Los retratos de la fotógrafa norteamericana Judith Joy Ross no son sólo imágenes de personas y grupos de ciudadanos norteamericanos tomadas en diferentes épocas de los siglos veinte y veintiuno sino que provocan una reflexión sobre cuestiones morales y existenciales de los seres humanos.
La artista ha confesado que la fotografía la ayudó a entender mejor el mundo, a luchar contra la tristeza, la injusticia y la guerra. Para todo ello su género preferido fue siempre el retrato, sobre todo de personas de la clase trabajadora. Ross refleja el rostro, la disposición y el porte de los individuos para captar la complejidad de sus personalidades más que para mostrar quienes son.
Nunca se dedicó comercialmente al retrato, ni siquiera tuvo un estudio. Para ella la cámara es una herramienta que le permite no sólo conectar, sino también trascender: «Con una cámara puedo llegar a ver y entenderlo todo», dice.
Joy Ross estudió fotografía en Filadelfia y Chicago e impartió clases en Nueva Jersey y Pensilvania. En 1992 recibió el Premio Charles Pratt Memorial y en 2017 el Lucie por sus logros en el campo del retrato.
Sus inicios en la fotografía parten de su necesidad de conocer emocionalmente a las personas que la rodeaban y por eso decidió retratar a la gente corriente en los lugares públicos que frecuentaba, estableciendo siempre una relación previa con los modelos.
Lo hace enmarcándolos en un tema monográfico, ya sea el de los visitantes al monumento a la guerra del Vietnam, los protagonistas del escándalo político Irangate, los niños de las escuelas de Hazleton o los pobladores de su ciudad natal en Pensilvania, un lugar en el que vive desde que nació en 1946.
El MoMA de Nueva York adquirió obras de Ross para sus fondos después de organizar una exposición de sus retratos tomados en el Monumento de Veteranos de Vietnam.
Fuera de los Estados Unidos sus fotografías fueron expuestas en Canadá, Alemania y Noruega, y ahora España.
Una de sus series, con retratos de estudiantes de la escuela pública de Hazleton manifestándose contra la guerra, fue publicada en forma de fotolibro en 2006.
La exposición
La exposición que llega a Madrid consta de doscientas fotografías distribuidas en nueve secciones que acogen los principales proyectos de la artista.
Uno de sus primeros trabajos fue el de Eurana Park, donde de niña jugaba con su familia, y otro el del pueblo de Nanticoke, donde su familia tenía una tienda de todo a cien. Los hizo a la muerte de su padre, en 1981, para exorcizar el dolor ante la pérdida. Las fotos aluden a la ausencia y transmiten un sentimiento de su conexión con esos lugares. Lo que hizo en estas series fue llevar a cabo el reto que planteaba a sus alumnos: mirar más allá de la apariencia y descubrir el significado último en términos personales e históricos.
Ross retrató a los visitantes al monumento a la guerra de Vietnam (la mayor parte familiares de las víctimas) para intentar dar un significado a esa guerra que entre 1965 y 1975 había costado la vida a miles de personas de ambos bandos.
Cuando la prensa desveló durante el mandato del presidente Reagan el escándalo Irangate o Irán-Contra, que denunciaba la financiación y el tráfico ilegal de armas y droga por parte del gobierno estadounidense con Irán y Nicaragua para financiar a los antisandinistas, Joy Ross hizo cientos de fotografías de los representantes del Congreso en los despachos y pasillos del Capitolio. El resultado fue una serie de más de un centenar de imágenes de gran belleza, llenas de intimidad y humanismo.
Tras los atentados del 11 de septiembre la artista fue a la Reserva de Eagle Rock en West Orange, Nueva Jersey, para descubrir cómo los seres humanos lidiamos con el duelo y la tristeza, captando en el semblante de la gente ese instante de estupor e incredulidad ante el suceso.
En su serie «Trabajos», inspirada en los retratos de August Sander, Joy Ross realizó en 1990 la dedicada a obreros de distintos centros de trabajo, incluyendo a los reservistas llamados durante la Guerra del Golfo.
Para la serie de Hazleton la artista fotografió durante tres años interiores de colegios, incluyendo el suyo propio, al que también habían asistido sus hermanos y su madre antes que ellos. Estas fotografías forman un retrato colectivo de la educación pública en Estados Unidos a través de sus profesores, alumnos de infantil, primaria, secundaria y bachillerato.
Una de las pocas series que hizo fuera de los Estados Unidos fue «Retratos de París», en la que buscó entender las diferencias culturales, para lo que trató de alejarse de los clichés que muestran a la capital francesa como la ciudad soñada.
Votantes en colegios electorales situados en iglesias, huellas del coste humano de los conflictos de Irak y Afganistán, manifestantes contra la guerra… son otras tantas series de retratos que Joy Ross hizo a lo largo de interminables viajes por los Estados Unidos.
- TÍTULO. Judith Joy Ross
- LUGAR. Fundación Mapfre. Recoletos, 23. Madrid
- FECHAS. Hasta el 9 de enero de 2022