El emérito y sus andanzas han dejado de ser tabú. Incluso a veces parece más bien estar en el tiro al plato, pero para recibir los impactos. Eso sí, nada que hablar de lo importante, eso sigue siendo ocultado, incluso más cuanto más se critica al emérito. Obviamente la inmensa mayoría de los españoles estamos indignados por las prácticas corruptas del emérito. Pero ¿por qué no desvelar ahora las estrechas relaciones de Juan Carlos Primero con Estados Unidos?, ¿por qué no informar de la íntima relación de la fortuna ilegítima del emérito con los grandes bancos y oligopolios que se beneficiaron de sus «gestiones»?

Salvo esta entradilla, éste no es realmente un artículo propio. Es gracias al trabajo y a la gentileza del grupo editorial Sauce de Unificación Comunista de España (UCE) que puedo ofrecer una rica coral de voces variadas de distintos investigadores valientes y de signo ideológico diferente -pero siempre leales a la verdad- que han expuesto públicamente las relaciones del emérito con el imperio. En todas ellas, de una u otra manera, persistentemente, aparecen los grandes centros de poder nacionales y extranjeros, con Estados Unidos a la cabeza.

Pilar Urbano: El precio del trono era la OTAN

«Una hipoteca político-moral del rey Juan Carlos. Una factura pendiente que algún día había que pagar. (…) Hay unas cartas muy señaladas en las que se ve cómo el Rey no es motor del cambio, sino freno prudente de Estado. Porque no quiere la involución, y porque los EEUU estaban diciendo que no querían sorpresas, que España tenía que ser una democracia tranquila, con un ritmo «slow» [lento], para poder integrarse en la OTAN y en la Comunidad Económica Europea, pero sobre todo en la OTAN. Antes de empezar a reinar al Rey le dan una falsilla -yo le llamo el catecismo de Wells Stabler, el embajador de EEUU- donde se le dice el ritmo ralentizado al que tiene que hacer la apertura, y con quién tiene que bailar ese ritmo. Le dan hasta las parejas de baile: centro-derecha procedente del régimen y centro-izquierda socialdemócrata. Se decía que los socialistas podían esperar, pero que los comunistas debían esperar. No es un mandato, es una indicación del ‘gran tutor’. Que el Rey se está moviendo durante esos años bajo la tutela norteamericana es evidente, no digo nada que no sepa todo el mundo. Es una tutela militar, política y económica, por supuesto». (…)

«Justo un mes antes del 23-F, el Rey convoca en Zarzuela a Suárez [quien se negaba a aceptar la integración inmediata en la OTAN exigida por EEUU]. Allí le esperaban cuatro generales golpistas: Milans del Bosch, Elicegui, Merry Gordon y Campano López. El Rey dice a Suárez ‘realmente estos que hay dentro quieren verte a ti’ y le deja con los militares. Milans dice a Suárez que por el bien de España debe dimitir ya, cuanto antes. Y es cuando Suárez pide al luego golpista que le dé una razón para ello. En ese momento, Pedro Merry Gordon saca del bolsillo de su guerrera una pistola Star 9mm, se la pone en la palma de la mano izquierda y mostrándola dice al presidente: ‘¿Le parece bien a usted esta razón?’ El Rey, en la escalera, le advierte: ‘¿Te das cuenta de hasta dónde me estás haciendo llegar?’ Y le reitera que la solución para evitar el golpe militar pasa por un cambio de Gobierno». (…)

«Tras el 23- F, Adolfo Suárez tuvo la firme intención de volver. Reuniendo a sus colaboradores les pidió un informe técnico urgente para revocar su dimisión. Con esta intención se dirigió a Zarzuela, y allí recibió una sorprendente respuesta del Rey: ‘Ni tú puedes retirar ya la dimisión ni yo voy a echarme atrás en la propuesta de Leopoldo. ¿Todavía no te has enterado de que ha sido a ti a quien le han dado el golpe? A ti, a tu política (…) Políticamente estás muerto. Tienes que saber poner punto y final a tu historia (…) Discutimos si OTAN sí u OTAN no, si Israel o si Arafat, si Armada es bueno o peligroso. Y como no veo que tú vayas a dar tu brazo a torcer, la cosa está bastante clara: uno de los dos sobramos en este país. Uno de los dos está de más. Y, como comprenderás, yo no pienso abdicar».

[Extractos de dos libros de Pilar Urbano: «El precio del trono» y «La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar». Y de la intervención de Pilar Urbano en la tertulia celebrada en el Ateneo Madrid Veintiuno de Unificación Comunista de España el 28 de junio de 2014. Pilar Urbano es una de las más relevantes periodistas de investigación españolas. Libros como «Yo entré en el Cesid» o «Con la venia, yo indagué el 23-F» son claves para comprender nuestra historia reciente.]

