Morderse la lengua de Darío Villanueva es un libro esclarecedor y motivador. Trata sobre tópicos de nuestra sociedad actual y la lengua castellana. Como bien lo expresa su autor: «Corrección política, posverdad, neolengua y los otros aspectos de una misma tendencia contemporánea que compromete los límites entre realidad y ficción- -y la incidencia de todo ello en la política, nuestro pensamiento y, en definitiva, en nuestras vidas – generan un profundo estado de incertidumbre, de inseguridad sumamente generalizado, y en cierto modo asumido y aceptado por todos nosotros».
Tuvimos el privilegio de, años atrás, conocer a Darío Villanueva, profesor emérito en la Universidad de Santiago de Compostela, rector de esta magna institución entre 1994 y 2002 y director de la Real Academia de la Lengua de 2014 a 2018. A su vez, presidente de Fundéu y de la Asociación de la Lengua Española, Correspondiente de la Academia della Crusca de Florencia y de siete academias de ASALE, o sea, un experto en el campo lingüístico y un intelectual de prestigio, que ha publicado diversos libros entre ellos: Retórica de la lectura y la comunicación periodísticas (1995), Valle –Inclán, novelista del modernismo (2005), Después de la Galaxia Gutenberg y de la Galaxia McLuhan (2008), Imágenes de la ciudad: poesía y cine, de Whitman a Lorca (2015).
El libro Morderse la lengua (2021), que acaba de presentar la editorial Espasa, es algo más que «morderse la lengua» y callarse, es tomar conciencia de nuestro idioma, de nuestra cultura y de nuestro proceder porque decir lengua, es decir sociedad, pensamiento y acción.
Por eso, los temas que trata el libro tiene que ver con la política, la filosofía, la ética, el ser humano y lo social, encarnándose como un ensayo socio-filosófico-linguístico.
«Morderse la lengua», según el diccionario académico significa «contenerse en hablar, callando con alguna violencia lo que quisiera decir». Esta expresión no es privativa de los hispanohablantes, en muchas otras lenguas existe, es una expresión compartida con numerosos pueblos y que se relaciona con la corrección política y la posverdad.
Al leer el ensayo, no podemos dejar de pensar que nuestra cultura ha vivido las tensiones de los opuestos a través de los siglos: lo dionisíaco o lo apolíneo, el bien o el mal, el racionalismo o el sentimentalismo. En los vaivenes del devenir histórico unos conceptos ascienden otros bajan, se producen rupturas, choques y desorientaciones, pero siempre las olas terminan en la arena, aunque sufriendo desasosiego y, a veces, violencia. Toda generación provoca sus manifestaciones, sus parricidios, como en este caso de las tendencias posmodernas y su «deconstrucción», pero ya sabemos que destruir es fácil y construir, difícil. Los pensamientos nihilistas existen y existirán, sirven para sacudir el orden establecido y, con alianzas, pretender el poder, pero la humanidad parece evolucionar a partir de las ideas creativas e impulsadoras, sin embargo, hay riesgos y avisos.
El ensayo trata de hacer saber y de entender los movimientos generados en centros académicos con influencias de distintos pensadores contemporáneos, analiza las causas y los efectos de estas tendencias y nos alerta de las posibles manipulaciones a la que estamos expuestos si no comprendemos los fenómenos existentes.
Este compendio de información y reflexión llega de la mano de conocimientos, elaboración conceptual, una amplia bibliografía y una investigación científica, escrita de manera clara y didáctica.
El autor estructuró su análisis en seis capítulos: Capítulo Primero: La Corrección Política. Capítulo Segundo: Como nos mordemos la lengua. Capitulo tercero: La posverdad. Capítulo cuarto: Bulos y Patrañas. El apocalípsis de la realidad. Capítulo Quinto: La Galaxia POST, (Pos)modernidad líquida y Poshumanismo y Capítulo sexto: La verdad de las distopías. Cada tema desglosado en subtemas de amplio interés.
Aborda, el «Multiculturalismo», que en las universidades norteamericanas representó el cancelamiento de autores y obras clásicas y dentro de esta concepción del «Multiculturalismo» se trataba de «deconstruir» el canon literario, filosófico y artístico dominado por el racionalismo eurocentrista.
Villanueva profundiza el tema del sexismo en el lenguaje, focaliza, asimismo, la temática de las noticias falsas, tan candente en la actualidad, describe el papel de los medios y la tecnología, la unión de la comunicación y las nuevas plataformas tecnológicas en sus aspectos positivos y negativos
De especial interés es el Capítulo Quinto donde analiza la posmodernidad líquida y el poshumanismo, mostrando la influencia de pensadores franceses como Derrida, Foucault o Deleuze, quienes influyeron en las universidades americanas, (recordemos la influencia ejercida, en los años sesenta, por Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, influencia que se extiende hasta nuestros días en los autores mencionados).
No deja de sorprender que las cosas hubieran evolucionado así en los claustros norteamericanos y extendido a otras latitudes, incluso permeando la vida cotidiana, por la inconsistencia de tal pensamiento débil, agresivamente empeñado en arrumbar con la fortaleza de los «grandes relatos legitimadores» de la filosofía moderna, y de negar incluso la operatividad de la investigación cientifica en la búsqueda de la verdad y la comprensión correcta de la realidad.
El autor considera que hemos entrado en una etapa que llama «Era Post», o «Galaxia Post», que sirve para relacionar la Galaxia Gutenberg -la imprenta- con la Galaxia Internet, en la que estamos inmersos.
En el detallado análisis de la lengua, la sociedad actual y los movimientos filosóficos originados en las últimas décadas del Siglo veintiuno, el académico nos previene contra un vicio muy común en nuestra época de liquidez posmoderna: el «Adanismo», o sea actuar como si no hubiese habido nunca nada antes de nosotros.
Se suma a este vicio el «Revisionismo del pasado» a partir de una lectura de la contemporaneidad sobre el racismo, el eurocentrismo y el patriarcado. Pero es una revisión ambigua, poco científica en la medida que desconoce que el pasado no se puede cambiar ni volver presenciable y que los factos deben ser estudiados dentro del marco de su cosmovisión y su época.
El ensayo enumera varias iniciativas, algunas muy recientes, de ese revisionismo del pasado nacido desde los parámetros posmodernos: retirada de estatuas, eliminación de nombres y placas, cuestionamiento de conductas y silencio académico de temas y personajes. Como si estuvieramos viendo una película de ciencia ficción de un viaje al pasado para cambiarlo y manipularlo.
El autor examina las tendencias de pensamiento y sociales y nos situa en la realidad en que vivimos que tiende a ser distorisionada sistematicamente. Aunque parezca mentira, en la sociedad global de la información surgen mecanismos de desinformación unidos a la corrección política y la posverdad, de la quiebra de la racionalidad para dar paso a lo anti-científico, mostrándonos como actuan estos fundamentalismos y mecanismos de manipulación.
Aquellos que deseen entender las teorías circundantes actuales y comprender la interacción linguística con los fenómenos políticos y sociales, tienen en Morderse la lengua una forma de «sacar la lengua» y hablar y explicar los fenómenos apoyándose en un corpus científico de verificaciones y en una amplia bibliografía, además de las propias reflexiones del autor.
Este ensayo iluminador, escrito con conocimientos irrumpe en las vanguardias intelectuales internacionales enfrentando a la «cultura de la cancelación» con la «cultura de la disposición, la investigación y el no morderse la lengua».