Carmen Linares clausuró el 20 de diciembre 2020 esta especialísima edición del Festival Suma Flamenca con su espectáculo «40 años de flamenco». En el repertorio, una selección de su Antología de Cantes de Mujer, del Cancionero de Federico García Lorca, de sus homenajes a Enrique Morente, Paco de Lucía y Mercedes Sosa.
Para este concierto tan especial Carmen se rodeó de artistas habituales y se notaba: Las guitarras de Salvador Gutiérrez y Eduardo Pacheco, el pianista Pablo Suárez y el batería Karo Sampela de Camerata Flamenco Project, amigos de Carmen; el contrabajo de Josemi Garzón; Ana María González y Rosario Amador, palmas y coros. Una bailaora muy especial, Vanesa Aibar y la invitada de honor, Estrella Morente. Carmen y Estrella, dos grandes damas del flamenco, en un dueto inolvidable, para interpretar cantes con letra y música del gran Enrique.
La que ya está considerada como una leyenda del flamenco, dejó una estela musical andaluza y de versos de poetas universales en un concierto único. Confesó Carmen:«Este es mi homenaje al flamenco. Me siento orgullosa de donde he conseguido llegar en la música, como artista y como mujer».
Una noche con la que culminaba el festival que pasará a la historia como el homenaje y agradecimiento a alguien tan grande como Enrique Morente. Regocija ver, en este país tan poco proclive a ello, que se recuerde y ponga en valor a sus grandes figuras. Regocija ver, a tantos artistas receptores de su legado, que a lo largo de veinte días, han dedicado hermosos espectáculos y palabras al que fue su padre artístico. Ciertamente, la decimoquinta edición de la Suma Flamenca ha sido una experiencia de las que alegran el corazón. Gracias también a su director y programador, Antonio Benamargo.
El concierto
Por tangos de Graná y el Zorongo Gitano de su amado Federico. Con la Alhambra al fondo. Así fue la presentación de Carmen en escena. Siempre bien vestida, esta vez de color azul añil. Después hizo su sentido recuerdo de Enrique Morente, sus vivencias, su cariño mutuo. De Morente y su Granada.
Ahí estuvo Miguel Hernández con «Andaluces de Jaén», esos aceituneros altivos que siguen dejándonos el alma rota. Las cosas han cambiado, pero no tanto. Y sigue después, cantando a esas mujeres sacadas de sus Cantes de Mujer para recordarlas por cantiñas. Carmen adora las cantiñas, no hay concierto suyo en el que falten.
Ella, Salvador Gutiérrez y compás para el drama de la seguiriya. ¿Qué tendrá la seguiriya que no tienen ningún otro cante ni canto en el mundo? Una seguiriya cantada por Carmen siempre tiene algo de ancestral que sigue en el presente de su voz y dramatización. Y de pronto aparece Vanesa Aibar, de negro y plata, y toda la potencia y drama de la seguiriya se hacen cuerpo con su baile. Se hace el silencio más sonoro. El drama sobrecoge.
Intervalo de concierto instrumental. Al fondo, el mar de Cádiz. Suenan las guitarras protagonistas y al fondo los graves del contrabajo, los orquestales del piano, el ritmo de la percusión. Suena a sinfonía gaditana, a los dos mares.
El hito de la noche: La celebración de Morente por Carmen y Estrella acompañadas por el piano de Pablo Suárez. Carmen, Estrella, Federico García Lorca, Camarón de la Isla y Enrique Morente en esos versos de La leyenda del tiempo. La música de Morente para ilustrar los versos lorquianos más surrealistas: Ay cómo canta la noche, cómo canta /¡qué témpanos de hielo azul levanta!. La noche y el alba levantan témpanos de hielo azul para ese sueño que va sobre el tiempo flotando como un velero…
Y ahí van, al fondo, Morente en efigie y Federico ya definitivamente en el mundo de los sueños por donde sus almas van flotando. Los ojos de Enrique son los ojos de Estrella. Y Carmen para este momento único se puso su eterno fular color fucsia, cuyo significado me gustaría conocer. Porque desde que vengo siguiendo a Carmen Linares por festivales de España, Veranos de la Villa, y salas de conciertos, el fular fucsia ha estado ahí. Toda su vestimenta cambia. Si esa prenda permanece, ella sabe porqué.
Ellas se ponen cómplices para cantar, como dice Carmen, unas cosillas. Cosillas muy flamencas que van haciendo un recorrido por los cantes del padre y amigo. Cosillas que enternecen, divierten o emocionan. Cosillas festeras para olvidar pandemias y otras realidades. Ellas crean una realidad diferente, amable.
Llega la hora festera y con ella Las vendimiadoras, de los «Poemas de Amor» de Miguel Hernández. Cante, toque y segundo baile de Vanesa Aibar vestida de bata de cola en rojo. Vanesa, bailarina, bailaora y coreógrafa, con tantos premios que ya no puede con ellos…
Finalmente llega el recuerdo de Carmen Linares a Mercedes Sosa. Y naturalmente se trata de agradecer con esa canción universal: Gracias a la vida que me ha dado tanto. Siempre hay que agradecer, lo tangible y lo intangible: Gracias Enrique por haber existido y por habernos dado y dejado tanto.