Joan E. Garcés: Una monarquía más intervenida que soberana

«El apoyo a la dictadura fue proyectado por EEUU más allá de la persona del general Franco, según directrices elaboradas para el área mediterránea por el Consejo Nacional de Seguridad el 24 de abril de 1952. (…) ‘Para cuando deje de mandar Franco deben hacerse preparativos para asegurar que España continúa bajo un gobierno fuertemente pro occidental». (…) Marzo de 1971: Nixon encarga al agregado militar en Italia y coronel de los servicios de inteligencia, Vernon A. Walters, la misión de transmitir a Franco que ‘España era vital para el Oeste y Nixon no quería ver desarrollarse una situación caótica o anárquica, expresando la esperanza de ver entronizado a Juan Carlos, conservando Franco la Jefatura vitalicia de las FF AA y desprendiéndose de la función de Gobierno para asegurar una transición ‘pacífica y ordenada que el propio Franco supervisaría». El Dictador dio garantías a Nixon: ‘La sucesión se llevará a cabo en orden. No hay alternativa al Príncipe. Las FF AA no dejarían que las cosas llegaran a estar fuera de control’. Vernon A. Walters (al que se imputó el golpe en Brasil en 1964 contra el presidente Joao Goulart, siendo agregado militaren ese país, y que llegaría a ser director adjunto de la CIA en 1973, con la intervención en el derrocamiento de Allende) entró en contacto con mandos militares en 1971 en Madrid (…) La restauración de la monarquía había quedado enmarcada en las coordenadas que EEUU delineaba para España.»

[Extractos de «Soberanos e intervenidos. Estrategias globales, americanos y españoles». Joan E. Garcés fue cofundador en 1966 de la Federación de Partidos Socialistas de España y asesor de Salvador Allende hasta el mismo día en que fue asesinado durante el golpe encabezado por Pinochet.]

Paul Preston: Las presiones norteamericanas a favor de Juan Carlos

«El 2 de octubre de 1970 aterrizó en Madrid Richard Nixon, acompañado por Henry Kissinger, jefe del Consejo de Seguridad Nacional norteamericano. EEUU mantenía considerables intereses estratégicos en España. Aunque encantados de que se produjera una evolución moderada tras la muerte de Franco, la principal prioridad de Washington seguía siendo conservar la estabilidad. Por consiguiente, la política estadounidense era mantener una relación operativa con la dictadura mientras ampliaba los contactos con la oposición moderada. Había también discretas presiones de EEUU para convencer a Franco de que entregara los poderes a Juan Carlos antes de que la incapacidad le privara del control sobre la transición. (…). El respaldo potencial de EEUU [a Juan Carlos] se consolidó a principios de noviembre. En un espectacular banquete ofrecido por la Casa Blanca a favor de United World Colleges, organismo del que era presidente el conde de Mountbatten [último virrey de la India y figura clave en la política británica], éste hablo a Richard Nixon sobre Juan Carlos. Cuando empezó a explicar que Washington podía ayudar al príncipe y contribuir con ello a la estabilidad de España a largo plazo, Nixon pidió a Kissinger que se uniera a ellos. Mountbatten instó a Nixon a que empleara su influencia para convencer a Franco de entregar el poder en vida. Consecuencia de su prolongada conversación fue que Juan Carlos fuera invitado a EEUU a principios de 1971.»

[Extractos de «Juan Carlos I. El Rey de un pueblo». Paul Preston es historiador y uno de los más prestigiosos hispanistas británicos. Sus obras sobre la Guerra Civil o el franquismo son referencia indispensable.]

Charles Powell: Las bases y la OTAN, una presencia permanente

«-Usted escribe en su libro que durante la Transición el embajador norteamericano Wells Stabler mandaba informes a la Zarzuela que no mandaba al presidente Suárez. ¿Se ha mantenido esa relación privilegiada de EEUU con la casa real, quizás en detrimento del Gobierno?

-Todos los embajadores americanos han tenido un acceso muy directo a don Juan Carlos y ahora a Felipe VI. Aquellas eran unas circunstancias muy difíciles. No hay que olvidar que don Juan Carlos, entre noviembre del 75 y diciembre del 78, actúo como monarca preconstitucional. Durante aquellos años participó muy directamente en el diseño de la política exterior y, por lo tanto, era lógico que eso se reflejara así durante la época de Stabler.

– ¿Podríamos decir que la Monarquía ha sido el aliado más fiel de EEUU en España?

