El 23 de febrero 2022 llegamos a Jerez y empezamos por el concierto guitarra de Salvador Gutiérrez en la Sala Compañía, una sede histórica del festival. Expectación ante un concierto de guitarra del ecijano, un concierto que nos hubiera gustado más solista de lo que ha sido, tratándose de un artista nominado a un Grammy en 2014, un Giraldillo de Oro a la mejor música en la Bienal de Sevilla y habitual guitarra de acompañamiento de élite de cante y baile.
Un concierto basado en su propia música de su único álbum «11 Bordones», una ocasión para brillar por derecho propio. Estuvo bien que invitara para cantar la soleá por bulería a Enrique Soto Sordera y al sevillano Andrés Marín en una farruca para dialogar con la guitarra en un baile sensacional, baile siempre ajustado al diálogo con la música, un baile de composiciones geométricas corporales que rebosaron del mejor arte de la danza por los cuatro costados y pusieron la música en su mejor valor.
Bien que tuviera a Daniel Suárez como percusionista puntual y a José Manuel Ramos ‘El Oruco’ y Abel Harana como palmeros en los palos que requieren compás. Pero al baile, no. No añadieron nada, al contrario. Ocultaron al protagonista del concierto, fueron a su aire sin pensar en bailar al compás de la música. Pareció que quisieran robar protagonismo al cabeza de cartel.
Las músicas de los «11 Bordones» merecen más protagonismo de guitarra. La rumba «La barranca», las bulerías de «Camino de la estación», las alegrías «Plaza de Colón», la taranta «Dos guitarras para ti», con la que inició su concierto dedicada a su madre Carmen; los tangos «El cuartillo», «11 bordones» por soleá dedicados a Salvador Naranjo. Bulerías dedicadas a Paco de Lucía, (todos los guitarristas posteriores a Paco son hijos de su música y ritmos) «Salvicas a Sabicas», por seguiriya y cabal y los tientos, «El cartero a mi padre».
Salvador Gutiérrez merece promocionar más su carrera con compositor y tocaor protagonista y el Festival de Jerez es una excelente plataforma de lanzamiento.