Inocencia Soria[1]

Una pena que el comienzo de la Guerra Civil paralizara la publicación en el periódico madrileño Ahora de varios reportajes dedicados a Vallecas firmados por una mujer precursora del periodismo de investigación en España: Magda Donato

Magda Donato era un nombre ficticio, un seudónimo tras el que se ocultaba Carmen Eva Nelken, la hermana pequeña de Margarita Nelken (una de las tres primeras mujeres, junto con Clara Campoamor y Victoria Kent, diputadas del Congreso en España). 

Las hermanas Nelken provenían de familia de comerciantes judíos de origen alemán y francés (su padre tenía una relojería en la Puerta del Sol), recibieron una educación esmerada y progresista para la época y hablaban varios idiomas. 

Aparte de trabajar desde muy joven como periodista, Magda Donato se dedicaba también al teatro y a la literatura infantil. Intervino en varios espectáculos con el gran renovador de la escena Cipriano de Rivas Cherif (el cuñado de Azaña) y, junto al dibujante Salvador Bartolozzi, publicó historietas infantiles y adaptaciones de cuentos tradicionales, algunas como Pinocho como personaje principal. 

Magda Donato ilustraciones
Magda Donato y la cubierta de una de sus ilustraciones

Su colaboración en la prensa del momento versó en principio sobre temas relacionados con la moda, el hogar o el teatro y, posteriormente, sobre toda clase de asuntos, en especial sobre la situación de la mujer en la sociedad (no en vano había sido una de las primeras integrantes de la UME, la Unión de Mujeres de España). 

Escribió en El Imparcial, El Liberal, La Tribuna o Estampa, entre otras cabeceras, pero sus reportajes más populares aparecieron en Ahora

El diario Ahora, que contaba con Chaves Nogales como redactor jefe, era uno de los medios de más difusión de Madrid durante la Segunda República. Presumía de firmas tan renombradas como Unamuno, Valle Inclán, Baroja o la propia Magda Donato y llegó a alcanzar tiradas de cerca de cien mil ejemplares. 

Sus reportajes son testimoniales, redactados en primera persona. Infiltrada de incógnito en determinados ámbitos, narraba su experiencia y describía el entorno social poniendo el foco en la condición de las mujeres. Algunos de sus títulos: Un mes entre las locas; Cómo se vive en un albergue de mendigas; La vida en la cárcel de mujeres; Los cómicos de La Legua; En la maternidad, etc.

En el verano del 1936 el diario Ahora tenía previsto ir publicando una serie de crónicas firmadas por Magda Donato sobre la vida en los barrios populares de Madrid. La Guerra Civil truncó el proyecto. 

El primero y último de los artículos previstos salió publicado un día después del golpe de estado contra el gobierno de la República, el 19 de julio de 1936, con el título «Como se vive en el Puente de Vallecas. Visitando hogares con las instructoras de sanidad». Era domingo. En las páginas del diario se anunciaba que el martes se publicaría como continuación otra nueva entrega de esta serie. 

Solo tres días más tarde, el miércoles 22, Ahora comunicaba a sus lectores que «el reportaje sobre Vallecas de Magda Donato que se empezó a publicar días pasados ha quedado en suspenso por la necesidad de dar paso a las informaciones gráficas de actualidad indeclinable». Y añade con optimismo: «Tan pronto pasen estas circunstancias —tal vez mañana mismo—, reanudaremos la publicación del Interesante reportaje de Magda Donato titulado Como se vive en el Puente de Vallecas»

Magda Donato como se vive en Vallecas

Pero no, el reportaje nunca se reanudó. Magda Donato publicó durante la Guerra Civil algunos artículos sobre las milicias populares o las mujeres en la retaguardia, pero ya no tuvo ocasión de dejarnos su testimonio sobre la vida en Vallecas. Terminó exiliada en México, donde llegó a ser bastante popular como actriz de cine y teatro y donde murió en 1966. 

La única entrega del amplio reportaje prometido que llegó a ver la luz es una introducción, a doble página y con fotos, en la que la periodista explica cómo pensaba proceder para impregnarse de la realidad vallecana. No proporciona datos de la situación social de Vallecas todavía (se sobreentiende que lo haría en las siguientes entregas) pero supone una aportación interesante sobre las mejoras republicanas en sanidad preventiva, en particular sobre la institución de las instructoras de sanidad (o enfermeras visitadoras) y los centros de higiene. 

