Según el informe Alto a la guerra contra la niñez 2020: el género importa, de Save the Children, las guerras y los conflictos se están intensificando y son cada vez más letales para la niñez. Si bien menos niños y niñas viven en zonas de conflicto, el documento señala que la cantidad de casos infantes que viven violencia extrema alcanzó un pico histórico.

La investigación que ha realizado esta organización revela que unos 415 millones de pequeños vivían en zonas de conflicto en 2018. Sin embargo, la cantidad de violaciones graves, entendidas como los peores crímenes que puedan cometerse contra la niñez, aumentaron significativamente. Esto refleja que los menores que viven en zonas de conflicto están expuestos a una mayor probabilidad de ser asesinados o mutilados, reclutados, secuestrados, abusados sexualmente, a que sus escuelas sean atacadas, o que se les niegue el acceso a la ayuda.

Las niñas están más expuestas

El estudio señala que las niñas están mucho más expuestas que los niños a ser víctimas de abuso sexual o forzados al matrimonio infantil. El 87 % de los casos de violencia sexual verificados involucraron a niñas, mientras que el 1,5 % fueron perpetrados contra niños. Somalia y la República Democrática del Congo fueron los países más peligrosos para ellas.

Vídeo de la ONG Save the Childen denunciando la situación de los niños y niñas en conflictos

Entre 2005 y finales de 2018, hubo casi 20 000 casos verificados de violencia sexual contra ambos sexos. Esta cifra es apenas la punta del iceberg, dado que la violencia sexual, que llega a ser empleada como táctica de guerra, muchas veces es invisibilizada debido a las barreras sociales.

Tan solo en 2018, la violencia relacionada con los conflictos hizo que, al menos, 12.125 pequeños resultaran muertos o heridos; esta cifra es un 13 % superior a la del año anterior. Por otro lado, los niños estuvieron mayormente expuestos a los asesinatos y las mutilaciones, los secuestros, y los reclutamientos por parte de fuerzas o grupos armados.

Respecto a los adolescentes, los hombres están más expuestos que las mujeres a ser asesinados durante un conflicto armado, ya que es más probable que sean un blanco directo. Cuando las niñas son asesinadas o gravemente heridas, en general, se debe al uso de armamento explosivo que mata indiscriminadamente en áreas urbanas o pobladas, en las que alcanza hogares, calles o los mercados más concurridos. Los niños también están más expuestos al reclutamiento por parte de las fuerzas o los grupos armados, así como a los secuestros. De los más de 2500 jóvenes secuestrados por los grupos armados en 2018, el 80 % eran varones.          

95 000 muertes

Inger Ashing, CEO de Save the Children Internacional, señala que “es escalofriante que el mundo permanezca inmóvil mientras las niñas y los niños son blanco de ataques impunes. Desde 2005, se han registrado al menos, 95 000 muertes o mutilaciones infantiles, decenas de miles de niñas y niños han sido secuestrados, y se les ha negado el acceso a la educación o a los servicios de salud a millones de niños y niñas cuyas escuelas y hospitales fueron atacados. La muerte de niños y niñas continuará, a menos que todos los Gobiernos y las partes en conflicto actúen ahora mismo para hacer valer las normas y los estándares internacionales, y para lograr que los perpetradores respondan por sus crímenes”.

Las niñas están más expuestas en los conflictos bélicos
Imagen de Save the Children

En este informe, Save the Children manifiesta que el único modo de lograr el alto a las guerras contra la niñez es que los Gobiernos y otras partes involucradas adopten e implementen planes de acción para abordar el sufrimiento de las niñas y los niños y ayudarlos a recuperarse.

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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