Mientras proseguía este 15 de marzo en el parlamento la reunión de la Comisión paritaria, en la calle el movimiento de protesta nacional contra le reforma de las pensiones que impulsa Emmanuel Macron se ha extendido y radicalizado, y este 15 de marzo 2023, en la octava jornada de manifestaciones en todo el país, han participado 450.000 personas en Paris, un millón setecientos mil en toda Francia, según fuentes sindicales.
Cabe destacar la importante participación de la juventud y del sector de la Educación nacional, en solidaridad con los trabajadores del sector público (refinerías, energía y transportes son los más movilizados) y privado.
«Emanuel Macron si tu continue il va faire tout noir chez toi (sí continuas vas a estar a oscuras en tu casa)», la canción de los trabajadores del sector eléctrico en la manifestación parisina ha dado el tono de la determinación popular, pues los huelguistas amenazan con cortar el fluido eléctrico que alimenta las instalaciones del palacio del Eliseo. Una interrupción de la alimentación eléctrica se ha producido hoy en el fuerte de Brégancon, residencia de vacaciones presidencial.
Cerca de cincuenta universidades en Paris, Lille, Toulouse Estrasburgo, Tours, Versalles, Reims y Rouen, entre otras, han sido bloqueadas, así como buen número de liceos.
Los desbordamientos y las acciones más radicales se han multiplicado en las últimas veinticuatro horas, y todos los dirigentes de la intersindical han advertido al gobierno del riesgo de una explosión social incontrolada si la «reforma de las pensiones» no es retirada.
En autopistas, centros comerciales, zonas industriales, estaciones ferroviarias como en Albi, en las obras del futuro estadio olímpico de Saint Denis, en los bulevares periféricos de varias grandes ciudades, en la compañía marítima de Marsella. Las iniciativas son múltiples y variadas.
Cierto es que la intersindical no ha dado hasta ahora una consigna unánime y contundente para paralizar el país, pero sigue llamando en todo caso a mantener la huelga y las manifestaciones, aun si el proyecto de ley fuese aprobado mañana en el parlamento.
La huelga de los basureros en París, Nantes y Havre se ha convertido en un símbolo de la resistencia popular contra Macron, y numerosos ciudadanos se declaran solidarios con la huelga a pesar de las molestias sufridas con la acumulación de basuras en las calles, y de que se ha extendido hasta el lunes próximo. Las cajas de huelga sostienen la ejemplar movilización de los basureros, concernidos muy directamente por la «contra reforma» de las pensiones.
Violencia policial
La violencia policial ha vuelto una vez más a ser la respuesta del gobierno a la intersindical en lucha en París y en otras localidades. Macron, sordo ante la protesta popular, ha optado por la represión policial, en neto aumento este 15 de marzo, sobre todo cuando crece la participación de la juventud estudiantil. La movilización masiva de la juventud es sin duda un elemento clave y muy temido por el gobierno en estas protestas.
El jefe del Estado y sus sumisos «editorialistas» en la prensa dominante han fracasado en su estrategia de pregonar el agotamiento de la huelga, y de tratar de oponer la opinión a los huelguistas. Casi setenta por ciento por ciento de los franceses, según sondeos, son hoy favorables a proseguir la movilización, en vísperas del voto mañana en el parlamento.
La comisión mixta paritaria está compuesta por siete diputados y siete senadores (de ellos diez son favorables al proyecto de Macron). Dicha comisión reunida a puerta cerrada ha aprobado un texto de compromiso entre las dos cámaras, que será sometido mañana al voto de los diputados. Si Macron no lograra la mayoría en su frágil alianza con la derecha del LR, no descarta el uso del 49,3 que evita el voto parlamentario.
Sin embargo y contrariamente a lo que espera el gobierno, la movilización actual no da signos de agotamiento, la situación en el país es explosiva y todo parece indicar que la lucha seguirá en la calle, pase lo que pase mañana en el parlamento.