Un creciente gasto energético y unos precios de venta inferiores al coste de producción. Por eso, miles de agricultores y ganaderos de toda España se manifiestan. Denuncian que la subida de los costes de producción es la puntilla de todo el aumento de costes que están sufriendo.
Pequeños y medianos agricultores y ganaderos están al borde de la ruina debido al doble saqueo que sufren por las prácticas monopolistas del oligopolio energético -con la asfixiante subida de los precios- y del oligopolio de la alimentación y distribución comercial -imponiendo precios por debajo de los costes de producción-.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha calculado la subida del IPC de octubre en un 5,4 por ciento, lo que la convierte en la más elevada desde septiembre de 1992. Esta creciente inflación -que alcanza el máximo desde hace veintinueve años- lleva ya ocho meses de ascenso continuado, debido principalmente a los precios de la energía -en particular, la electricidad- con un salvaje encarecimiento interanual del 62,8 por ciento, es decir, debido al atraco del oligopolio eléctrico.
A la electricidad -que en octubre se encareció un 10 por ciento con respecto a septiembre- también se suma la subida de los carburantes, así, en octubre la gasolina se encareció un 26,5 por ciento interanual y el diésel un 30,5 por ciento, a lo que se une el butano y el propano con un aumento del 33,4 por ciento.
¿Qué reivindicación une a todas las movilizaciones? ¡Precios justos en origen! Porque aquí reside la clave. Porque aquí se produce la sangría principal.
La diferencia que existe entre los precios que se pagan en origen a los agricultores y ganaderos, y los que se cobran a los consumidores, diferencia que ha llegado en algún caso hasta el mil por cien. Porque los bajísimos precios en origen son el mecanismo principal y la expresión concentrada del dominio que ejerce el oligopolio de la distribución y comercialización de los productos agrícolas y ganaderos, sobre los pequeños y medianos agricultores y ganaderos.
Porque los precios en origen son el origen de la sangría. Un pimiento puede costar un euro producirlo y lo pueden tener que venderlo por 80 céntimos. Los agricultores y ganaderos están descapitalizándose, es decir, están perdiendo renta, mientras se encuentran sin capacidad de inversión ni de mejorar la producción.
Por ejemplo, producir un litro de leche cuesta ahora 40 céntimos por la subida de la luz, el pienso y los carburantes, pero a los ganaderos tan solo se les pagas 33 céntimos. Los manifestantes piden que se cumpla la ley que prohíbe vender por debajo de los costes de producción. Y los préstamos financieros solicitados para la campaña de recolección de los productos les ahogan llegando a tener que cerrar.
El año pasado se cerraron más de mil explotaciones, según las organizaciones agrarias, y desde 2015 han echado el cierre cerca de seis mil. Una de las principales causas de la España vaciada. Por eso piden -además de poder vender sus productos por encima del coste de su producción- reducciones fiscales y una tarifa especial eléctrica para las explotaciones agrícolas con elevado consumo de energía.
En el caso de los productos lácteos el oligopolio dominante es Lactalis, de capital francés. Curiosamente, en Francia producen más leche de la que consumen y está más cara, y aquí pasa al revés, se produce menos y se paga mal. España es un país deficitario en producción de leche de vaca, producimos el 70 por ciento de la leche que consumimos. Lo que no hay son las llamadas reglas del mercado, ni libre mercado ni competencia… lo que hay es dominio de los oligopolios, principalmente de capital extranjero.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha sancionado en dos ocasiones al oligopolio lácteo. La última -pendiente de ejecución por reclamaciones de los sancionados- se eleva a 80.657.617 euros, mayoritariamente a dos conglomerados empresariales franceses, por sus prácticas monopolistas contra los ganaderos entre 2000 y 2013. Muchos años de una actuación gravemente dañina y mucho retraso en sancionarla. Sin embargo, con tales pactos monopolistas, de hecho, han ganado ya entre 2000 y 2013 diez veces más que el importe de las multas.
El futuro del sector primario está en peligro por el yugo insoportable de los oligopolios extranjeros, que lo están desmantelando. Tamaño empobrecimiento generalizado de los pequeños y medianos agricultores y ganaderos es la fuente del creciente enriquecimiento de los oligopolios de la alimentación y distribución, y del energético, así como de la banca y los fondos de inversión extranjeros, que participan en ellos y comparten sus beneficios.
Es decir, el dinero viaja a Estados Unidos, principalmente, Alemania y Francia, cuyos oligopolios son ya los verdaderos propietarios, los mayores accionistas y, por tanto, los mayores beneficiados por las exorbitantes ganancias. Son los auténticos «monarcas».