Magda Donato preveía actuar como visitadora en Vallecas durante seis semanas acompañando a una de las instructoras del centro (de nombre Josefa Lencina) «Autorizada por el director del Centro de Higiene Rural de Vallecas, Francisco Ruiz Morote, he realizado cuantas visitas sanitarias he querido». El director al que menciona era un prestigioso médico que había trabajado en Cáceres como inspector de sanidad en 1928, había estudiado en Estados Unidos con ayuda de la fundación Rockefeller e impulsado los centros de higiene y la formación de equipos de enfermeras visitadoras. 

Para explicar la misión de este tipo de instructoras Donato se remonta al origen de esta profesión. Ligada al control de enfermedades infecciosas en los países anglosajones en el siglo diecinueve, se desarrolló tras la primera guerra mundial como elemento fundamental de los primeros centros de higiene del mundo patrocinados por la Cruz Roja y diversas fundaciones filantrópicas, principalmente las de Rockefeller.

En España hubo algunos tímidos antecedentes de servicios de educación higiénica, parecidos a este tipo de enfermeras visitadoras, en relación con las epidemias de tuberculosis o poliomielitis. Pero las verdaderas instructoras de sanidad son de cosecha republicana. Empezaron a funcionar a últimos de 1931 con el impulso del doctor Pascua, primer subsecretario de Sanidad de la República. En los tres años siguientes se abrieron centros de higiene en muchas ciudades «y como la instructora de sanidad es el complemento obligado del centro de higiene, tenemos actuando hoy en España 184 instructoras, veinte de ellas en Madrid» «muy pocas si se compara con los países europeos pero muchas si se compara con la situación anterior». 

Magda Donato se deshace en elogios a esta nueva profesión centrándose en las instructoras del Centro de Higiene de Vallecas: «La instructora es el lazo que une el centro de higiene al hogar de los que acuden a las consultas… Visita las casas, da instrucciones sobre cómo evitar los contagios, inculca preceptos elementales de higiene, combate errores y supersticiones, etc. y de cada una de las visitas presenta luego al centro un informe detallado en el que incluye hasta un plano de la vivienda visitada».

Dedica incluso unas líneas para animar a las jóvenes a ingresar en el cuerpo de instructoras y da las pautas correspondientes: «Se exige el título de enfermera o el de practicante o matrona. Se ingresa por oposición y el sueldo es de 3000 pesetas». 

Del Centro de Higiene Rural de Vallecas cuenta que es «de recientísima creación; el año pasado solo tenía abiertas algunas consultas; ha empezado a funcionar plenamente este año y ni siquiera ha sido inaugurado oficialmente. A pesar de ello, en el mes de abril se han celebrado en ese Centro 2316 consultas».

Magda Donato Vallecas centro higiene rural 1936

¿Qué primera impresión causa a la periodista el Puente de Vallecas? La lógica, nada que no pudiéramos esperar. De familia bien, Magda Donato vive en el barrio de Salamanca. Para sumergirse en el ambiente relata cómo a las ocho de la mañana cogía el metro en Lista hasta Puente de Vallecas «no más abandonar la Avenida de la República (actual Avenida de la Albufera) y alejarse cien metros de la estación metropolitana se cae sin transición en el más triste, abandonado y miserable de los poblachos».

A sus ojos, de toda esa depauperación solo se salva el Centro de Higiene Rural recién construido que ocupaba el edificio que hoy funciona como Centro de Salud Mental de Peña Gorbea, con acceso por el Bulevar y por Martínez de la Riva. Lo describe como «hotelito flamante, de encendidos ladrillos y de traza moderna que brilla con alegría chocante en medio de la pobre fealdad ambiente». 

Lo dicho, una pena que no hayamos tenido oportunidad de conocer el reportaje completo. 

El ejemplar de Ahora está disponible en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional. 

  1. Inocencia Soria, bibliotecaria, exdirectora técnica de la Biblioteca Central Militar

8 COMENTARIOS

  1. Gracias por este «rescate». Seguimos descubriendo, conociendo un poco más a mujeres valiosas, tambien hechos y lugares como este de Vallecas en una época de tanta pobreza y tan convulsa.

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