La Federación Regional de Asociaciones Vecinales (FRAVM) pide la retirada del proyecto de modificación de la Ordenanza de Terrazas que se tramita en el Ayuntamiento de Madrid, ya que solo beneficia a la hostelería y necesitaría «importantes cambios con el fin de garantizar el descanso y la movilidad peatonal de los vecinos y vecinas» afectados actualmente por los horarios nocturnos, los veladores y las estufas en las aceras, y las terrazas en bandas de aparcamiento y la prohibición de las asociadas a los food truck.
Indica la FRAVM que hasta el momento «de poco han servido las reuniones de la mesa sobre la nueva ordenanza de terrazas impulsada por el Ayuntamiento de Madrid», un espacio en el que la Federación se ha limitado a trasladar sus posiciones, al igual que han hecho comerciantes, hosteleros y grupos políticos, sin posibilidad de entablar negociación alguna.
A pesar de esta carencia, la organización, que está formada por 290 entidades vecinales, continúa de momento en la mesa con el fin de que se transforme en un lugar real de concertación.
Mientras tanto, este 29 de noviembre 2021, en el último día del periodo de información pública del Proyecto Inicial por la que se modifica la Ordenanza de Terrazas y Quioscos de Hostelería y Restauración de la ciudad Madrid, la FRAVM ha registrado un «contundente escrito de alegaciones» en el que solicita su retirada porque «lamentablemente, el proyecto se ha elaborado de forma poco rigurosa y sin la racionalidad necesaria, pero, sobre todo, sin atender al interés general de la población».
De hecho, agrega, «responde a los intereses de un colectivo minoritario y concreto, el sector de la hostelería, y eso queda claro en todo el proyecto y los informes que lo acompañan».
Argumenta la FRAVM que el proyecto debería ser retirado para «abrir un verdadero proceso de análisis, evaluación, debate y concertación con todos los sectores afectados, para conseguir un nuevo texto y no una simple modificación del actual, que siente las bases de una ciudad vivible, con barrios vivos, ordenada, sensible y respetuosa con los derechos y necesidades del vecindario, defensora de las condiciones ambientales y colaboradora con los sectores que aportan valor a la ciudad».
Pero la FRAVM tiene «pocas esperanzas de que el actual equipo de Gobierno, que desde hace meses camina de la mano de los hosteleros, tenga la valentía y decisión de echar el freno para hacer las cosas con el consenso y la reflexión que merecen». Por ello, plantea en el escrito que acaba de registrar 66 alegaciones al proyecto de modificación de la ordenanza.
Una de las más importantes para la Federación tiene que ver con los horarios, «elemento clave del conflicto entre vecindarios y hostelería que arrastramos desde hace tiempo en algunas zonas de la capital», porque «ninguna terraza en zona residencial debería poder operar más allá de las once de la noche si se quiere garantizar, como se pregona desde el Gobierno municipal, el descanso vecinal».
Defiende la FRAVM en su documento que permitir su actividad en horario nocturno en distancias inferiores a doscientos metros de las viviendas supone una «decisión irresponsable» que además choca «frontalmente» con la ley del ruido y su traducción municipal, la OPCAT.
Además, las autorizaciones deberían ser «preferentemente estacionales durante los meses estivales del año», siendo una excepción las terrazas que abren todo el año. Estas últimas deberían tener una «justificación claramente beneficiosa para el interés general del distrito o ciudad» y, en todos los casos, hay que atender «de manera preferente las posibles afecciones al descanso vecinal provocadas por el ruido, para lo que se tendrá en cuenta la altura de los edificios, el posible efecto de pasillo, eco flotante o Eco Flutter de la calle en cuestión, pudiendo solicitar un informe de impacto ambiental».
El proyecto municipal propone la posibilidad de autorizar terrazas a negocios que dispongan de licencia de hostelería y restauración como una actividad secundaria o accesoria de la principal que desarrollan, un extremo que la Federación Vecinal rechaza porque «equivale a tener barra libre de terrazas en cualquier lado y bajo cualquier circunstancia. Es convertir Madrid en La Ciudad Terraza, y una invitación clara a que cualquier negocio, sea el que sea, se hibride con la actividad hostelera: Panadería cafetería, librería cafetería, tienda de ropa bar, ferretería bar-restaurante… 2000 años después vuelven las tabernae romanas a Madrid», puede leerse en el escrito de alegaciones.
Para evitar esta barra libre al terraceo, la FRAVM también rechaza que se autoricen terrazas a los food truck, equiparándolos a los quioscos de temporada, pues nada tienen que ver con estos: «no imaginamos un puesto de venta de castañas con terraza, ni una churrería ambulante con terraza ni un quiosco de prensa con terraza», y por el mismo motivo no nos imaginamos un establecimiento de venta callejera de comida rápida con terraza.
¿Qué baño usarán sus clientes? preguntan desde la FRAVM, para incidir en que «más allá del uso abusivo del espacio público, corremos el riesgo de fomentar actividades con una pésima calidad del servicio».
