Entretenida comedia coral dirigida por Dean Craig (Un funeral de muerte) y protagonizada por Toni Collette (Puñales por la espalda, pequeña miss sunhine), Anna Faris (Dime con cuantos, Una conejita en el campus), Rosemarie De Witt (El amigo de mi hermana), Ron Livingston (Tully), y la pareja de veteranos rescatados del olvido Kathleen Turner (La guerra de los Rose, Tras el corazón verde) y David Duchovny (inolvidable en Expediente X, Californication), «Una herencia de muerte»(The Estate) trata sobre un grupo de sobrinos sin escrúpulos dispuestos a hacer hasta lo imposible para conseguir heredar a la tía Hilda, aquejada de un cáncer múltiple en fase terminal.
A las hermanas Macey (Toni Collette) y Savanna (Anna Faris), propietarias de una destartalada cafetería familiar que tiene los días contados, los bancos se niegan a seguir financiándoles. Entonces se enteran de que su acaudalada tía Hilda (Kathleen Turner), una mujer permanentemente enfadada con quienes la rodean y con el mundo, está a punto de morir, y deciden acudir a cuidarla con el objetivo de hacerse con la herencia. Al llegar a la imponente mansión donde vive Hilda, se enteran de que hay otra prima, Beatrice (Rosemarie DeWitt), quien se ha trasladado con su marido para hacerse cargo de la enferma, con idéntico propósito.
Mientras las tres mujeres discuten acerca de quien tiene más derecho a hacer de enfermera y convertirse en heredera, aparece un cuarto pariente, el primo Richard (David Duchovny), un tipo grotesco pasado de rosca que, en un día especialmente caluroso, se presenta conduciendo un viejo porsche y vestido de terciopelo. La historia es la de la guerra que se establece entre los primos para hacerse con la herencia; todos ellos ignoran si figuran, o no, en el testamento de la tía.
Un guión desenfadado y un desfile de actores con talento como los de «Una herencia de muerte[1]» no son suficientes para garantizar el resultado óptimo de una comedia que promete más de lo que da. A esta le sobran lugares comunes y le falta ritmo y algo de originalidad.
La recurrente historia del pariente rico en el lecho de muerte, y los parientes pobres destrozándose para conseguir los millones, es una fórmula intemporal que no siempre funciona como estaba previsto. Ni siquiera cuando la moribunda es una actriz de la categoría de Kathleen Turner, con sus señas de identidad, incluida la voz ronca, que nos remiten a un pasado feliz que tiene más de treinta años.
- «Una herencia de muerte» se estrena en la cartelera madrileña el viernes 20 de enero de 2023