¿Quién no ha pensado alguna vez en desaparecer?
¿Quién no ha pensado, alguna vez, en bajar la guardia?
¿En dejarlo todo? ¿En alojarse en una cuneta o en una madriguera?
¿Quién no ha pensado alguna vez en despojarse de todos sus yoes tan sobrantes como innecesarios?
¿Quién no ha barajado, alguna vez, la posibilidad de no ser, de no ser nada?
Tengo para mi que Mario Schoendorff lo ha hecho. Y lo ha hecho muchas veces. Tantas, que esos pensamientos le han pesado tanto que los ha puesto por escrito. Tantas, tantas, que no le ha bastado con la letra impresa y no se ha conformado hasta que ha visto sus reflexiones sobre las tablas.
Con “El necesitado” , Schoendorff da la voz y ceda la palabra a un alto ejecutivo que sueña con desparecer en un mendigo, su alter ego, con quien se ha obsesionado, con cuya libertad y desinterés –dignas de un Bartleby melvilliano– se ha encandilado.
Desde su celda, ese antiguo master de universo, cuenta la historia de cómo se borró de su destino. En un prodigioso ejercicio de mímesis, con calma y precisión subyugantes, Sergio Otegui narra, paso a paso, milímetro a milímetro, cómo la bola de nieve en que se mutó en pordiosero, va teniendo lugar y creciendo con firmeza imparable. Feliz, satisfecho, certero, Otegui narra todos los matices, aclara todas las dudas, soluciona los porqués, interpreta todos los movimientos, asume todas las contras que le llevaron al alcanzar la quimera extática de ser todo, que es tanto como ser nada o, como decía aquella vieja canción, nada de nada.
Luis de Luis, crítico teatral
Teatro Lara, jueves a las 17:15 horas
Ficha artística
Reparto Sergio Otegui
Texto y dirección Mario Schoendorff
Escenografía e iluminación Sergio Otegui, Mario Schoendorff