Médicos Sin Fronteras (MSF) se ha visto obligada a cerrar el centro de aislamiento de COVID-19 que había instalado en la isla griega de Lesbos, después de que las autoridades locales impusieron varias multas a la organización, con potenciales cargos penales, relacionadas con la normativa urbanística.

MSF condena rotundamente que las autoridades no hayan encontrado una solución para mantener abierto el centro de aislamiento cuando todavía existe el riesgo de que la COVID-19 se propague por el cercano centro de recepción de Moria, donde más de quince mil refugiados viven hacinados y en condiciones insalubres.

MSF centro Covid Lesbos pruebas © Enri Canaj
MSF: centro Covid-19 en Lesbos, pruebas © Enri Canaj

El centro de aislamiento de COVID-19 de MSF en Lesbos abrió sus puertas el 6 de mayo, como resultado de los esfuerzos de organizaciones médicas de toda la isla y con el apoyo de funcionarios públicos y del hospital local. El centro de aislamiento era el único lugar en Lesbos que brindaba un espacio seguro donde podían aislarse y recibir atención las personas de Moria que presentaban síntomas de COVID-19.

Desde el 1 de julio, las autoridades locales han impuesto varias multas y posibles cargos penales al centro de aislamiento relacionadas con regulaciones de planificación urbanística. Esto ocurre a pesar de que el centro era parte del plan de preparación de emergencias establecido por el Ministro de Migración y destinado a prevenir la propagación de la COVID-19 entre las personas que viven en el centro de recepción de Moria.

Las quince mil personas que actualmente se encuentran en Moria tienen poco espacio y un acceso limitado a agua y jabón, lo que hace imposible llevar a cabo las medidas preventivas como el distanciamiento físico y el lavado regular de manos.

Más de trescientas personas de alto riesgo, debido a su edad o condición médica crónica, así como a sus familias, permanecen atrapadas en estas peligrosas condiciones, y MSF insiste en la necesidad de una evacuación inmediata de todas las personas vulnerables, incluidas las de alto riesgo de contagio de COVID-19, desde Moria a un lugar más seguro.

«Esta no es la primera y probablemente no será la última vez que nosotros y otras organizaciones humanitarias debemos hacer frente a este tipo de trabas por tratar de cubrir las necesidades que descuidan las autoridades europeas y griegas en la asistencia a los migrantes y refugiados», afirma Bertand Perrochet, director de Operaciones de MSF.

Sostiene que «durante los últimos cinco años, hemos visto el terrible daño que las políticas de contención infligen a las personas atrapadas en los centros de recepción en las islas griegas. Ahora, en medio de una pandemia, se ha impedido a Médicos Sin Fronteras responder a un riesgo de salud pública que las autoridades han desoído».

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