Organizaciones indígenas de Latinoamérica piden proteger con urgencia a un pueblo de Paraguay

Miembros de un grupo ayoreo el día en que fueron forzados a abandonar la selva, 2004. Otros permanecen sin contactar. © GAT/Survival

Importantes organizaciones indígenas de América del Sur acaban de hacer un llamamiento público sin precedentes para que se adopten medidas urgentes que eviten el genocidio de uno de los pueblos indígenas no contactados más amenazados del mundo.

Inmensas extensiones del que una vez fuera el gran bosque del Chaco han sido deforestadas a su alrededor. Los ayoreos sobreviven ahora en una isla de bosque cada vez más reducida rodeada por un mar de destrucción. La zona registra la deforestación más rápida del planeta. 

Aunque en 1993 integrantes contactados de este pueblo ya presentaron ante las autoridades una reclamación formal de tierras, solo les han devuelto algunas parcelas (tras largas batallas).

La mayor parte del bosque ancestral de los ayoreos sigue en manos privadas y está siendo rápidamente destruido para la producción de ganado. Su carne se exporta principalmente a Chile, Rusia y Brasil, mientras que la mayor parte del cuero se exporta a la Unión Europea (casi en su totalidad a Italia).

Frente a la amenaza inminente a la supervivencia del ayoreo, importantes organizaciones indígenas de toda América del Sur han lanzado un llamamiento público a la acción sin precedentes.

Entre ellas se encuentran:

  • Aidesep, Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana [representa a las comunidades indígenas de toda la Amazonia peruana).
  • Caoi, Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas.
  • Confeniae, Confederación de Naciones Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana.
  • Fenamad, Federación Nativa de Madre de Dios, Perú.
  • Onic, Organización Nacional Indígena de Colombia.
  • Orpia, Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Estado de Amazonas, Venezuela.
  • Orpio, Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente, Perú.
  • Univaja, Unión de Pueblos Indígenas del Valle del Javari, Brasil.

En su llamamiento reclaman la devolución y titulación urgente de la tierra de los ayoreo,
la expulsión de las empresas ganaderas que ocupan el territorio, y la debida protección y vigilancia del territorio para evitar una futura destrucción.

Las organizaciones y el pueblo consideran que únicamente con la intervención de organismos externos como la CIDH, la Comisión Internacional de Derechos Humanos, el Gobierno paraguayo adoptará medidas para detener la devastación en el Chaco.

Porai Picanerai, líder ayoreo de reciente contacto, dice que si el Estado sigue sin actuar cuando hacen denuncias sobre invasión de su territorio, «los ganaderos van a ocupar todas nuestras tierras, nuestros parientes van a morir y también nosotros podríamos desaparecer pronto» .

La responsable de la campaña por los ayoreos de Survival, Teresa Mayo, ha afirmado que «este pronunciamiento inédito y sin precedentes de las organizaciones indígenas por los ayoreos muestra la gravedad del momento actual».

Todas ellas, asegura, a pesar de las graves amenazas que viven sus territorios, son conscientes de la situación desesperada y urgente que atraviesan los ayoreos.

Según cuenta Mayo, durante años, las autoridades paraguayas han dejado hacer y deshacer a las empresas, presenciando, con total indiferencia, cómo arrasan el valioso bosque de los ayoreos.

Las imágenes satelitales de las últimas dos décadas muestran un ritmo de destrucción realmente espeluznante. Hoy, tan solo una fuerte presión internacional puede impedir el exterminio total del pueblo ayoreo y de los bosques que durante tanto tiempo han cuidado, concluye la responsable de Survival.

El vídeo de la campaña, realizado por Survival, muestra la espeluznante magnitud de la destrucción del bosque de los ayoreo, el ritmo de deforestación más rápido del mundo.


Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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