Consideran que tampoco es de recibo que se facilite la instalación de terrazas en las llamadas zonas terrizas, pues el objetivo del Ayuntamiento debería ser recuperar estas áreas degradadas para disfrute del vecindario y la ciudad, «salvo que se especifique muy bien qué se considera zona terriza y cuáles son verdaderamente legales y aptas para instalar una terraza, no debería contemplarse en la norma».
Añaden que en los últimos tiempos asisten «con estupefacción al crecimiento descontrolado de los elementos que pueblan y conforman muchas terrazas, lo que ha generado auténticos monstruos desde el punto de vista urbanístico, estético y medioambiental, por no hablar de los problemas de movilidad peatonal que generan. Lamentablemente, el proyecto municipal no parece estar muy dirigido a ordenar este caos sino más bien a apuntalar malos usos ya existentes».
En este marco, la FRAVM considera que las construcciones ligeras o veladores «deberían desaparecer de nuestras calles por el grave riesgo que suponen para la vida de los barrios» y con ellos las estufas que en invierno pueblan muchas terrazas, «porque incumplen el RD 1027/2007 sobre instalaciones térmicas. Adicionalmente, se debería poner coto a las emisiones de carbono, sea cual sea su fuente de emisión. Por lo que proponemos que no sean autorizables los sistemas activos de climatización en terrazas , es decir, las estufas de gas, eléctricas o de cualquier tipo, así como los aires acondicionados».
Por otro lado, las asociaciones vecinales rechazan los puntos del proyecto relativos a las autorizaciones para colocar mesas altas con taburetes en aceras estrechas así como al uso preferente de elementos de jardinería como elementos separadores: «las mesas altas con taburetes ya existían, pero para poder autorizar terrazas en aceras estrechas se incluyen en la lista. Todo un artificio y pirueta normativa», sostiene la FRAVM.
Respecto al tamaño, no se deberían permitir terrazas mayores que la fachada del propio establecimiento, salvo excepciones por conformidad de las partes afectadas, esto es, comunidad de propietarios y locales colindantes, y nunca en frente de portales, garajes, salidas de emergencia y otros lugares esenciales. Además, el ancho mínimo de cinco metros de una calle para la instalación de terrazas junto a las fachadas es claramente insuficiente, aplicando las condiciones técnicas de la propia norma. La FRAVM propone que no se autoricen terrazas en calles peatonales de menos de nueve metros de ancho.
Fin de las terrazas en bandas de estacionamiento
La FRAVM sostiene que «ya es hora de que desaparezcan las llamadas terrazas covid en plazas de aparcamiento, unos elementos que se permitieron con carácter excepcional con motivo de la pandemia», pero en el artículo 7.j del proyecto, el Ayuntamiento juega perversamente con su ciudadanía, porque en él dice que «no se podrán instalar terrazas en bandas de estacionamiento», y sin embargo, la disposición transitoria tercera del proyecto establece que la mayoría de aquellas terrazas autorizadas podrán operar dos años más, algo que la FRAVM rechaza de plano.
La FRAVM recuerda que el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, refiriéndose a estas terrazas, indicó hace unos meses que «lo extraordinario no se puede transformar en ordinario» y ahora traslada la decisión a 2023, por lo que «la falta de confianza en este punto es total»
Zonas saturadas
Respecto a la creación de un mapa de zonas tensionadas por terrazas en la ciudad, las asociaciones vecinales, que prefieren usar el término de zona saturada, valoran la intención del Ayuntamiento en este punto, pero entienden que debería incorporar «elementos concretos para definir e identificar una zona saturada y también medidas concretas a implantar en su caso, dirigidas tanto para la minimización de los efectos propios de dicha saturación, como a la evitación prevención para otras zonas”.
Así, para la FRAVM se debería establecer una zona saturada si supera los niveles admisibles de ruido o por saturación de establecimientos en ámbitos en los que, por ejemplo, «existen edificios con más de cuatro establecimientos de hostelería en un mismo frente de fachada; existen manzanas con 2 o más establecimientos de hostelería en cada frente de fachada; en una calle de trescientos metros o en tramos de igual longitud de una misma calle hay más de seis establecimientos de hostelería; cuando la superficie agregada de las terrazas supera el 40 por ciento del espacio peatonal; cuando la ratio de las plazas de terraza sobre el total de habitantes supera el 20 por ciento; o cuando el número de establecimientos de hostelería supone la mitad o más de los establecimientos comerciales abiertos en una zona».
Por otro lado, las asociaciones vecinales rechazan la figura del «responsable de terrazas» propuesta por el Ayuntamiento, porque «esta figura es una forma de quitarse de en medio la Administración en su obligación de controlar y va a crear conflictos graves con el vecindario. Proponemos que sea la Policía Municipal por distrito la responsable de veladores al que el vecindario pueda hacer llegar sus quejas y conozca bien la normativa». Por el mismo motivo, se oponen a que se instalen sonómetros sin el control de los técnicos del Consistorio.
Con estos argumentos, la FRAVM espera que el Ayuntamiento retire su proyecto de modificación de la ordenanza y abra un «proceso de diálogo sincero y profundo» con el fin de dar vida a una nueva ordenanza de terrazas que sea capaz de conjugar el ocio y la actividad empresarial de la hostelería con los derechos de los vecinos y vecinas.