Paula Maddox

Con tan solo doce años, Felipe Lage Álvarez ha logrado inventar un sistema para proteger a las personas frente al contagio y la propagación de la covid-19.

Con la llegada del coronavirus a nuestras vidas, la preocupación de este pequeño vecino de San Martín de Valdeiglesias, Madrid, por contraer o contagiar el virus a sus compañeros de instituto, le hizo pensar en una idea.

Así es como surgió este proyecto, recuerda Felipe, que empezó con una simple gorra y terminó convirtiéndose en un dispositivo electrónico patentado.

Felipe Lage

Fue al inicio de la cuarentena, cuando este niño decidió que quería invertir su tiempo en crear un proyecto con el que poder salvar vidas, aunque solo fuera una. Se puso a trabajar y en tan solo dos meses lo ha logrado.

«Mi ilusión es que este proyecto pueda fabricarse para poder salvar por lo menos una vida», cuenta.

«Con herramientas como el diseño 3D, diseño electrónico, impresión 3D y con la ayuda de mis padres, por fin he conseguido materializar, patentar y desarrollar una producción artesanal de un dispositivo personal de protección», explica en un vídeo donde muestra orgulloso su nuevo proyecto.

Pero este no es el único objeto que la familia Lage ha patentado. Además de la creación de esta mascarilla, Felipe ha diseñado también un maletín que, usando ozono y UVC, sirve para desinfectar y descontaminar los objetos que se hayan usado en el exterior como pueden ser las gafas o el móvil.

Habilidad, destreza, empeño e ilusión son las palabras que definen a Felipe, quien sueña con «poder conseguir los medios necesarios para fabricar este proyecto y que no se quede en un simple prototipo».

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