-El Monarca, don Juan Carlos, buscó el apoyo de EEUU durante la Transición y lo obtuvo en cierta medida. (…) Debido al contexto de la guerra fría, el interés fundamental de EEUU fue garantizar el acceso de sus tropas a las bases de España y, con cierta frecuencia, antepuso esa prioridad al apoyo a la democratización (…) Don Juan Carlos fue la gran apuesta de futuro de los estadounidenses. La embajada comenzó a seguir sus pasos nada más ser nombrado sucesor de Franco a título de rey (…)

El propio Kissinger afirmaría en sus memorias que «la contribución norteamericana a la evolución española durante los años setenta constituyó uno de los principales logros de nuestra política exterior». (…) Como ha reconocido Kissinger en sus memorias, tras la «revolución de los claveles» Washington tenía más interés que nunca por garantizar el acceso a las bases españolas.  (…) Muerto Franco, la Administración Ford reanudó de inmediato sus esfuerzos por cerrar un nuevo acuerdo sobre las bases. (…) La firma del nuevo Tratado de Amistad y Cooperación el 24 de enero de 1976 —que Areilza no dudó en calificar de «excelente regalo a la Monarquía»— supuso un importante espaldarazo de los Estados Unidos a D. Juan Carlos. (…) hizo posible la visita de los reyes a Washington en junio de 1976.»

[Extractos de la entrevista a Charles Powell en El Periódico de Cataluña, el 15 de septiembre de 2015. Y de «Henry Kissinger y España. De la dictadura a la democracia (1969-1977)». Charles Powell es historiador, especialista en historia contemporánea española.]

Alfredo Grimaldos: El Rey, EEUU y el Sáhara. Historia de una traición

«Aprovechando la delicada situación que vive el régimen [Franco está agonizando] el omnipresente Walters aparece también para echarle una mano a su viejo amigo Hassan II. (…)  el director adjunto de la CIA comienza a maniobrar en favor de Marruecos, para que Hassan II se apodere de lo que, hasta ese momento, ha sido el Sahara español. Y empieza a gestarse la ‘Marcha Verde’. (…) La «marcha» la diseñan agentes de los servicios de inteligencia norteamericanos en un gabinete de estudios estratégicos situado en Londres y financiado por Kuwait. El secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, es quien da el visto bueno a la operación. (…) Vernon Walters reconoce, en su libro Misiones discretas que ayudó al príncipe Juan Carlos y a Hassan II a negociar la retirada de las tropas españolas del Sahara y la posterior anexión de la ex «provincia» española. (…) Al mismo tiempo que el príncipe visita a las tropas acantonadas en el desierto saharaui, su agente Manuel de Prado y Colón de Carvajal se entrevista con el secretario de Estado Henry Kissinger. ‘A la incapacidad del dictador habría que unir las informaciones que indican que el príncipe Juan Carlos habría negociado con la CIA la retirada española’, escribe Antonio Díaz Fernández.»

[Extractos de «La CIA en España: espionaje, intrigas y política al servicio de Washington». Alfredo Grimaldos fue periodista de investigación, especializado en la transición y vinculado a la izquierda comunista.]

Carlos Elordi: La Corona y la gran banca española

«Era previsible que las formas del franquismo no pervivieran mucho tiempo tras la desaparición de su fundador (…) Pero el entramado de poder que había detrás de esas formas sí que podía hacerlo. Está formado por la banca, los principales empresarios y hombres de negocios (…) Todos ellos se apiñaron en torno al Rey cuando éste fue nombrado tal por las Cortes franquistas en diciembre de 1975 (…) Porque Franco hizo comprender a unos y a otros, o ellos lo comprendieron por su cuenta, que el que Don Juan Carlos ocupara la Jefatura del Estado era la expresión de su poder. (…) Se ha escrito que Don Juan Carlos ya tenía contactos privilegiados con la banca cuando aún solo era príncipe. Pero los rumores de sus andanzas por el mundo de los negocios, de los favores y de las comisiones que se reciben a cambio cobraron fuerza más adelante. Empezaron a surgir poco después de 1981. (…) En noviembre de 2010, en medio de la agonía de Zapatero, Juan Carlos I recibió en Zarzuela a una comisión que representaba a cien máximos exponentes empresariales y que le entregó un documento que contenía las reformas del sistema económico y del político, incluido el de las autonomías, que esas personas consideraban urgentes. (…) Y la experiencia volvió a repetirse en 2012. Esta vez con los presidentes de las diecisiete mayores empresas españolas. Sin documento alguno de por medio y ante las cámaras de televisión. (…) Al encuentro con el Rey asistieron los presidentes del Banco Santander y del BBVA, que flanquearon al monarca, para que nadie dudara de quienes eran los que mandaban.»

[Extracto del libro de Carlos Elordi: «¿Quiénes mandan de verdad en España?». Carlos Elordi es periodista. Trabajó en Triunfo y fue corresponsal en España del diario italiano La Reppublica, así como colaborador de El País y la Cadena Ser. Escribe en El Periódico de Catalunya y eldiario.es.]

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