La presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, pidió este martes 3 de noviembre de 2020 que el recuerdo de Manuel Azaña, presidente del Gobierno y de la Segunda República, de cuyo fallecimiento se cumplen ochenta años, sirva para «defender, recuperar y profundizar» consensos necesarios en la actualidad.

Batet presidió en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados un acto de homenaje a Azaña en el que estuvieron presentes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, miembros de la Mesa de la Cámara, así como la sobrina nieta del homenajeado, María José Navarro Azaña, informa Servimedia.

En la España actual, dijo Batet, «no vamos sobrados de consensos» y es «infrecuente alcanzar amplios y sólidos acuerdos», por lo que recordar a Azaña en el Parlamento tiene una «significación profunda». En torno a él existe consenso de la «gran mayoría» de las actuales fuerzas parlamentarias, aseguró, y su figura es reconocida como intelectual y escritor, pero también como «referente político plenamente vigente y compartido».

De hecho, recordó, ninguna otra figura política ha sido tan citada en las sesiones parlamentarias desde la recuperación de la democracia, que coincidió con el abrazo del Rey a su viuda, en México, en 1978. Desde entonces, todos los presidentes del Gobierno se han remitido a él en algún momento y todos los gobiernos le han mirado «mostrando respeto, esperando orientación, o en busca de legitimación de sus actos y políticas».

Azaña fue «hijo y tributario» de los conflictos que le tocó vivir, aseguró Batet, y su obra de Gobierno no puede entenderse al margen de sus ideas de reforma. Tenía voluntad de reforma social, subrayó, reivindicaba un Estado fuerte, democrático y europeo, y exigía «integración y reconciliación».

Como reformista, precisó, se oponía al inmovilismo y a la inercia, pero también a la revolución, y defendía que «toda reforma profunda es más efectiva y duradera que la más poderosa revolución». El Estado lo entendía como el mejor instrumento para el desarrollo vital de ciudadanos libres y responsables. Además, fue «un hombre de reconciliación», partidario de la integración y de la convicción, y no de la exclusión.

Batet recordó las palabras de la viuda de Azaña sobre cuánto le hubiera gustado vivir la transición a la democracia, «porque él quería la reconciliación de todos los españoles» y reclamó por ello que su recuerdo contribuya a esa consolidación de consensos, también aquellos que él solo pudo desear o impulsar, pero que no llegó a ver.

Se mostró convencida de que Azaña estaría «orgulloso» de la actual democracia española y defendió su convicción de que solo desde el respeto a los otros y a sus ideas se puede construir un Estado fuerte y democrático que pueda hacer realidad la reconciliación y el impulso de un futuro para todos.

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  1. Muy buena foto, que aunque se desconoce el autor, según algunas fuentes es de 1938, cuando estaba en Cataluña poco antes de partir al exilio. Como se sabe, Azaña jugaba al ajedrez. Una curiosidad, la histórica sede de su partido, Izquierda Republicana, en la calle Mayor de Madrid, albergó muchas décadas después la sede del club de ajedrez ‘Puerta del Sol’. Otro dato, hace casi un año, se celebraron unas jornadas en su ciudad natal y patrimonio de la Unesco, Alcalá de Henares, tituladas ‘Manuel Azaña, la religión y la iglesia’ cuya imagen es un dibujo suyo donde mueve un peón en un tablero de ajedrez.

    Manuel Azaña y ajedrez

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