Un estudio realizado por un equipo de economistas alemanes ha analizado el impacto de la COVID-19 en el sistema energético y la demanda de electricidad, y han deducido que la pandemia ha bajado un siete por ciento las emisiones de CO2.

El año pasado se redujo la proporción de energía generada por la quema de carbón, hasta el punto de que los combustibles fósiles se eliminaron parcialmente del mix de la generación de electricidad y las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) procedentes del sector energético.

Según ha informado Servimedia, el trabajo liderado por el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK, por sus siglas en alemán) y publicado en la revista ‘Nature Climate Change’, muestra que la pandemia, si bien ha causado estragos en la vida de las personas y la economía, también ha abierto una ventana de oportunidad para que sea «irreversible» la actual tendencia de disminución del uso de carbón, pues las emisiones del sector energético podrían bajar más rápidamente de lo que se pensaba con el respaldo de medidas adecuadas de política climática.

«El carbón se ha visto más afectado por la crisis del coronavirus que otras fuentes de energía y la razón es simple», indica Christoph Bertram, del PIK, que explica: «Si la demanda de electricidad cae, las plantas de carbón generalmente se apagan primero. Esto se debe a que el proceso de quema de combustibles aumenta constantemente los costes. Los operadores de la planta tienen que pagar por cada tonelada de carbón. Por el contrario, las fuentes de energía renovables como las plantas eólicas y solares, una vez construidas, tienen costes de funcionamiento significativamente más bajos y siguen funcionando incluso si se reduce la demanda».

De esta manera, las emisiones globales de CO2 asociadas al sector energético cayeron un siete por ciento durante el año pasado. Sólo en mercados clave como Estados Unidos, Europa y la India, la demanda mensual de electricidad disminuyó hasta en un veinte por ciento en comparación con 2019 y las emisiones mensuales de CO2 bajaron hasta en un cincuenta por ciento.

Si bien el sector energético ha experimentado un proceso de transformación dinámica incluso antes de la llegada de la COVID-19, la pandemia ha debilitado la posición de mercado de la generación de energía procedente del carbón y ha ilustrado su vulnerabilidad, según los autores del estudio.

«Al final, ciertamente será necesario fijar el precio del carbono para reducir las emisiones al ritmo requerido y estabilizar nuestro clima. Sin embargo, los impactos de la crisis del coronavirus en el sector de generación de energía han colocado a los líderes políticos en una posición única: junto con políticas adicionales como eliminando los subsidios a los combustibles fósiles y aumentando las inversiones en energía eólica y solar, ahora es más fácil que nunca poner fin a la electricidad con alto contenido de carbono», concluye Ottmar Edenhofer, director de PIK y del Instituto de Investigación Mercator sobre Bienes Comunes Globales y Cambio climático de Alemania, uno de los investigadores de este estudio.

Ana De Luis Otero
Periodista. Doctora en Ciencias de la Información. PhD. Máster en Dirección Comercial y Marketing. Fotógrafo. Consultora de Comunicación Socia directora LOQUETUNOVES.COM; Presidenta de D.O.C.E.( Discapacitados Otros Ciegos de España); Secretaria General del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD); Miembro del CEDDD autonómico de la Comunidad de Madrid; Miembro del Consejo Asesor de la Fundación López-Ibor; Miembro del Comité de Ética de Eulen Sociosanitarios; Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland); exdirectora del diario Qué Dicen. Divulgadora científica, comprometida con la discapacidad y la accesibilidad universal. Embajadora de honor "Ñ". Representante en EASPD Europe del CEDDD Inclusive Life

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