Times are Racing de Justin Peck, creada en 2015.
Se contara con la presencia del director de la compañía americana, Jonathan Stafford, recibido por del director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, quien siempre nos ofrece novedades y calidad artística tanto en la Ópera como en otras actividades del magno teatro madrileño.
New York City Ballet, es uno de los grupos de danza más importantes de Estados unidos, creado por el famoso coreógrafo George Balanchine y Jerome Robbins en 1948. El Ballet tuvo sus comienzos en compañías anteriores que se destacaron en la década de los años treinta, hasta que Balanchine fue director de la compañía y alcanzó su sueño: un Ballet vanguardista que marcó un hito en la danza moderna mundial.
La residencia de la compañía fue la ciudad de New York, por eso su nombre New York City Ballet. Pronto se convirtió en una compañía exitosa, con dos sedes y con una escuela de danza. Balanchine dedicó su vida y su creatividad a la organización y desarrollo de esta compañía creando coreografías especialmente para el ballet hasta su muerte acaecida en 1983.
Su innovación artística radicó en fusionar la tradición del ballet clásico con aspectos de la vanguardia norteamericana y dar una perspectiva corporal a los bailarines más liberadora, con coreografías por momentos audaces, sin duda innovativas para la danza de su época.
Tuve la ocasión de ver la compañía cuando vivía en New York y siempre sorprende por su capacidad escénica y su perfección técnica. Ha representado más de sesenta ballet en temporadas de invierno y primavera. Su presencia es casi permanente en los escenarios locales.
Tal vez sea una ironía que un artista ruso creara el Ballet que más representa a los Estados Unidos en el mundo de la danza. Sin embargo, haciendo historia, Balanchine se destacó como bailarín y coreógrafo en su país natal, Rusia, y dio nacimiento a un estilo personal llamado «neoclásico» o «nuevo clasicismo», por incorporar aspectos novedosos en las posiciones del cuerpo y dejar mayor libertad entre los pasos y las figuras corporales de los bailarines.
En medio de los avatares de la guerra y el ascenso del comunismo que no era amante de las innovaciones, Balanchine aceptó una invitación para emigrar a Estados Unidos donde encontró la libertad y la energía para crear su sueño: una danza más libre e innovativa.
Primero, fundó una escuela: School of American ballet (SAB), donde sus bailarines le inspiraron, por su libertad expresiva, varias de sus composiciones. Serenade, fue su primera coreografía donde funde la música con la coreografía, la tradición clásica del ballet con la expresión vanguardista.
Es una nueva concepción de concebir el ballet y de acercarse al cuerpo humano con movimientos más libres y expresivos, que los bailarines integran de manera natural. No se descarta la acrobacia, la expresividad actoral y la técnica esmerada de control y precisión.
Por otra parte, el argumento que da pie a la ilustración coreográfica se desvanece en la concepción del ballet. Balanchine se libera de la narración dando así una imagen de la danza más abstracta. Su arte es la búsqueda de la danza por la danza misma, donde la historia es un hilo conductor para liberar movimientos, dinámica y gestos corporales como un nuevo lenguaje plástico y musical.
Al trabajar Balanchine para musicales de Broadway y para el cine, su visión de la danza se amplió y eso colaboró con su estilo de soltura, asimetría en los pasos, movimientos acrobáticos y contorsiones del cuerpo, un conjunto dentro de la armonía y la belleza del cuerpo y el lenguaje de la danza, casi cercano a la pintura y a una emoción visual plástica.
Sus coreografías pueden ser pinturas en movimiento, las concibe como un pintor que capta líneas, movimientos, ritmos y emociones: esa es su estética de la danza.
En el Teatro Real se podrá apreciar por primera vez en Madrid, la reconocida compañía de danza: New York City Ballet, en todo su esplendor.