Otra idea del mundo es un documental del filósofo, escritor y documentalista francés Bernard-Henri Lévy, presentado el lunes 13 de junio en el auditorio de Caixa Forum de Madrid con el patrocinio de Enclave ODS del diario El Español y Caixa Forum, con coloquio posterior entre el cineasta y el director del diario Pedro J. Ramírez.

El documental pone delante de los ojos los infiernos de Ucrania, Libia, Kurdistán, Nigeria, Somalia, Afganistán, Bangladesh y ahí mismo en la isla de Lesbos, con campo de refugiados en Moria, diseñado para tres mil personas y que cuenta con veinte mil hacinadas en el peor de los infiernos.

Excepto Ucrania, Lévy recalca que el resto de estos infiernos están olvidados. El documental emociona hasta el llanto, indigna, pone los pelos de punta y hace perder la esperanza en que esto cambie.

Es el caso de Afganistán y Bangladesh revisitados por Lévi recientemente. La primera vez que fue ahí era joven y conocido como Benny Lévy. Él dice: Una cosa es escribir sobre lo que no se ha visto y otra es estar allí, hablando con la gente, con mujeres violadas y mutiladas, niños que nunca podrán ser niños, dirigentes, terroristas, hijos de terroristas, con los que Lévy ha hablado y aconsejado enseñar a sus padres. Todas las imágenes en directo. Después de ver el documental, uno no es el mismo de antes.

Se hace difícilmente soportable ver que eso existe, que está ahí ante nuestros ojos, ver la responsabilidad que tienen los países que consideramos más democráticos del mundo, ver en directo el infierno que nunca acaba, porque a nadie le interesa que acabe.

De Ucrania, infierno no olvidado porque es Europa y del gas del invasor dependen muchos países de nuestro privilegiado continente, lo más impresionante es cuando Lévy habla de los ojos de Putin: «No tiene ojos. Cuando se mira a los ojos de alguien, se ve algo, dicen algo. Los de Putin son un vacío. No tiene ojos».

El documental presenta escenas del Kurdistán sirio e iraquí, imágenes de la tragedia de un pueblo sin posibilidad de tener su nación, porque realmente Kurdistán no existe aunque se extiende por territorios de cuatro países, los dos documentalizados más Irán y Turquía. Fácil de entender, una región muy rica en petróleo en medio de un desierto.

El pueblo kurdo existe, Kurdistán no. Los activistas kurdos, los que no se resignan a esta situación anómala son considerados terroristas desde hace muchos años. No se documentaliza el Kurdistán turco, pero sí a Erdogan, ese moderno sátrapa protegido por intereses externos muy poderosos, los nombres sobran. Sí se ve la persecución de los judíos en Turquía. Hay muchos turcos mentalizados, fanatizados con destruir al «sucio judío». Pero esta no es la única religión perseguida presente en el documental.

En Nigeria, la crueldad del grupo islamista terrorista Boko Haram hace estremecer. Persecución a los cristianos, nada nuevo, siempre han estado perseguidos, en un sitio u otro, desde los tiempos de su fundador, Cristo. La crueldad de Boko Haram con las mujeres. Vemos a una única joven superviviente de la masacre de toda su familia con un brazo amputado. De qué modo: primero amputaron los dedos, luego la mano, luego parte del antebrazo, luego… ¿cómo se puede sobrevivir a eso? ¿cómo puede existir en pleno siglo veintiuno? Pues ahí lo vimos, en vivo y en directo.

El peor quizá de los infiernos, Somalia, un país dominado por varios terrorismos, ignorado y olvidado de todos. Quizá es que no hay intereses, ni para mantener un gobierno títere que proteja y se beneficie al mismo tiempo de los intereses ajenos. Las imágenes espeluznantes.

Libia. Uno se pregunta cuantos libios echarán de menos al extinto Muamar El Gadafi, un tirano más en el mundo musulmán, no peor de los que siguen existiendo con el beneplácito de grandes demócratas. Ahora es otro país fallido, bicéfalo para más colmo, hundido en el caos y en la pobreza, a pesar de sus pozos de petróleo, nido de terroristas. En Libia hay demasiadas potencias extranjeras jugando al ajedrez político y no se vislumbra una solución …

No recuerdo bien, ni tampoco importa tanto, porque podrían ser de cualquiera de estos desdichados territorios, el grupo de mujeres activistas de su libertad, dispuestas a vender cara su vida para al menos intentar lograrla. Lo mismo digo del campo de refugiados de hijos de terroristas, a los que un optimista, o quizá no tanto, Lévy, pide que sean los maestros de sus padres, en el sentido de cambiar algo en ellos. Difícil tarea.

Lo del campo de refugiados de múltiples nacionalidades en Moria, isla de Lesbos, Grecia, veinte mil personas hacinadas en un espacio destinado a tres mil, con esas imágenes de niños que nunca serán niños y que no importan a nadie, un auténtico almacén de desahuciados que nadie quiere y una vergüenza para no sé si decir Europa y Grecia o Grecia y Europa. Auténticas imágenes del espanto.

Creo que es en este punto cuando Lévy muestra imágenes de un regreso a París, que podría ser Madrid o cualquier otra capital europea incluida Atenas, donde nadie sabe ni quiere saber nada de estos infiernos humanos olvidados, en los que tenemos tanto que ver. El filósofo y cineasta francés, nacido en Argelia, siente la indignación que cualquier persona con un resto de alma no puede dejar de sentir.

Afganistán y Bangladesh son los países revisitados ahora. La primera vez fue al Afganistán invadido por Rusia y al Bangladesh que aún era una entelequia. En el primer caso la tragedia de rusos – talibán, norteamericanos y vuelta a talibán, esta vez facilitada por la vergonzosa huida de un presidente demócrata. Con miles de personas abandonadas a su suerte y con un más que terrible destino para las mujeres.

Aquella entelequia de Bangladesh se ha convertido hoy en el infierno de los Rohinyas huidos del genocidio de la vecina Birmania, que comparten religión musulmana y lengua bengalí pero no son reconocidos como suyos. Genocidio a cámara lenta, según el Premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu. Imágenes de los Rohinyás que no quiere nadie, que estorban, en este mundo globalizado y desnaturalizado.

Bernard Henri Lévy
Bernard Henri Lévy

Las imágenes que se sirven en Otra idea del mundo no mienten. Están tomadas en directo por un onmipresente Bernard-Henri Lévy, judío perseguido en su periplo turco, a la caza del sucio judío.

Creo que este documental debería ser visto en institutos y otros centros docentes para adolescentes y jóvenes, para que vieran con sus propios ojos esa otra idea del mundo que los hiciera reflexionar y revolverse contra algo que está ahí mismo, pero que no se ve, porque no interesa que se vea.

Hay un antes y un después de haber visto esa otra idea del mundo.

Teresa Fernández Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

LEAVE A REPLY

Escribe un comentario
Escribe aquí tu nombre