La Federación Local de Asociaciones Vecinales de Leganés reclama la recuperación para el pueblo de la antigua casona familiar de los Fernández Cuervo. Se trata de una de las últimas casas antiguas de Leganés por lo que conservarla sería una importante aportación al patrimonio arquitectónico del municipio y podría servir para incrementar el tejido cultural.

Sin embargo, en el actual plan urbanístico la casa ya no figura como bien protegido, por lo que en la actualidad podría ser derribada legalmente para construir en su enorme solar cualquier otro tipo de edificación con la única limitación de los volúmenes de edificación legal que sean aplicables. 

La reivindicación no es nueva. Ya en alguna ocasión a lo largo del periodo municipal democrático hubo contactos con la familia para la adquisición de la casa por parte del municipio que resultaron infructuosos.

El hecho de que un Ayuntamiento se haga con una finca histórica no es nada extraño. En la provincia de Madrid, sin ir más lejos, el Ayuntamiento de Móstoles mantiene la casa del famoso alcalde que declaró la guerra a Napoleón en 1808 y organiza en ella actividades de tipo cultural y social.

La familia Fernández Cuervo ha sido, desde el siglo diecinueve y sobre todo tras la restauración monárquica de Alfonso XIII, una de las familias más ricas e influyentes políticamente de Leganés. Dos de sus miembros han ostentado la alcaldía del pueblo. Un Fernández Cuervo fue alcalde en 1931 hasta la proclamación de la República el 14 de abril de ese año.

Concretamente José Fernández-Cuervo Grado formó parte en octubre de 1868 de la Junta Provisional Revolucionaria durante llamada Revolución Gloriosa que consiguió la expulsión de España de la reina Isabel II. En ese momento llevaba casi un año siendo concejal del Ayuntamiento.

A partir de ese momento y durante más de un siglo, la familia Fernández-Cuervo estuvo presente en los círculos de poder municipal en Leganés donde poseían una extraordinaria cantidad de tierras que arrendaban para su cultivo y con las que se enriquecieron todavía más cuando llegó la etapa del crecimiento urbano y demográfico de la zona sur de Madrid.

José Fernández-Cuervo Grado fue alcalde de Leganés ininterrumpidamente, aunque en varios mandatos desde el 18 de octubre de 1868 hasta el 24 de agosto de 1873, incluyendo por lo tanto los siete primeros meses de la Primera República, así como dos meses del periodo federal de la misma. Volvería a ser alcalde, una vez restaurada la monarquía con Alfonso XII entre marzo de 1877 y enero de 1880. En esa fecha paso a ser concejal hasta 1881.

La presencia de la familia en el consistorio se renovó entre 1891 y 1895 con la concejalía ejercida por Antonio Fernandez-Cuervo Grado. La familia volvería al poder municipal en 1924 cuando José Fernandez-Cuervo Sánchez fue concejal, bajo la dictadura de Primo de Rivera durante varios meses de 1924. Él mismo fue el último alcalde de la familia Fernández-Cuervo entre febrero de 1930 y abril de 1931. Seis días después de la proclamación de la Segunda República entregó el bastón de mando a Pedro González González, Perucho, quien moriría fusilado por los franquistas en Madrid en mayo de 1940.

Hasta 1947 , bajo la dictadura franquista no vuelve a aparecer un miembro de la familia entre los responsables municipales. En este caso hablamos de José Luis Fernández-Cuervo Martín, quien fue concejal en varios periodos de la dictadura, designado bien  por el tercio de representación sindical o bien por el tercio de cabezas de familia en las peculiares elecciones que organizaba el franquismo. Su último periodo de mandato transcurrió entre 1971 y febrero de 1974. Èl fue el último habitante de apellido Fernández-Cuervo de la casona de la plaza de España, que fue paulatinamente a abandonada tras su muerte hasta quedar completamente vacía.

La operación que piden las asociaciones vecinales a la actual corporación consistiría en la adquisición del inmueble, en la actualidad muy deteriorado, para su posterior restauración y transformación en un centro cultural donde tuvieran su sede tanto asociaciones sociales y culturales como organismos municipales de gestión de esas actividades.

La forma de adquisición podría abordarse mediante la compra a la familia o, de una manera aparentemente menos gravosa para las arcas municipales, mediante el intercambio del solar de la casona por otras parcelas de propiedad municipal que la familia Fernández Cuervo pudiera aprovechar para construir.

Fuentes cercanas al entorno de la familia afirman sin embargo que los dueños estarían esperando el permiso municipal para demolerla, para edificar en el solar, dado el hecho de que la casa ha perdido hace tiempo la protección de que gozaba como bien cultural.

Los líderes vecinales son conscientes de que no será una gestión fácil pero también de que Leganés, y sobre todo su zona centro, merece un espacio social y cultural como el que podría constituir la vieja casona de la plaza de España.

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