Miguel Casado La ciudad de los nómadas. Lecturas

Miguel Casado (Valladolid, 1954; afincado en Toledo desde 1996) es un excelente lector, con sus propios gustos e intereses, como es obvio, que sabe buscar y hallar lo que su trayectoria y su olfato le dicta en cada momento.

Poeta él mismo, no se limita en sus búsquedas a la poesía (aunque conoce muy bien este campo: Pessoa, Gamoneda, Hölderlin, etc.) sino que indaga en todas direcciones: en la narrativa (Döblin, Quignard, Broch); en el ensayo político (Lenin, Luxemburgo, Marx) y en el ensayo sin más (Barthes, Sklovsky, Lyotard), además de ofrecernos un buen puñado de autores relativamente poco conocidos, de los que nunca aparecen por aquí entre los más vendidos (Darwish, Calveyra, García Vega……).

En resumen este libro, ‘La ciudad de las nómadas’, es un verdadero repaso por sus lecturas a lo largo de más de cinco años, en notas (que no meras reseñas) profundas y trabajadas, vinculadas y enriquecidas con toda su sabiduría lectora previa.

El libro no es tanto un panorama crítico o enciclopédico de la literatura de esos años, sino un itinerario personal por temas y autores que a Casado le son cercanos. Temas que me consta que siempre le han interesado, como Mongolia, por ejemplo, o la imbricación Comuna de Paris, hasta Rosa Luxemburgo, Alfred Döblin, Viktor Sklovski o Ulrike Meinhoff, por citar sólo unos cuantos nombres.

En el terreno de la poesía, encontramos lecturas y sabios comentarios en torno a su admirado (y estudiado) Fernando Pessoa, pero también sobre Friedrich Hölderlin, Carlos Piera, Hilde Domin, el conde de Villamediana, Bernard Noël (a quien Casado ha traducido), Gamoneda o su también muy querido y recordado José Miguel Ullán.

En estas notas de lectura, Casado no plantea una mera reseña periodística, informativa o divulgativa, sino una cala profunda en las intenciones de cada autor, relacionándolo con su tiempo y su circunstancia, y con otras lecturas colaterales, que pueden darnos pistas para ubicarlo y entenderlo mejor.

Un libro, en suma, para aprender, para profundizar en autores que ya conoces, y descubrir a muchos otros que estaban en la recámara; para rastrear las relaciones entre lo poético (sea en el género que fuere) y lo real. Y para entender cómo las tensiones de la vida (también las sociales, las políticas) forman parte de la materia de la que se nutre la verdadera, la buena literatura.

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