El pasado 3 de octubre se celebraba el treinta Aniversario de la reunificación de Alemania con la integración de la entonces llamada República Democrática Alemana (RDA) en la República Federal. Había caído el llamado Muro de Berlín en 1989, y era hora de comenzar a avanzar unidos de nuevo, cambiando de paso muchas cosas, tanto para el futuro de la Europa Occidental como para el comienzo del final de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Una vez terminada la segunda Guerra Mundial, las potencias vencedoras se repartirían el país, desmembrándose aquella tierra y pasando a convertirse en dos países. Si bien los sectores americanos, franceses e ingleses siguieron el curso establecido bajo cánones democráticos, la parte rusa pasó a convertirse en otro país, esta vez comunista, que se llamaría República Democrática Alemana, un auténtico sarcasmo, ya que era cualquier cosa menos democrática.
De esta manera, las dos Alemanias quedarían convertidas en dos países diferentes donde, tras la construcción del Muro de Berlín, los ciudadanos de uno y otro lado quedarían separados por algo tan absurdo como un muro construido a veces en mitad de una calle, dándose el caso de que una acera podría pertenecer a un país y la otra al otro. Casas separadas por la barrera desde las que se saludaban los familiares separados, hablaban en la distancia con los amigos, contemplaban la boda de un ser querido en la lejanía, oían la noticia del fallecimiento de un familiar sucedido apenas a unos metros de distancia…
No fue fácil la integración y reunificación, y ello por varios motivos. Entre otros, porque países como Francia y Reino Unido temían a una Alemania unida, con tendencias hegemónicas. Tanto, que políticos de entonces como el francés François Mitterrand, y sobre todo la británica conocida como Dama de Hierro, Margaret Thatcher, estaban totalmente en contra de la reunificación.
Por otra parte la situación de la RDA, con una economía planificada por el gobierno al estilo del sistema comunista, era una auténtica ruina. Se trataba de un país satélite de la URSS, dependiente de ella totalmente. El dirigente soviético Mijail Gorbachov era consciente de la situación, y en unos momentos en que comenzaba a aflorar la llamada perestroika no podía mantener a un país artificial de apenas dieciséis millones de personas con más de cuatrocientos mil soldados soviéticos controlando el territorio.
Pero también es cierto que la reunificación de las dos Alemanias trajo consigo una serie de traumas en los ciudadanos del Este que todavía perduran en parte de la población, acostumbrada durante muchos años a otra forma de vida. Tras la reunificación, tres millones de personas de la antigua RDA perderían su empleo ya que las empresas, todas estatales, estaban sobredimensionadas en número de trabajadores. Frente a ello, la reunificación ha significado que por ejemplo en el año 2019 el desempleo en los antiguos Estados del Este estaba en el 6,4 por ciento, mientras que en los del Oeste era del 4,7 por ciento. Es decir, había muy poca diferencia.
Con ocasión de este treinta aniversario de la reunificación, la corresponsal del periódico El País en Berlín, Ana Carbajosa, preguntaba en una entrevista al que fuera último Jefe de Gobierno de la RDA y protagonista de la reunificación, Lothar de Maizière, por qué tantos alemanes del Este querían la reunificación con la otra Alemania, a lo que éste respondía: “Sabíamos desde finales de los años sesenta que el sistema socialista no funcionaba. Los alemanes del Este esperábamos mucho en el 68, de la Primavera de Praga. Pero cuando fue aplastada y los soviéticos invadieron Praga, la distancia con el sistema se hizo mayor para muchos; sabíamos que esto no podía ser la solución histórica para nosotros…”.
Estamos hoy en el año 2020, y treinta años después de todo aquello muchas cosas han cambiado tras la reunificación. La ahora República Federal de Alemania se ha convertido en el motor económico de Europa, marca el paso en la economía, y la entonces joven intérprete de ruso y hoy Canciller de la RFA, Angela Merkel, una mujer que venía del Este, es una de las políticas mejor valoradas del mundo.