Un nuevo informe del UNFPA acerca del panorama general de acción humanitaria, señala que Yemen es el país en el que las mujeres y las niñas en situaciones de emergencia humanitaria tienen las mayores necesidades después de esta pandemia.
De las crisis más graves del mundo, la mayor y más cruenta es la de este país, dado que se necesitarían cerca de cien millones de dólares americanos para atender al ochenta por ciento de la población. Más de veintidós millones de personas necesitan actualmente asistencia humanitaria y cerca de dos tercios de la población no sabe cuándo volverá a comer caliente.
Los bombardeos, los combates y ataques aéreos han destruido ciudades y Yemen es, en la actualidad, un país al borde de la inanición; una situación que necesariamente empeora cada día y se ve agravada, si cabe, por la crisis de la COVID-19.
La desnutrición, la insuficiencia de fondos, la carestía a lo largo de los años y las diversas enfermedades, han asolado a una población que ya padecía hambruna y dolor. En Yemen, el cincuenta por ciento de los centros de salud han cerrado y cerca de tres millones y medio de personas vagan sin atención sanitaria. Del veinte por ciento de los centros sanitarios, que ofrecen servicios de atención de la salud maternoinfantil, al menos una mujer y seis niños recién nacidos mueren en el parto. Es importante señalar que gracias al trabajo de las siete mil quinientas parteras que ha capacitado la organización, se salvan muchas vidas, aunque no siempre pueden hacer mucho, debido a las complicaciones que tienen muchos partos.
Empoderar a las mujeres y establecer unos ciclos de formación adecuada para mujeres y niñas sería, según UNFPA, una forma de aprender a subsistir en este país. A la ya acuciante situación de salud generalse suman los problemas de salud mental de la población, provocados por tantos años de guerra. UNFPA, consciente de ello, ha establecido al menos dieciocho líneas de atención telefónica para ayudar psicológicamente a la población afectada.