Tomás Mallo1

Víctor Bermúdez, en un artículo titulado «Para qué sirve un ateneo», publicado en octubre de 2020 en un diario extremeño con ocasión del veinte aniversario del Ateneo de Cáceres, dice que cuando la vida política está encerrada en los parlamentos y la intelectual en las instituciones académicas, los ciudadanos necesitan espacios para dialogar sobre racionalidad, tolerancia, honestidad, generosidad, moderación, igualdad, etc…, sin las que no es posible alcanzar el desarrollo intelectual y moral y la «amistad cívica» que exige una sociedad civilizada.

Esto es lo que pretendemos desde la Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid que ahora celebra su bicentenario. Desde que recuperamos la Sección Iberoamericana cerrada desde la Guerra, a propuesta de José Prat García, a finales de los años ochenta del siglo pasado, hemos trabajado dialogando y reflexionando, latinoamericanos y españoles, para un mejor conocimiento de la realidad latinoamericana y la mejora de sus relaciones con España.

Por eso somos conscientes de que para conocer América Latina, además de recorrer la región, hay que escuchar a los latinoamericanos y trabajar con ellos. Y si a ello, unimos la realización de una humilde actividad editorial (libros, artículos, informes e investigaciones), podemos hablar del modesto americanismo de la Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid, considerándonos siempre parte de la «sociedad civil».

Permítaseme relevar el valor de ese diálogo refiriéndome a algunas actividades, de distinto signo, de la Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid. El primero, el homenaje a la revista Cuadernos para el Diálogo, en el que se puso de manifiesto -al decir de Nicolás Sartorius– la importancia, también en nuestros días, de «transar» o lo que es lo mismo, de llegar a un acuerdo después de ceder las partes algo en sus iniciales exigencias. El segundo, el desarrollo de un pequeño proyecto denominado «América Latina en la conciencia de la España actual» dialogando con académicos y periodistas sobre el importante papel que juegan la educación y los medios de comunicación en las relaciones de España con América Latina. Y la tercera, reivindicando la necesidad de elaborar un Plan Iberoamericano con la participación de todos los actores españoles que actúan en la región.

Conviene poner énfasis en que la presencia de España en América Latina está muy debilitada en los últimos años. No hemos coordinado a todos los actores españoles que actúan en la región, no hemos aprovechado la presencia latinoamericana en nuestro país y no nos hemos preocupado de estudiar las culturas nacionales y locales para conocer y comprender la realidad latinoamericana. 

Los centros pensantes gubernamentales hablan, entre otras cosas, de promover una política de Estado, aumentar las relaciones bilaterales, trabajar conjuntamente en problemas globales, mejorar la imagen de España, afrontar con decisión los debates históricos, adaptar la dimensión iberoamericana a las circunstancias actuales, profundizar la dimensión europea, definir una estrategia hacia América Latina, recuperar la presencia de la cooperación española impulsando la cultura y la educación superior. Todo ello es importante, pero añadimos que quizás convendría que España deje de ser un «primus inter pares» y se convierta en un país facilitador para trabajar y ayudar a las sociedades latinoamericanas.

Considerando que el Ateneo de Madrid es una institución fundamentalmente cultural, deberemos poner énfasis en la cooperación cultural con América Latina ¿Seremos capaces, por ejemplo, de promover un Pacto Social Cultural? La cultura juega un papel cada vez mayor en las ciudades y en los poderes locales, teniendo en cuenta las realidades diversas existentes, lo que nos invita a respetarlas, aceptarlas, estudiarlas y difundirlas. Para todo ello necesitaremos alianzas público-privadas.

Ante los efectos devastadores de la COVID-19 que posiblemente dificultarán aún más las relaciones entre ambas regiones, la Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid pretende abrir un proceso de diálogo entre las ciudadanías de aquí y de allá para poner de manifiesto que las cosas no pueden seguir estando de la misma manera y que, en consecuencia, tenemos que ofrecer alternativas.

En los últimos meses se habla mucho y, de forma insistente, de la necesidad de un nuevo Pacto Social Global, pero no nos engañemos, nadie nos va a dar un futuro mejor si no lo construimos nosotros mismos.

Así que abramos ese diálogo, latinoamericanos y españoles, con racionalidad, tolerancia, honestidad, generosidad, moderación e igualdad, con el objetivo de conocernos mutuamente y de trabajar juntos con responsabilidad para alcanzar una vida digna. Esto es lo que pensamos y a lo que queremos contribuir.

  1. Tomás Mallo es el presidente de la Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid

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